Hola Novedades!

En relación a tu escrito del lunes pasado, quisiera hacer unos breves comentarios.

Por un lado, pienso que es muy difícil hablar estadísticamente o cuantitativamente de la crisis del opus dei, crisis que es evidente desde todo punto de vista, por lo menos en mi país, Argentina. Pero es muy difícil cuantificar esta crisis, como te decía, porque partimos como base de que no tenemos tampoco datos numéricos reales de la gente que pita, y que luego se va. Queda supuestamente un registro del que pide admisión (porque tampoco lo sé con certeza, por lo menos no se da a conocer) pero no se registra ni se da a conocer un listado de personas que se salen, por lo que se hace casi imposible la tarea de registrar, y hacer una estadística. Esto desde mi punto de vista, ya te dirán otras cosas personas más estudiosas y conocedoras del tema.

Por otra parte, darte mi humilde opinión sobre lo que comentás sobre las cosas negativas que ves, y que reconocés del opus dei. Me alegro de que no te haya tocado en carne propia pasar por ninguna de las vivencias que ves mal, y que decís que denunciás.

Pero...

...que no te haya pasado no significa que nunca te vaya a pasar...

...que le pase a otros y no a uno no le quita lo grave de la situación...

...no alcanza con denunciar un hecho, cuando se hace algo mal con alguien y se daña su vida espiritual, su equilibrio emocional, su reputación y honra, etc., se debería hacer algo para corregir esto, no solo para que quede constancia.

En mi país, "hacer algo para corregir una cosa mal hecha" se llama HACER JUSTICIA.

En mi caso particular, como ya conté varias veces en esta página, a mi marido lo echaron de un colegio del opus donde trabajaba, después de 14 años de trabajo (y unos cuantos más de labores apostólicas -dícese del trabajo en negro no remunerado en el que la persona es explotada e ingenuamente da todo lo mejor de si-) El estaría dentro del grupo de casos que nombrás, de los profesores echados por no ser más del opus dei, aunque no es textualmente el caso.

Pero para mi esto no es un caso, esto es un mundo, es mi historia personal, es mi vida pisoteada y escupida impunemente, es y fue en ese momento una tragedia familiar.

Hay que pasar en carne propia por cada una de las situaciones que se leen en esta página, para saber qué se siente, no solo pasar por la situación, sino tener que ver que el resto sigue con su vida normal, "total a ellos no les pasó nada". Te dicen que lo que pasó estuvo mal, que fue una injusticia, que le van a pedir perdón (eso le mandaron a decir a través de su madre supernumeraria, cosa que nunca pasó). Pero lamentablemente esto no solo que no alcanza, sino que no sirve. Lo único que serviría es rectificar el error, corregirlo. Por lo menos esa es la enseñanza cristiana.

No se puede no estar de acuerdo con lo que se vive y hace en una organización, pero seguir siendo parte de ella, sobre todo porque no estamos hablando de errores de personas, de seres humanos, sino de errores de base, de cumplimiento del reglamento interno, de vivir al pie de la letra el "espíritu", de ser "bien de casa". Y esto no se puede cambiar. Es decir, que venga quien venga, esté quien esté, todas las injusticias vividas se pueden volver a repetir tranquilamente, porque forman parte del modo de operar de la institución, no de faltas individuales de las personas que las llevan a cabo por obediencia.

Simplemente esto, con todo mi respeto, admiro tu coraje para escribir lo que escribiste, solo que algunas vivencias son muy dolorosas, y hay que pasar por ellas para saber de qué se trata. ¿Leiste el escrito de Agradecido? Eso me parece doloroso, una historia de vida impactante. Y admirable aún así la visión positiva de la vida que tiene, la capacidad de superación de las dificultades, en fin, lo que a tantos nos cuesta tanto, aún teniendo que cargar con mucho menos equipaje. Gracias Agradecido!

Inge