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 Tus escritos: Mis años de agregado (15).- Israel Zepeda

076. Agregados
Israel Zepeda :

MIS AÑOS DE AGREGADO (15)

 

La década de los 90´s

Parte I

 

Israel Zepeda

 

 

En mi artículo anterior hablé acerca de la figura y personalidad de Don Florencio Sánchez Bella durante su paso por la labor de agregados. En esa etapa hubo cambios en el consejo local. Sale Rodrigo M. como director y llega Esteban M. Los subdirectores permanecieron (Luis Fernando V. y Héctor L.). La estancia de Esteban en la labor fue breve ya que meses después partió a Hungría a iniciar la labor junto con otros. Su trato era afable. Recuerdo que en la labor de jóvenes no se apareció mucho debido a que él estaba encargado del grupo de los agds  [agregados] mayores y Héctor L. estaba con nosotros...



Para ese entonces el ambiente en nuestro centro empezó a sentir mucha presión por parte de los directores ya que la afluencia de nuestros invitados y amigos empezó a disminuir y esto se debió a que había una cierta política de que la gente que asistiera a la labor cubriera un cierto perfil: Estudiantes de primeros semestres y que tuvieran cierta docilidad a la asistencia a los medios de formación. Esto posiblemente se debió a que en esos años asistían algunos estudiantes de la UNAM, la UAM y la UP, principalmente, con cierta formación crítica y que cuestionaban los temas que se tocaban en los cursos básicos, círculos y temas en general. Fue una etapa muy interesante ya que conocimos a gente de mucha valía y que con los años varios de nosotros hemos mantenido su amistad. Ellos no se incorporaron al Opus Dei. Recuerdo a algunos: Edgar M. (Ejecutivo de Cuenta), Marcos R. (Entrenador de Perros), Ricardo C. (Abogado), Guillermo M.(Pedagogo), Jorge A. (Ingeniero), Rubén T. (Ingeniero). Leonardo F. (Periodista), Salvador E. (Ing. Químico), Sergio Arturo A. (Contador), Alfredo A. (Filósofo), Manuel O. (Dr. En Filosofía), Roberto R. (Ingeniero), Gil S. (Dr. En Matemáticas), Hugo Z. (Actuario), los Hnos. César y Gustavo de la C (Los dos ingenieros).

 

Para entonces empezó un cierto desencanto ya que hubo momentos en que era más importante el número de gente que asistía a los medios de formación que un verdadero afán de hacer amistad con ellos. Fue en esa época en que empecé a valorar más la amistad verdadera que los lineamientos que se nos decían cada semana en el círculo. El colmo de esta situación fue un sábado en que Héctor L. se disparó un círculo “breve” con más de dos horas de duración y el tema era recurrente: Los amigos a invitar a los medios de formación y que era lo que Dios nos pedía en ese momento. Los que estábamos en ese círculo nos mirábamos las caras con cierto fastidio por el tiempo excesivo del mismo. Hubo momentos en que el mismo Héctor L. no te dejaba salir del centro solamente porque se le pegaba la gana y la explicación era “¿A que vas? ¿Con quién vas?, Acaso no es pérdida de tiempo lo que me dices, bla, bla, bla...” En otras ocasiones te hablaba a altas horas de la noche y no precisamente para saludarte sino para darte indicaciones de hablarle a zutanito y a fulanito para que fuera a la meditación del sábado.

 

En el ambiente se empezaba a sentir ya la ausencia de varios que empezaron a dejar la prelatura: Gabriel E., Raúl A., Luis Fco. M., Juan Antonio G., Aarón C., Isaac L., Jorge M. y la explicación era la misma:”No perseveraron pero encomienda a las nuevas vocaciones para que perseveren”.

 

Para esos años empecé a trabajar en una labor corporativa. Desde que entré era muy evidente la separación entre numerarios y los pocos agregados que trabajábamos ahí. Nos daban los trabajos que los numerarios no querían hacer: Ir por los grupos a la misa mensual, llevar a los alumnos a la comunión diaria, pasar la lista de confesiones, dar clases en los tres primeros años de primaria, entre otros. Pero a los numerarios les daban los grupos de primaria superior y secundaria, les pagaban mejores sueldos y prerrogativas para faltar al trabajo por causa de cursos anuales, retiros y convivencias de San Rafael. En cambio para nosotros y los demás trabajadores del Colegio era todo un ritual el pedir faltar un día de trabajo por alguna razón real y justa. En cambio a los numerarios no se les cuestionaba nada.

