Para quienes no vieron, ni oyeron, ni intuyeron, ni olieron:

No escribo para que me crean, No.  Escribo porque es verdad, lo sé yo, lo saben ellos, lo sabe Dios.

Sí hay abusos sexuales, sí hay personas del opus dei con problemas de sexo,  sí hay sacerdotes que abusan fuera  de, y en el confesionario.

Dios sabe que sí…y yo lo vi, lo olí, lo oí,  lo viví. No tuve necesidad de intuirlo.

Al fin y al cabo, si son del opus, no debe ser grave,  para eso está "la santa desvergüenza”  que les enseñó  el fundador  y todos allí cuando de sexo se trata, dicen: "yo ni vi, ni olí, ni intuí".

Antes de continuar con mi aseveración sobre algunos sacerdotes del opus y el manejo su sexualidad, explico por qué “los de casa”,  no pueden ver, ni oír, ni oler, ni intuir...

Santo Tomás de Aquino,   habla sobre el “embotamiento de los sentidos”, pero prefiero tratar este embotamiento  de  otra manera, científicamente este embotamiento se llama:

1.    Anosmia: algo  le pasaba a  la nariz de Napoleón quien, supuestamente, exhorta a su Josefina, luego de una de sus conquistas militares: "no te bañes, que estoy de regreso…"

La anosmia es la pérdida total del sentido del olfato (a: sin, nosmia: olor).

La pérdida del olfato en una persona puede lograrse a través del hipnotismo, basta que el operador  le sugiera al sujeto en experimentación que no sentirá ningún olor.

Por lo tanto, puede ser sólo enfermedad sicológica. (Yo no olí), basta con que te digan: “Acá eso no huele”, o “déjate de historias”, para que no se perciba el olor.

La misma experiencia puede hacerse con los otros sentidos.

2.    La ceguera

Hay gente que se empeña en no querer ver la verdad, ya sea porque le da miedo, porque no le gusta o porque simplemente está mejor creyendo sus propias mentiras.

Pues bien, la persona realmente se pone una venda ante sus ojos para no ver la realidad, ya sea porque le tiene miedo o porque no la quiere ver, pero realmente está ciega. Y decimos que realmente es ciega porque no quiere ver, no porque tenga alguna discapacidad congénita, o un  problema de salud física,  que les impida ver, sino porque no quieren. Por eso decirmos que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y aunque no la veamos, la realidad, la verdad, está ahí, ahí esta. Es posible que por eso  Ruta y los demás “no vieron”.

José Saramago no ilustra, con la  novela: “Ensayo sobre la ceguera”,  lo que sucede cuando todos “en casa”, se quedan ciegos: Un señor que conduce, y que de repente, ante un semáforo en rojo, se queda ciego. Pero no una ceguera normal: en un abrir y cerrar de ojos lo ve todo blanco. (en el opus todos se ven a sí mismos y  a los de casa puros y castos). En su desesperación, este señor acude a varias personas para consolarse ante tal desgracia  con la esperanza de curarse o al menos de comprender el origen de su repentina tragedia.

La consecuencia directa es que todo aquel que ha tenido contacto, por mínimo que sea, con ese señor,  (con el opus), se vuelve igualmente ciego. Esto es así hasta que la epidemia, de carácter exponencial, obliga al gobierno a intervenir para aislar a los infectados, que hasta ese momento son centenares, y mandan a los militares a expulsarlos a un edificio.

Allí los protagonistas, de los que ningún momento el narrador se molesta en decirnos sus nombres, malviven en unas condiciones inhumanas. Al principio la situación, a pesar de que  están desesperados por su ceguera, es tolerable, pero conforme avanzan los días y las dosis de provisiones se reducen (por miedo de los militares a infectarse), se forman clanes, las mujeres son obligadas a prostituirse con el fin de intercambiar comida robada; la higiene y la salud comienza a obviarse por completo, el miedo y la resignación se apoderan de los ciegos. (cualquier parecido con  la realidad… leeos el libro).

