Luccas, en tu escrito y aparte de lo que la gramática obliga, pones con mayúsculas las palabras vida, felicidad y verdad. En eso estamos de acuerdo, vida, felicidad y verdad siempre deberían ir con mayúsculas, pero discrepo del resto de lo que dices.

Consideras al Opus Dei ® como una “noble causa” más. No, Luccas, no. Una causa noble no manipula, miente y oculta. Una causa noble no empastilla a los miembros por abrir los ojos, ni bastardea el misterio hasta explicarlo todo, hasta reducirlo a una multitud de prácticas afines sólo al beato neurótico y melindroso que toman como ejemplo. Luccas, en el Opus Dei ® todo está relacionado con todo: tu manera de sentarte o masticar, el partido al que votas o el abstenerse en las votaciones, el largo de tu pelo… es decir, es una asfixiante organización tan cateta como integrista.

A su fundador, el santo-Bala, le gustaba disimular tanta coacción con frasecitas hechas. Por ejemplo: en el Opus “se tiene el derecho a no tener ningún derecho”. Muy ingenioso, sí.

Nos hablas de que “traspasar la puerta de salida del Opus Dei no es garantía de Felicidad” como si, acaso, permanecer sin franquear la dichosa puerta sí fuese garantía de ello. Pero, el santo-Bala dijo que, en el Opus, “fidelidad es felicidad”. Así pues, él sí vendió la permanencia como garantía de la felicidad. Otra frasecita hecha, en suma.

¿Garantía? En esta vida no hay garantía de nada. De nada. Ése es el meollo de la felicidad: complacerse del papelito que, Dios mediante, nos toca desempeñar en nuestro, en realidad, ingobernable pequeño destino.

También nos hablas del “punto de no plenitud”. ¿Punto de no plenitud? Eso no es más que otra, otra más, insustancial frase hecha; igual que ésta: “¡Hasta luego, Luccas!”.

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