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 Tus escritos: Lo que desprestigia a la obra, es la verdad.- Rafinosa

010. Testimonios
rafinosa :

Con la vuelta del verano ha regresado a esta web la hermana mayor del Rey Arturo de Bretaña, la misma que engendró a Mordred de su hermano y cavó la perdición del generoso rey britano (¡menudo culebrón!); sí, ella la Innombrable lady Voldemort se ha incorporado de nuevo a nuestras vidas. Aunque por lo visto su presencia será tal como de ave de paso… En fin, no se puede tener todo en esta vida, en la otra ya se verá...



En su retorno nos ha recordado, entre otras cosas, cuál es nuestro objetivo al escribir en opuslibros; eso sí a los acordes del himno de la Caridad de San Pablo. Mi objetivo al escribir hoy, el vuestro, el de todos es únicamente éste: Termino diciendo a los que escriben en Opuslibros que los quiero mucho como otras veces lo he dicho (también a GM), aunque disiento enteramente en su forma de escribir sus vivencias queriendo desprestigiar así a la Obra, cosa que dudo, logren.

Junto a esta prescindible aportación, hemos leído últimamente distintas opiniones acerca de que es eficaz o ineficaz hacer para que se nos oiga y valore. Al margen de que ese criterio de eficacia es muy discutible, y por otra parte muy querido para la prelatura, me parece que cada uno hace lo que cree que debe hacer y, principalmente, explicar la verdad sobre su vida a aquellos que le rodean. No podemos dejar de proclamar lo que hemos visto y oído.No olvidemos la máxima que aprendimos y que, indudablemente, sirve a esa “eficacia”:

 

“Eres, entre los tuyos —alma de apóstol—, la piedra caída en el lago. —Produce, con tu ejemplo y tu palabra un primer círculo... y éste, otro... y otro, y otro... Cada vez más ancho. ¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?”

 

Ya te digo, esto me parece que tiene su miga. A cuento de esta idea querría recoger una conversación con una compañera de trabajo esta pasada semana; conversación, por otro lado muy parecida a las decenas que puedo haber tenido con otros amigos, parientes o compañeros.

 

Como no me parecen relevantes nombres ni lugares, sí os contaré algo de las circunstancias que me acompañan, que creo pueden contribuir a contextualizar la conversación.

 

No hace todavía tres años que me fui y ya voy por la quinta ciudad en que trabajo; si además os aclaro que estuve nueve meses en paro, ayuda un poco a hacerse idea de la inestabilidad profesional en que me muevo. Por cierto, mi mujer no trabaja y somos tres los que dependemos de este sueldo.

 

Bueno, el caso es que mi edad y perfil profesional –no oculto nunca dónde y cuánto tiempo he trabajado- no deja de despertar curiosidad y claro, a poca confianza que la gente toma en seguida, se llega en seguida al tema:

-         Compi: “Entonces ¿cuántos años trabajaste en esa ciudad?

-         Menda: Pues mira viví alli 23 años, pues llegué cuando empecé la carrera.

-         Compi: ¿A qué te dedicabas allí?

-         Menda: Estuve 18 años en esta institución y desempeñé estas tareas y tuve estos cargos.

-         Compi: Ese nombre me suena ¿de qué puede ser?

-         Menda: Ese centro pertenece al opusdei y puede que te suene de esto y estotro.

-         Compi: Claro, claro, ya me sonaba a mí  (la gente aquí pone cara de ya estamos llegando al meollo). Y si estuviste tantos años ¿por qué lo dejaste?

-         Menda: Mira decidí que quería casarme y cambiar de vida y… bueno pues ya sabía que en ese caso no podría seguir allí, lo tenía asumido y tiré para adelante.

-         Compi: O sea que ¿te echaron porque querías casarte? (la mandíbula de la gente empieza a caer en el geste denominado en castizo “quedarse bocas”. ¿No había allí nadie casado?

-         Menda: la mayoría de los que trabajan allí son casados, como en todos lados…

-         Compi: Pero, ¿te juntaste, o hiciste algo poco católico o así?

-         Menda: Que va, estoy casado por la Iglesia; mi mujer y yo pensamos que era lo que se debía hacer y así lo hicimos. Cada uno sabrá…

-         Compi: Pero chico, ¿me estás diciendo que en el siglo XXI te has quedado en la calle por motivos personales, no profesionales? Es que alucino.

-         Menda: Sí, así es. Creo que desde luego no ha sido por temas profesionales.

-         Compi: Hombre, yo tenía ya oído que estos del opus son muy intransigentes pero… hasta este punto es que… ni me olía que alguién actúe todavía así…¿Hay derecho de pernada?

 

Por supuesto, no es literal… Junto a numerosas conversaciones a pie de barra o de terraza similares a esta, en varias empresas de recursos humanos a las que he acudido a hacer entrevistas ya “estamos al cabo de la calle en como actúa el opus; lo hemos visto más veces”, afirman. Porque claro, en estas conversaciones cuando has trabajado 20 años en una empresa y has sido algo en ella, tienes que dar alguna explicación de por qué lo has dejado; si no pueden pensar que te has largado con la caja. A mi mentir no me ha ido nunca y cuento la verdad.

 

Por eso, como la gente es bastante espabilada y sabe sumar dos y dos, sin necesidad de llevarle de la mano hasta las últimas manifestaciones prácticas –tal como hacía en los medios de formación que allí impartía-, creo que la verdad de los “modus operandi” padecidos es lo que más ayuda al personal a hacerse una idea de cómo va eso.

 

Además las personas son muy sensibles a todo lo referente a la justicia; en la obra sólo se incide –en los estudios institucionales- en la parte potencial de esa virtud que es la religión; luego sí en fortaleza y templanza, muchísimo, por compensar será.  Me tomé la molestia de leerme las palabras de prelado en el IESE hace unos meses por ver si había novedades. Lo de siempre, doctrina social de la Iglesia estupendamente expuesta, con muchas citas de unos y otros y lista para ser publicada en Romana, bajo el epígrafe “Del Prelado”; pero luego cuando la obra y sus directores son los que actúan como empresarios “if you want rice, Catherine”.

 

Perdón, me enrollado, disculpad. A lo que voy, que ni buscar desprestigio ni nada: uno cuenta lo que le ha pasado y la gente se va con la imaginación a los patronos que pintaba Charles Dickens. En cuanto te van conociendo más, todavía les encaja menos la copla. No en vano está esa pregunta, tan barroca ella, de los círculos semanales: “¿He hecho un mal cierto a la Obra de Dios por mi apatía, tibieza o frialdad en el desempeño de mis deberes religiosos, sociales o profesionales?” Cuando estás dentro te imaginas que esto se aplica cuando has llegado tarde a las Preces o has retrasado la lectura… Ya, ya.

 

Rafinosa




Publicado el Monday, 29 September 2008



 
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