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 Correos: Sobre los adscritos.- Supo

010. Testimonios
Supo :

Sobre los adscritos.- Supo

Queridos todos:

Últimamente, gracias sobre todo a Nacho, han aparecido muchos testimonios sobre los agregados, eso seres desconocidos sobre todo para los supernumerarios. Yo conocí a varios pues además en mi último centro se atendía labor de agregados. Bueno, lo que ocurría era que iban el domingo por la tarde a hacer un rato de tertulia. Profesionalmente he conocido a alguno que es catedrático. También conocí a otro que se iba a ordenar, en fin. No es la categoría más abundante, pero los numerarios se topan con ellos a veces.

Ahora bien, no es de los agregados de quien quiero hablar, sino de la vida de los adscritos, es decir, de los pobrecitos numerarios de 14 a 18 años que viven con sus padres, pero acuden a un centro en el que pasan más horas que en casa de sus padres.

Para empezar, a mí me dijeron que mi casa no era la casa de mis padres, sino el centro al que acudía. Ni siquiera a mi madre, supernumeraria esa frase le hizo gracia.

Pero el principal problema se plantea con los horarios. Haciendo el que fuera mi último retiro como adscrito, llegó un miembro de la delegación. Era Navidad y lo que quería era decirnos que los que estábamos en el último curso antes de la universidad (COU, se llamaba en España) cambiaríamos de centro. Nos preguntó qué tal con nuestros padres. Y nos dijo que teníamos que quererlos mucho y evitar enfadarles. Yo le dije que con los horarios que había a veces era imposible. Insistió en que nos portáramos bien en casa y no ofreció ninguna solución al problema de los horarios. Piensen en el siguiente horario un sábado cualquiera.

Iba a la oración y a misa a las 8.00 de la mañana, lo que quiere decir que me levantaba a las 7.30 horas. Sobre las 9.15 volvía a mi casa (perdón la de mis padres), desayunaba, ayudaba a toda prisa a mi madre un poco con las tareas del hogar, pero debía volver corriendo al club (a mi casa, perdón) para estudiar, procurando llevar a un amigo. Volvía para comer, y después, enseguida otra vez al club (a mi casa, perdón) para estar en la tertulia. Estudiar por la tarde y volver sobre las 21.00 horas a cenar. Mi iba pronto a la cama, puesto que el domingo había que ir a misa a las 8.30 de la mañana. Volver a desayunar, regresar lo antes posible al club (a mi casa, perdón). Si había retiro, tenías que volver a toda prisa.

Además, todos los días iba a club después de clase. En un día de estudio normal, el plan era el siguiente. Iba a la oración y misa, que empezaba a las 7.20. Eso quiere decir que me levantaba sobre las 6.45 de la mañana, ya que tardaba unos 20 minutos en llegar. Iba al colegio. Volvía a casa, comía, volvía al colegio. Regresaba a mi casa a las 17.30. Merendaba. Iba al club (a mi casa, perdón). Hacia la oración, estudiaba y a las 21.00 horas volvía a mi casa. Cenaba y a la cama.

¿Qué les parece? Perdía más de  una hora en desplazamientos. Si no ibas al club (a mi casa, perdón) debía llamar por teléfono o te llamaban. Decían que si estabas enfermo, te irían a visitar. Como ya digo que yo no vivía cerca, casi 25 mintunos (20 para mí, porque siempre iba a toda velocidad), no venía nadie a verme, apenas mis amigos del colegio que no era numerarios. Nunca vino ningún otro adscrito a visitarme cuando estuve enfermo.

Apenas hablaba un poco con mis padres en la comida y en la cena. En las vacaciones, esaba todo el día en el club o tratando de hacer planes apostólicos. Rezabas el rosario por la calle, hacías la lectura en cualquier segundo suelto por ahí. Hubo series de televisión que nunca vi. No es que me dé pena, pero es que no podía hablar con mis compañeros de clase. No era un ser normal. Llegue a consultar -porque nos habían dicho que había que consultar todo lo que se veía en la tele- ver un partido de un deporte que me gusta mucho y como no es fútbol se emitía a las 17.00 horas.

En fin, un adscrito vive de p. pena.

Seguiré contando y me gustaría que alguien contase algo más sobre esos años en que te j. la juventud viviendo como un autómata.

Supo




Publicado el Monday, 13 October 2008



 
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