3.    La intuición

“Según algunas teorías psicológicas, se le llama intuición al conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación, y por lo tanto no puede explicarse o, incluso, verbalizarse. El individuo puede relacionar ese conocimiento o información con experiencias previas, pero por lo general es incapaz de explicar por qué llega a una determinada conclusión. Las intuiciones suelen presentarse más frecuentemente como reacciones emotivas repentinas a determinados sucesos o sensaciones que como pensamientos abstractos elaborados”.  El que intuye no razona, esto coincide exactamente  con el modus operandi del opus.

4.    La sordera

Que un sacerdote del opus tenga una amante y hasta dos… no es grave, es más grave dejar de rezar jaculatorias,  esto último se comenta en el confesionario, pero  lo anterior… se guarda con siete cerrojos.

La persona que sufre sordera sicológica tiende a rechazar todo comentario o información que contradiga o ponga en duda a sus previsiones y convicciones más profundas, aunque éstas choquen evidentemente con los datos de la realidad. La imposibilidad de escuchar comentarios negativos de  la persona que ama, lo lleva a cerrar sus oídos.

Regreso ahora sí, a mi situación y  la situación de otras personas que “acerqué al confesionario” con la más sana de las intenciones.

Si no fuera verdad, si no tuviera nombres, si no hubiese más testigos, no me atrevería a mencionar mi caso en esta página. No porque no “se vea, se huela, se escuche o se intuya”, como en el caso de Ruta, quiere decir que “en casa” no pasa. En todas partes se cuecen habas, ¿y porqué iba a ser el opus dei la excepción? ¿Aún siguen creyendo eso de ser perfectos?  ¿Por qué hablan tanto de la pureza, si no es porque “pasa”?

Si bien el Padre Cutie ha faltado a su promesa del celibato, ha sido honesto asumiendo su responsabilidad.  No se le acusa de haber abusado del confesionario, ni de una dirigida espiritualmente. Tiene una mujer. ¿Podrían imaginarse un sacerdote del opus con dos mujeres al tiempo? Hasta donde sé, se le descubrió la relación con ambas, y hasta donde sé, sigue como si nada.  

A otro, que aprovechó el confesionario y su despacho para sus deslices (muy graves por cierto) sólo se le trasladó de sitio, como si el lugar o las mujeres de aquél lugar fueran las culpables y no él. La fiebre no está en las sábanas…

Siguen siendo del opus.

Otros se han retirado, con hijos concebidos en el sacerdocio, pero su situación comenzó siendo del opus. Entonces no quiero oír decir “que son casos aislados, individuales” porque la prelatura está compuesta por individuos… de carne y hueso.

No me escandaliza que los sacerdotes “se deslicen”, no entraré en una discusión sobre el celibato sacerdotal.  

Me irrita la pretensión de castidad que desean darse,  como la pretensión de caridad, que por esta página y por experiencia, todos sabemos, en el opus,  es más que deficiente.

¿Por qué tanta defensa de los  supuestos castos? Es más grave faltar a la caridad, según la Iglesia y las Sagradas Escrituras, la caridad es la virtud por excelencia, no la castidad. Seréis juzgados por el amor, dice la Biblia.

Termino con unas denuncias textuales de Ruta,  y es muchísimo más grave, gravísimo, que lo que ha hecho el P. Cutie:

“Hay cosas en el Opus Dei que son un clamor: la manipulación de las conciencias. de la vocación, de la voluntad de Dios, la presión psicológica, la deshumanización de los directores. Hay cosas que son evidentes y que todos hemos conocido en directo”.

(La omisión de las mayúsculas son a propósito)

No pido perdón si herí susceptibilidades, hablé porque me hicisteis hablar y tengo la verdad a flor de piel.

Agradezco a Dios por esta página.

Luci