Javo :
Para Alejandro y otros:
Hace 26 anos que, gracias a Dios, me fui del Opus Dei y sigo con la mente deformada en algunos temas. Por ejemplo: soy incapaz de comprar un chicle, un caramelo o un cafe en la calle, si esto no es de beneficio de otro. Antes ese otro era un amigo, talvez “pitable”, ahora los cambiè por mi mujer, mis hijos, mis parientes o mis verdaderos amigos. Pero el patròn de conducta sigue igual, no puedo gastar un centavo en un gusto mio.
No obstante las deformaciones, tambièn puedo decir con gusto que ahora soy feliz, tengo una bella familia, han mejorado mis hobbys y haga buen uso de mi tiempo libre. Trabajo mucho y soy consciente y seguro de mi papel ùtil en la sociedad. Estoy bien.
Entonces, ¿por què sigo obsesionado con el Opus Dei? Por ustedes y por los que sufrieron tanto y siguen sufriendo, por los que han visto su vida ìntima, su vida profesional, su entorno familiar truncados o deformados por su estancia o su traumàtico paso por el Opus Dei.
En un escrito anterior dije y me reafirmo: Todos somos/fuimos vìctimas. El problema no està en los buenos o malos (que deben haber malos, no los conocì) directores. El problema esta en “el santo” que confeccionò una secta a su medida, que planificò ser santo, que nos hizo creer que todo le venìa por revelaciòn divina, que dejò todo dogmàticamente escrito -“TODO ESTA ESCRITO” para que nadie pudiera pensar, ni siquiera para interpretarlo, peor para criticar lo que vivìamos como espìritu del Opus Dei.
Si quisieran salir adelante, personal o colectivamente, tendrìan que reinventarlo.
Soy muy escèptico sobre los intentos de hacer cambiar los patrones de pensamiento y conducta en las personas. Los consejos siempre me van mal. Aùn asì, me alegra saber que tù, Alejandro y otros, empiezan a tener espìritu crìtico.
Un abrazo, me sigo sintiendo su hermano.
Javo
Publicado el Friday, 24 October 2008
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