 

Los profesores nos veían como bichos raros ya que teníamos nuestro propio cubículo de trabajo y no convivíamos en la sala de maestros. Sin embargo yo empecé a romper con este círculo vicioso al grado de que los mismos profesores me llegaron a invitar varias veces a sus reuniones en casa de alguien o en alguna cantina del centro de la ciudad. En verdad hago un gran reconocimiento a varios de ellos ya que me ayudaron mucho en mi trabajo como docente y se estableció una verdadera amistad que perdura hasta el día de hoy. Algunos todavía trabajan ahí y otros ya dejaron el Colegio: Edgar C., Damián O., Juanito J.,Pedrito P., Juan F., Juan Carlos O., David B., Jaime C., Rafael T., Bernardino M., El Dr. Olivo (Supernumerario ya fallecido), Dr. Francisco O., y el Padre Juan Manuel D. (Supernumerario de la SSS+) .

 

Ahí mismo, en las tardes, era un Bachillerato Técnico. Daba clases de formación junto con otros agds (Javier S., Arturo Ch., Sergio M.Q., Juan de Dios M.,José Luis R.). Algunos supernumerarios apoyaban con las preceptorías. En esa época trabajaba en el colegio Guillermo G. (fue numerario), abogado. En una ocasión llegó a clases con unas “copitas de más”. A los alumnos presentes les pidió el cuaderno de Derecho para firmárselos. Cuando plasmaba la firma en el cuaderno era de tal tamaño que se podía ver a 20 m. de distancia, como si fuera la constitución de los EU. Varios de los alumnos no llevaban el cuaderno y le presentaban de otra materia. El buen Memo de todas maneras plasmaba su firma.

 

El bachillerato de la tarde trabajaba de manera muy eficaz. Varios de los alumnos asistentes eran de diferentes edades, la gran mayoría trabajaba y con los estudios buscaban superación. No se necesitaba de propaganda para anunciar al colegio ya que varios llegaban por recomendación de amigos y familiares. Aquí conocí a dos grandes amigos: Carlos Camino (Contador de gran prestigio. Falleció de un ataque de asma en E.U. ) y a Uriel S. (Hoy compadre mío).

 

Unas anécdotas simpáticas: En una ocasión pasé al salón de computación a preguntar si alguien quería salirse a confesarse. Juan Carlos R., que era el profesor en ese momento, hizo el siguiente comentario al grupo: “Aprovechen jóvenes, a ver si confiesan de que no estudiaron para el examen”. En ese momento uno de los alumnos que salía a confesarse el profesor le dijo: “Y tu dile especialmente que eres un huevón” a lo que él contestó: “Sale vale”.

 

En otra ocasión fuimos a comer a casa del Prof. Bernardino. Nos trajo para la comida barbacoa y curado de fresa (pulque) traído directamente del estado de Hidalgo. La verdad el curadito de fresa estaba riquísimo y varios de los asistentes gozamos del elixir de los Dioses Aztecas. Ya entrada la tarde varios de los ahí presentes necesitábamos regresar al Bachillerato ya que impartíamos clases o se atendían las preceptorías. Pues ahí vamos 6 personas apretujadas en un VW Brasilia. Con el golpeteo de los baches-topes existente en el camino se nos fermentó el pulque ingerido. Al llegar a clase ya estaba bastante contento. Recuerdo que solamente entré de manera abrupta al salón y me puse a apuntar en el pizarrón el tema del día. Al terminar dicho apunte me senté en el escritorio y quedé en fase de dormitación. Lo simpático del asunto es que uno de los alumnos ahí asistentes, Eduardo R. (Fue Supernumerario por unos meses. Lo hicieron pitar y después lo obligaron a salirse del OD) había estado conmigo en la reunión y venía igual o peor que yo. Resulta que en las mañanas Eduardo era Profesor de Inglés y en las tardes era alumno del Bachillerato. Sus compañeros le decían “El Profe” y era un tipo excelente. Aqui hago un breve paréntesis con respecto a lo que comentaba en mi escrito anterior. El caso de Eduardo para que pitara de sn [supernumerario] fue una etapa de prueba ya que Don Florencio lo presionaba para que se hiciera agregado. No soportó la presión y se fue del Colegio y del Opus Dei a los pocos meses.

 

En mi siguiente escrito comentaré algunas otras vivencias en el Colegio así como mi salida del mismo.

 

Para cualquier comentario: Israel.zepeda.mx@gmail.com

 

 

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Publicado el Monday, 13 April 2009



 
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