Calandria:

Te he leído, pero vas a excusar que no cite exactamente tus palabras, porque lo que me ha llegado de ti es todo sentimiento, y los sentimientos, como decía por ahí una canción, no tienen palabras. Pero es que además deben ser como el agua que uno trata de atrapar entre los dedos. En el intento, me he quedado con un sentimiento tuyo, para que veas que te creo, que te aproxima a nosotros. Es el del sufrimiento. Y sólo una cosa se me ocurre decirte, Calandria: ven.

No temas. Te lo digo en serio. Lo que te digo no se lo he dicho a nadie. Ya quedé bastante saturado entonces de afán proselitista como para andar ahora de reclutador inverso aquí, donde nadie me lo pide ni me lleva la cuenta.

Comparto la advertencia que te hizo E.B.E. Yo mismo iba a decírtelo, pero se me adelantó, como siempre, porque yo es que he llegado a pensar que E.B.E. es un alter ego mío, más trabajador, más profundo y muchísimo más serio que yo, que me gana el pan en esta casa mientras yo duermo.

Si eres capaz de sentir. Si lo que sientes es sufrimiento, Calandria, vente. Ni un minuto más.

Un beso.

Kaiser