Siento no haber leído y contestado antes tu escrito, querido Tolosa. Quiero que sientas, desde lejos, mi apoyo y mi comprensión. Y siento mucho que hayas pasado por una experiencia traumática y que ensucia tanto al que provoca ese dolor, no al que lo sufre. 

Lo que no es extraño es que las personas que conocieron esa vejación quisieran ocultarla, parece que es costumbre en la Iglesia hacerlo, y el opus no va a ser menos, para luego tener que sacarlo a la luz y sufrir un deterioro en su imagen pública y un deterioro en la fe de sus fieles. No entiendo por qué se da esta actitud, nefasta, y como no la entiendo, la denuncio.

Si en el Opus no existen los que abandonan la vocación, no existen oficialmente, sólo desaparecen, cuánto más van a existir los abusos sexuales. Es algo que denunciar para que esos delincuentes estén a buen recaudo en la cárcel y expuestos a la vergüenza pública. ¿Dónde estará ese Director?¿dirigiendo un club de bachilleres?¿buscando vocaciones entre los adolescentes?

Gracias a Dios esto no es frecuente en el Opus, pero con que te hayan hecho daño a ti, es demasiado.

Un beso

Inés