Leo las contestaciones que le dan al pobre Damián, y sobre todo su patética retractación y me quedo alucinado. ¿De dónde ha salido gente que sabe tanta filosofía? ¿Y esa gente lee esta página web? No es fácil creerlo. Es el inconveniente que tiene escribir como si nadie te fuera a llevar la contraria y que es un defecto que observo en esta página: cada uno se lanza a decir cualquier cosa y como piensa (mal pensado) que nadie le va a llevar la contraria, suelta todo lo que se le pasa por la cabeza. La verdad es que esa historia de la defección intelectual no la he entendido nada: Damian no se te entiende y eso es mala señal, por lo menos hablando de filosofía. A quien más se entiende es a esa buena alemana. Voy a decir dos cosas ¿sólo dos? Bueno, a lo mejor son tres.

 

Lo que más me ha gustado del Opus Dei es la formación intelectual; las cosas que se escuchan -o se escuchaban- eran cosas pensadas y que animaban a pensar. Sería muy difícil negar la libertad de pensamiento de San Josemaría; o dicho de otro modo conocer sus fuentes intelectuales. En la edición crítica de Camino, que recomiendo a todo el que tenga ganas (no creo que haya muchos), se escarba algo en esa dirección, pero en realidad se sabe muy poco.

 

Recuerdo que don Leonardo Polo explicaba que él tenía autorización para leerlo todo, todo tipo de filosofía, y explicaba que leer a Nietze era internarse en el propio infierno intelectual. El que quiera que se lo crea y el que no que discrepe.

 

Los libros siempre han sido mi gran vocación y reconozco que en el Opus Dei he podido leer muy poco. Ya he contado en otra ocasión que cuando dejé el Opus Dei tenía dos ilusiones: leer cuanto quisiera y dormir la siesta. De lo segundo no estoy orgulloso. Para leer hace falta tener tiempo, no es fácil, pero recuerdo que mi padre -biológico, aunque la salvedad sea absurda- tenía dos trabajos y fue él quien me introdujo en la lectura. Tenía  una buena biblioteca y la tiene, aunque ya ha regalado muchos libros.

 

Creo que fue Wolff, al que veo que citabais por ahí y al que estudié en el Instituto -no en el Instituto Secular, sino en el de Enseñanza Media- y al que llamaban el "escolástico del racionalismo", el que dijo que si hubiese leído antes a Santo Tomás se hubiera librado de decir muchas tonterías -¡aplíquese el cuento cada uno! Y por último fue nuestro Padre, San Josemaría, el que dijo que"nosotros somos tomistas como Santo Tomás era aristotélico"; para que aprendamos libertad de espíritu y libertad filosófica.

 

¡Mucho ánimo Damian! Hay que estudiar, ya se sabe. Aunque sea un tópico.

 

Un abrazo.

 

JUAN