Hola Silvana,

Creo que entiendo cómo te sientes, porque siempre he pensado que el momento más duro no es la salida, sino lo que viene después. Sé que ahora duele, pero lo bueno es que lo que tardes en capear la tormenta, volver a ver el sol y respirar el perfume de la tierra mojada depende solamente de ti.

La salida es una ruptura sentimental: de repente te falta algo que ha estado ahí y ha sido una parte importante de tu vida durante mucho tiempo. Dejará un vacío, sí, ¡pero ahora vas rellenarlo de cosas mejores! No te comas el coco con lo que pudo o no pudo ser. Es igual si diste el 50%, el 100% ó el 200%, porque ya no hay vuelta atrás: hiciste lo que pudiste y punto. Si no fue bastante, qué se le va a hacer, nadie es perfecto. Ahora aprovecha la oportunidad que te da la vida para hacer borrón y cuenta nueva. Empieza de cero, pasito a pasito, poquito a poquito, haciendo sólo lo que tú pienses que está bien.

A mi el duelo me duró tres años y creo que fue un error permitir que se alargase tanto. Si puedes (y quieres) date unas vacaciones del mundo para recargar las pilas, y cuando vuelvas, lo mejor es que empieces a salir un poco por ahí y a llenar tu vida de amistades que no tengan nada que ver con la Obra.

Bienvenida a la parte bonita de la realidad, la que da tristezas y alegrías a partes iguales, la que permite ser feliz, la que de verdad vale la pena. 

Besos,

Pero.