He leído con atención las aportaciones de Westy. Es el relato que he escuchado muchas veces. No digo que no sea original o verdadero. Digo que es el relato de muchas almas perdidas porque se antepone el encuentro con no sé sabe bien que vocación al encuentro con Dios. Parte de la experiencia que narra la hago mía: "La indiferencia de Dios", como tituó su último escrito. Y no sólo con lo que pasa con la opus, sino con otras muchas cuestiones donde, el silencio de Dios, le hace cómplice desde el primer momento cuanto tomo la decisión de crear. El Dios cruel, que espera, de forma rencorosa, pasar factura al Final de los Tiempos, es el que ha vendido la opus. Pero fuera de las murallas prelaticias hay mucho más. Y uno salta el muro, y se encuentra en medio de la Iglesia.

Sobre lo que me dice mik, gracias por el aviso. La posibilidad que sea o no de fundación divina, no es el caso de la discusión. Lo sea o no, se puede pervertir hasta la nausea cualquier fin noble y hasta cualquier obra buena. Lo dramático del caso es que estamos narrando el fracaso más acelerado de una supuesta fundación.

Lo que quiero que entienda todo el mundo es que lo más diabólico es hacer emerger una experiencia real de trato con Dios y llevarla al fracaso por cuestiones absolutamente tangenciales. En los monasterios, por ejemplo, muchas almas van buscando a Dios y puede que lo encuentren o no, pero a nadie se le cierra la puerta por no querer ponerse el hábito.

Mi estimado mik, muchos de los que escribimos aquí, tenemos en común no que nos quiten más o menos años. Nos han quitado la infancia, la adolescencia, la juventud y han marcado nuestra madurez. Te aseguro, que decirle a Westy que Dios puede levantar todas esas toneladas de tierra y encontrar, sin importar la edad, los deseos más profundos, no es fácil. Suena a consejo beato. Si le digo que mi resistencia, en mi caso, fue la edad, el no querer empezar de nuevo, el tener que asumir el tiempo perdido, la soledad, la incredulidad y, sobre todo, que toda esa gentuza quedaba impune. Pero, a la vez que recomenzaba mi vida, he visto como lo malo no prevalece, hiere, pero no prevalece. Heridas abiertas pero que no duelen, sin gota de sangre, sin dolor. El Señor resucito con las heridas secas pero abiertas. Nada me da más sano orgullo que haber sido víctima de esta gente. No esperaría menos de mi mismo. Si creo en lo que creo, no puede ser de otra forma. Aprovecharse de haber nacido en medio de una familia de la opus y, al paso de los años, reconocer que la ruptura interna, la decepción, el asco y el desprecio han producido mucho dolor pero que eso me hace una persona que valora más la Verdad, la Libertad y el Bien que los intereses creados.

No tengo todas las respuestas si todos admitimos lo mismo: que nadie las tiene. Sea secta o no, sea o no de fundación divina, no viene al caso. El caso no es atacar a la Iglesia o al mismo Dios. El caso es que de diferentes formas, en momentos distintos, sobre personas diferentes, esta gente ha creado una máquina diabólica donde o las personas enferman o donde no quieren oír hablar de Dios. Sea o no una fundación divina, es un fracaso. Y siento que lo sea. No porque no vaya siendo hora de cerrarlo. Sino porque no quiero espectáculos así en la Iglesia.

Coplasuelta