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 Tus escritos: Descubrimiento de la obra (IV).- Oldie

010. Testimonios
Oldie :

Una vez no fuí al círculo por acompañar a mi madre al doctor en otra ciudad y como me tocaba la charla esa semana que sí fuí, esta persona me dijo que era de personas caprichosas mayores lo que estaba haciendo mi madre conmigo y que no le hiciera caso la próxima vez que me pidiera ir a ver al doctor porque hacía que me atrasara en mis clases.

Yo era una persona que al momento de sentirme agredida o ver algo que no era justo luego luego saltaba y me ponía en defensa de lo que no me parecía pero, bien que entendí (según yo) que debía controlarme y ser tolerante y con ese comentario que me hizo me quedé callada para no hacer las cosas más grandes, pero con mucho coraje. De todos modos no le hice caso, porque ¿quién mejor que yo para atender a mi madre?...



Un día de buenas a primeras recibí una llamada de fulanita (la que me llevó a la obra) y me saludó muy cordial aunque me extrañó mucho, la saludé también en la misma forma, me comentó que ya se había enterado que era de la obra y que ella estaba muy enojada porque ¿Cómo era posible que a mí en tan poco tiempo me hayan aceptado y ella que tenía tantos años tratando de entrar no lo hubiera conseguido? Y me contó la manera tan humillante en que la sacaron del centro y que casi llegan a golpearla para que no pudiera hablar con el sacerdote porque ella pensaba que se merecía pertenecer a la obra, al final habló con el sacerdote y le aconsejó a ella que tuviera calma y que no dejara de ir a los retiros mensuales para cooperadoras... y así lo hizo. No volvimos a platicar, sólo nos saludabamos en los retiros y todavía no es de la obra.

También me dijo que le prohibieron seguir acompañandome al ropero y que tenía que cortar de tajo la amistad que teníamos. Y tampoco dije nada.

En la siguiente ocasión que fuí a círculo, la directora me comentó que no habían aceptado en la obra a fulanita porque no servía para ésta, que ella estaba mejor ayudando en las labores de la Iglesia. Yo no había hecho ningún comentario a cerca de ella, pero la directora pensó que fulanita me llamó por teléfono y me lo contó todo.

Hice mi charla con tres personas nada más, primero con la directora, que en realidad a todo lo que yo le comentaba le restaba importancia y me decía que todo lo ofreciera por Dios. Quise abrirme con ella, pero ella misma hizo que me cerrara y casi no le comentaba nada.

La segunda persona con la que hice mi charla fue la supernumeraria que nos daba los círculos, y tampoco me dió mucha confianza. Y la tercera fue otra supernumeraria.

Tuve que cambiar de día de círculo por cuestiones de transporte y fue ahí donde empecé a descubrir muchas cosas que no me gustaban y sobre todo que empecé a sentir algo raro en mi mente y mi salud.

En el círculo que entré estaban sólo personas bastante mayores que yo y una de ellas era la señora con la que fuí al ropero. Al presentarme con todas, una de ellas dijo: ¡Qué chiquita estás... vas a ser nuestra mascota!... (ni que fuera perro). Al momento de empezar el círculo, ví que era la señora que nos dió la mayor parte de las clases de orientación familiar y a decir verdad, me simpatizaba mucho por la facilidad y claridad con que impartía las clases. Ella fué la última persona con la que hice mi charla.

Poco a poco me dí cuenta que lo que decían en las clases de orientación familiar también lo repetían mucho en los círculos y ya no me gustó mucho porque no sabía porqué de Dios sólo hablaban 10 minutos y de la obra todo el tiempo restante del círculo. Repetían mucho eso de la pureza y que cada noche rociara agua bendita en mi cama, la manera de vertirme sin mangas... NO... falda muy corta... NO... muy maquillada... NO... corte de pelo y peinado muy llamativos... NO.. ir a la playa... NO... zapatos de tacón que hicieran ruido... NO... Vestidos, faldas o blusas muy apretadas... NO... ver ciertas películas... NO... leer libros que no me prestaran de la obra... NO, etc. etc. Y no decía nada.

Todo el tiempo me la pasaba corriendo para ir a los retiros mensuales, trimestrales, círculos y las conferencias, así que no tenía mucha amistad con ninguna persona porque siempre salía corriendo para llegar a tiempo a mi casa. Creo que esto era muy bueno para ellas porque yo no sabía que no se podía hacer amistad con ninguna y en realidad no tomé en cuenta lo que me dijo fulanita en aquella vez que me llamó por teléfono. También iba a muchas clases que impartía el sacerdote de la obra, pero a esas sí iba con gusto porque era todo relacionado con Dios.

Cierta vez la directora me indicó que empezara a dar clases a las señoras que vivían cerca de mí y estas consistían en dar el Catecismo y le respondí que yo no estaba lo suficientemente preparada para dar ese tipo de temas y me contestó que no me preocupara, que había unos libros que vendían ahí y que con ellos bien podría dar las clases. Tambíen podría dar las clases de orientación familiar y así acercar a las personas a Dios.

No quedé muy convencida, pero lo hice, junté a lo mucho cinco señoras o seis, pero de esas sólo tres estaban casadas por la Iglesia. Cuando les comenté que dos de las señoras eran separadas y una madre soltera, me dijeron que dejara de darles clases a esas tres señoras que estaban viviendo una vida errada y que podrían perjudicar a las que sí estaban casadas bien. Me costó mucho trabajo hacerlas a un lado y dejar de darles clases. Pensé, ¿No que lo principal aquí era acercar todas las almas posibles a Dios? ¿A caso esas almas al recibir las clases no podrían cambiar sus pensamientos y comportamientos para bien? ¿Por qué tratarlas como apestadas si somos todas iguales? Y no dije nada.

Oldie

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Publicado el Thursday, 05 March 2009



 
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