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 Correos: Vengo siempre con la misma monserga y ¡no me canso!.- Emevé

010. Testimonios
Emeve :

Vengo siempre con la misma monserga…

¡Y no me canso!

 

 

Nadie, he visto la carta que copias para todos y la agradezco. Yo pienso casi igual que tu amiga: nuestra felicidad o infelicidad es responsabilidad propia. Y eso es algo bueno que se toque en este foro, en donde a veces pareciera que le echamos la “culpa” al opus de nuestra infelicidad, como si ellos fueran el “rejalgar” de nuestras vidas. Y no es así.

 

Esto no significa que yo no piense que el opus es malo en esencia, y si algunas cosas buenas tiene es porque se les escapa gente buena (poca) que “no se entera de nada”, que usualmente no tiene cargos nunca, y siempre anda por allí, muy feliz, muy contenta, irradiando dulzura...



En retrospectiva, sé muy bien el momento en el que me “rompí” y empecé a pedir en la oración a Dios “antes muerta que infiel”, eso es, que le pedía que me lleve al cielo ¡pronto! para poder gozar de la “alegría y paz” prometida a todos los que éramos fieles hasta el ridículo y nos exprimimos “como un limón” hasta quedar sin jugo. Ese momento tiene que ver con la frialdad y la falta de caridad de quienes se suponía eran “mis hermanas”, con un “lazo más fuerte que el de la sangre”.

 

Y, a veces, me pasa por la cabeza el pensar ¿y si en vez de “romperme” con enfermedades físicas no diagnosticadas (ni diagnosticables, porque sólo era estrés y depresión) se me hubiera roto un circuito en la cabeza de manera no visible? ¿Estaría aún en el opus? A lo mejor estaría por allí animando tertulias, cantando, siendo “la alegría de la casa” sin cargos, ni cargas y todas mirándome como de reojito diciendo “no se entera, pero es buena”, y mis hermanas me harían correcciones fraternas por mis exageradas muestras de afecto que darían la impresión de apego y yo las abrazaría más veces a todas para que vean que no es apego, sino amor. Y mis hermanas con cargo dirían “ella es así, no se entera de mucho, pero es buena”. Yo era medio “así”, y escribo esto pensando en un nombre propio que conocí, y de quien nuestras “hermanitas” hacían esos comentarios.

 

Es cierto que hay gente buena en el opus, las que conocí tenían medio “tornillo zafado”, pero eran felices. Ojo, yo quiero mucho a todas las opus que conocí (algunas ahora son ex opus hoy, y encima me hacen ir a fiestas plagadas de licor y humo, jajaja) pero las que más quise y quiero, no fueron buenas conmigo. No digo que me odien, sino que ellas son “fieles” y el sistema no las deja ser buenas, es así.

 

Por ejemplo, mi “directora” (tuve varias pero ésta me hizo pitar y despitar con la misma sonrisa), me dijo que yo tenía vocación clara como una catedral y si no la tenía, Dios, viendo mi enorme generosidad, me la concedería. Unos años después, sin despeinar su precioso cabello lacio oriental, con tinte para las canas (a mi me gustaba más cuando lo tenía canoso), me dijo que habían visto que yo no tuve nunca vocación, y que me vaya agradecida porque yo no estaba siendo infiel. ¿Un abrazo de consuelo? Lo sigo esperando (aunque ahora ya no lo necesito).

 

Otro ejemplo, mi “compañera” de los primeros meses, luego que me sacaron y cuando me mudé de ciudad a la ciudad donde ella vivía, yo la buscaba pidiendo a gritos “dirección espiritual”, nunca tenía tiempo para mí (ahora lo entiendo ¿por qué invertir tiempo en mi si yo no era pitable?), me dijo que mi opción era buscarme un marido rico, y me espantó. Y cuando me encontró en opuslibros, en lugar de decirme “oye, yo no sabía que habías pasado por esto, conversemos”, simplemente me ignoró y me enterró en su olvido. Y yo las sigo queriendo, a ellas y a todas, porque soy así. Y si las veo contentas, y siento que son felices, me alegraré infinito por ellas. Y, hasta soy capaz de no emitir pronunciamientos sobre el opus en donde ellas estén, por caridad con ellas. ¿Harían ellas eso por mí?

