Querida M:

No creo que las auxiliares sean la corona de espinas de las numerarias.... al menos no todas, ni la gran mayoría, y siempre, según los clásicos... secundum quid. Ni se puede ni se debe generalizar en esta materia, como me parece que lo hace sin que sea esa su intención - salva reverencia -  la autora de la nota que publicó el lunes la web.

Pensé en ti... y pensé varias cosas: que quizá se te clavara una espinita en el corazón pensando que alguien creía semejante cosa; también pensé que tu no podías haber sido corona de espinas de nadie... y pensé que sería bueno, tratar de explicar y aclarar este tema...

Hay muchas maneras de ser corona de espinas: por una parte depende de quien siente la corona, es decir el destinatario o receptor de tan horrible instrumento. Lo que para unos puede ser molesto e hiriente, para otros puede no solo serle indiferente, sino no serlo en absoluto... en este caso se trata de una corona fabricada por quien la luce.

Otra manera es ser el instrumento mismo, es decir el que hace de corona, un "maldito" profesional, es decir alguien que es un especialista en pinchar y molestar: no dudo que haya alguna que otra auxiliar (como también señoritas y señoritos) de ese género peculiar.

Todo esto es una simplificación que admite muchas variantes, que omito para no cansar y que el amable lector puede suplir con creces y mas luces.

Se me viene a la cabeza por ejemplo, una anciana encantadora, elegante, amable, culta, buena de corazón, cuyo principal objetivo diario en la casa donde vivía, era pasar inadvertida, no molestar, no pedir, no dar trabajo, y se convirtió así en una auténtica corona de espinas para la dueña de la casa... y para los que vivían con ella, por rebote. Me parece que es un ejemplo del primer caso: la sensibilidad de la dueña de casa, convirtió en "su" corona de espinas lo que para la anciana no era más que el deseo genuino de no dar trabajo: quizá en el Opus haya quienes pertenezcan a este tipo, desde luego no solo auxiliares.

También recuerdo, a una auxiliar, que movida por aquello de que "el celo de Tu casa me consume", fue al cura de su centro a decirle que ella veía que la administradora se sonreía cuando hablaba por el telefonillo. Ella infería que ahí debía haber algo impropio... que el humo de Satanás tenía un peligroso ir y venir a través del hilo del aparatejo aquel... no se le ocurrió pensar que el director del centro administrado era tartamudo (como en efecto lo era) y que eso producía la maliciosa y divertida sonrisa de la administradora: el director de marras se ponía tan nervioso al penetrar por el invisible canal del telefonillo al oculto mundo de la administración, que era incapaz de pronunciar una sola palabra de corrido. Claro está, que sin mediar explicación alguna, tanto a la administradora como al administrado, les cayó una bronca de "agarrate Catalina". Esta no era una auxiliar profesional en pinchar o molestar... era simplemente de aquellas al que "el celo de Tu casa... etc.etc." que a efectos prácticos viene a dar lo mismo, solo que en este caso era un celo aprendido, mal aprendido, deformado, inconciente y desde luego producto de la formación enfermiza que había recibido aquella "hija pequeña"... siempre pequeña, aunque era una de las mayores de la región...

Otro ejemplo de estas últimas es aquella histórica heroína de novela, Rosalía creo que se llamaba (q.D.h.e.g.) indispensable para el servicio de mesa del Fundador: esa si que debe haber sido una corona de agudas espinas para las administradoras. Claro está que en la otra esquina del cuadrilátero estaba nada menos que Encarnita, con las tablas de la ley en las manos… otra de acá te espero.

Pero no todas son así, ni siquiera la mayoría: Y algunas son así, porque las señoritas las hacen así a punta de "correcciones fraternas": que ese plumero no cae a plomo colgado en el cuarto de limpieza, que esa funda de almohada tiene un hilo suelto (que no te enteras!!!!! que hay que amar las cosas pequeñas!!!!!!), que acá hay una mota de polvo (me recuerda a una amiga de mi madre, maniática ella, la amiga no mi madre, que cuando entraba a cualquier lugar se hacia la distraída y pasaba el dedo por donde podía a ver si estaba limpio), que has mirado una vidriera de zapatos con codicia, por no decir al dependiente de una tienda y un largo etcétera de cosas a cual mas absurda... más de una señorita habrá sido corona de espinas de sus auxiliares... todo esto es como fácilmente se puede inferir, un círculo vicioso que tiene su origen. ya sabemos donde!!.

Obvio -y lo digo antes de que me lo echen en cara- que yo no he vivido en una administración.... pero he conocido a muchas señoritas... y a muchos señoritos que eran a un mismo tiempo, corona de espinas, clavos, azotes, cruz, INRI y otro largo etcétera: que de todo había y seguirá habiendo.

Haenobarbo