María_ML,

Tus pesadillas irán desapareciendo y si no desaparecen del todo, tendrás la alegría del despertar y darte cuenta de que sólo fue un mal sueño. Un mal sueño que tu cabeza todavía somatiza y tiene la necesidad de liberar aunque sea en forma de pesadilla. Al darte cuenta de que ya no estás ahí, darás gracias por estar afuera. El mundo real te recibe con los brazos abiertos y la normalidad se irá abriendo paso. ¿Tengo pesadillas por haber estado en el opus? Pues claro ¿y quién no?. Has salido del campo de concentración, no es fácil hacer como si no hubieras estado. Pero ahora estás en el mundo real, has sido liberada, ese “venid a Mí los agobiados y perseguidos del CAMINO" (del libro del fundador del opus), tiene hacerte pensar.

Con el tiempo irás quitándote todo tipo de escrúpulos que te inculcó el opus. El opus tiene la virtud de esculpir en tantos años de de-formación que lo peor de todo está relacionado con el sexto mandamiento. Y el sexto, como el primero, el segundo, el tercero, etc., es uno más. Tiene gracia que el opus no inculque el pecado de robar, mentir, coaccionar, defraudar al Estado, abandonar a los padres, matar a tantas almas hasta el punto de hacerles perder la fe, usar el nombre de Dios en vano (“Obra de Dios") etc., y machaque con el “sexto”.

En la conciencia de cada uno está saber qué es lo que está bien o no. La Iglesia Católica, en mi opinión, se ha atrevido muy poco, poquísimo, a denunciar los abusos cometidos en su seno por tantos sacerdotes, en contra del sexto mandamiento. Parece que ese tipo de pecados no son tan graves cuando los cometen sus sacerdotes (pederastia es mucho más que tú estés viviendo con tu novio sin estar casada) aunque a ellos les esconden, les cambian de diócesis y de colegios y aquí no ha pasado nada cuando deberían llevarlos a los tribunales de Justicia y expulsarlos con el cartel incluida foto de “Se busca”.

No soy quién para dar consejos (“Consejos vendo y para mí no tengo”) pero si estás feliz con tu novio, adelante. Pero ten cuidado con las prisas que algunas personas de la obra tienen, cuando salen, de casarse inmediatamente. Es como si así recuperaran el tiempo perdido, pero el amor no es cuestión de prisas. El amor es cuestión de tiempo y de conocimiento. “Salir de Málaga para entrar en Malagón” (refrán castellano) te puede llevar de una esclavitud a otra, de una dependencia a otra, sin espacios para saber quién eres ni qué quieres, sin adueñarte de tu propia vida (no tienes otra) y mandar en ella. Estar siempre a expensas de alguien (padres, opus, novio, marido) sin saber manejarte por ti misma puede ser fácil pero nunca sabrás quién eres, ni qué te hará feliz, ni de lo que eres capaz. Primero sé tú, búscate la vida por ti, sé independiente, aprende a estar sola con todo lo bueno que ello conlleva y después, elige sin dependencias.

Mucha suerte,

Gema