 

El tema es entonces, nuevamente y siempre, la estructura “normativa” y “formacional” del opus que robotiza a sus miembros y les hace muy difícil ser humanos corrientes en medio del mundo, como ahora lo soy yo, y lo es usted, amable lector. No quiero dejar de decir que esta “robotización” a la que fuimos sometidos, nos deja medio incapacitados para vivir cuando nos vamos. Y así, tenemos complejos para enamorarnos, nos creemos más listos que el promedio, nos da miedo decir las cosas de frente y a la cara, sin consultar con nadie (preferimos armar cadenas de correos hablando mal de alguien que sentarnos  a escribir, tipear y enviar lo que pensamos), en definitivo, tenemos un déficit de caridad (que en muchos de nosotros –colaboradores de opuslibros- se nota… ¡yo misma soy prueba de ello!) que es mayor en proporción inversa a lo mucho o poco “fieles” a la letra que fuimos (yo prendí ser MUY fiel, por eso el quererme y aceptarme, como primer paso para querer y aceptar a los otros, me ha costado infinito).

 

Por eso no me asusto, ni me escandalizo de mi, y por ende de nadie, por haber leído a Tolosa y haber pensado “eso no lo vi, ni lo olí, ni lo intuí, así que no tengo nada qué decir, y no diré nada para que el chico no se sienta mal”. Y no vi, ni olí ni intuí por la simple razón que en mi lugar y tiempo, no llegó a mí ningún escándalo de ese tipo. Mis fantasías pseudo sexuales eran siempre con hombres de mi edad y de fuera del opus (merde!, no he cambiado nada), y por eso nunca me imaginé que alguien fantaseara y tocara a alguien dentro del opus, de su mismo o diferente sexo. Confieso que medio idiota sí soy (imagínense que cuando el cura me preguntó –en confesión- acerca de fantasías homosexuales, yo me quedé muy confundida y tuve que hacer muchas repreguntas: jamás en mi vida había visto, oído, olido o intuido acerca de relaciones homosexuales entre mujeres –año 1993 ¡eh!- así que mucho menos sería dentro del opus).

 

PERO, no lo dudo, porque si ponen tantos reparos (confesionario con doble rejilla en centros de mujeres, dos numerarias para hablar con el cura, nunca habitaciones de a dos, doble puerta en los centros de varones donde tienen administración, y etc., es porque algo ha pasado… que yo no me haya enterado, no quiere decir que no exista). Es como yo, que ahora no dejo a mi hijo cerca de botellas de gaseosa, porque yo pensé (ni lo intuí) que a su edad no podría abrirlas, beberlas y –especialmente- vaciar su contenido sobre mis papeles. Y me equivoqué, y aprendí, y hay una regla nueva en la casa: no niños con botellas cerradas de gaseosas… es así, se aprende. Y tanta regla para ahogar cualquier atisbo de “impureza” en el opus es porque “algo ha pasado”. Por eso, Tolosa, a pesar que yo no he sabido de ningún caso así de personas conocidas por mi, no pongo en duda tu denuncia, y espero que quienes sí lo han vivido (como luci) lo sigan denunciando, de preferencia, sin irritarse con los despistados, como yo.

 

Yo siempre doy segundas oportunidades a todos en la vida, y las tomo, y si no me las dan, me las agencio para obtenerlas, como ahora, que aprovecho este escrito para repetir que donde no hay caridad no hay Dios, y en el opus no hay caridad (lo vi, lo viví, lo olí, lo sentí… pero no lo intuí).

 

Y, también repito, al salir del opus, muchas de sus estructuras (fiarnos sólo de la cabeza, ahogar los sentimientos, no vivir la caridad) se quedan con nosotros; y, es nuestra responsabilidad personal el construirnos. Denunciar, sí, eso es bueno para los que vienen detrás, pero reconstruirnos es nuestro primer deber de caridad con nosotros, y OJO, no puede amar a nadie, quien es incapaz de amarse a uno mismo.

 

También le doy segundas oportunidades al resto, incluso a la gente del opus que conocí y (por ser fieles) me causaron dolor… no hay rencores, me da pena que se crean santas, y no lo sean (y alguna maldad hagan), pero no puedo decir que yo soy mejor que ustedes, en ningún aspecto. Lo único que puedo decir es que, pensando distinto, yo siento que podemos seguir queriéndonos y siendo amigas. ¿Ustedes pueden ser amigas de una ex opus que cuenta –y no dejará de contar- lo que vivió dentro?

 

Saludos a todos.

 

Emevé




Publicado el Monday, 18 May 2009



 
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