Hola a todos y a todas:

Iba hoy a continuar contando alguna más de mis experiencias vividas como agregado del opus. Pero, antes de empezar a hacerlo le he dado un repasillo a la última entrega de opuslibros (gracias Agustina) y, como veo que Nacho me cita en su último escrito, cambiaré el sentido de mi comunicación para saludarle y decirle que estoy muy contento de leer, desde hace tiempo, con fruición y agradecimiento, todo lo que escribe en opuslibros que es mucho y bueno, y además un referente fundamental en torno al tema que tratamos. Sus 34 años dentro del opus lo avalan, aunque el mejor de todos  sus avales sea su buena memoria y la perspicacia con que enfoca cada situación.

Desde esa admiración mía hacia  su diáfano estilo periodístico y ponderados planteamientos,  a los que ya hice referencia en un escrito anterior, le diré que estoy plenamente de acuerdo con su último escrito en el que nos pone al corriente del  trasiego histórico de diversas personas que ha supuesto el  “ascenso” de algunos agregados al selecto grupo de los numerarios...

Efectivamente ese cambio de status, se da y se ha dado desde hace tiempo en el opus. A parte de los que citas, estimado Nacho,  podríamos añadir algunos otros como Emilio Redondo, Javier Rojas, ambos primero agregados y después sacerdotes numerarios. Seguro que si  buscamos encontraríamos alguno más o bastantes más, mejor dicho. Eso sin contar a las mujeres de la sección femenina, que seguramente, aunque lo ignoro, han tenido la  misma “metamorfosis”, cosa que también sería interesante conocer.

También nos ilustras, amigo y entrañable, Nacho, (si me  permites, que así te considere), en alguno de tus otros escritos, sobre el caso opuesto en el que tú mismo tienes una experiencia personal y directa: la “reducción” de algunos numerarios al estado de agregados.

Voy a citarte a ti mismo, para corroborar lo que digo. En uno de tus escritos anteriores decías textualmente:

El otro día expliqué mi cambio de numerario a oblato (éste hoy denominado agregado). La fecha exacta fue agosto de 1966 durante una convivencia de 15 días en el pabellón de la casa de retiros y convivencias de Molinoviejo, en Ortigosa del Monte (Segovia), finca situada debajo de la montaña conocida como "La Mujer Muerta". Yo no me explicaba porqué aquel cambio si un año y medio antes yo tenía vocación de numerario. Nadie me dio explicaciones claras. Unos decían que mi salud no era buena y que iba a durar pocos años. Otros lo atribuían a que yo no tenía clara mi vocación profesional de Derecho, aunque años más tarde descubrí que lo mío era el periodismo. Y claro, terminé las dos carreras. Hubo otro numerario, llamado Peluis (Pedro Luis) que también pasó a oblato a la vez que yo, pero hacia el año 1972 lo dejó, después que los de la Obra le dejaran prácticamente solo durante un arresto cuartelario en el centro de instrucción del ejército en Colmenar Viejo (Madrid)...

No hace falta decir más, ni decirlo mejor. Llegados a este punto, creo que podemos estar de acuerdo en algo muy simple que formularé así: Tanto da que la “metamorfosis” sea en el sentido agregado-numerario, como que sea en el sentido contrario, es decir, numerario-agregado. Nunca está claro, excepto para esas personas singulares  a las que alguien (dios, nos dicen, o mejor aún el espíritu santo) ha infundido el don del discernimiento. Nunca está claro, repìto, para el sujeto paciente de ese cambio, que debía ser el mejor informado de cuáles son las circunstancias específicas, que lo determinan. Se le dan razones insustanciales, ambiguas, equívocas… ¡Qué cinismo!

Por tanto, debemos concluir irrefutablemente que  lo que sí está claro, (tanto para ti como para mi, estimado Nacho) es que el paso de agregado a numerario o de numerario a agregado es un INSONDABLE MISTERIO.

A esto quería llegar:

Una vez que el agregado ha sido consolidado “oficialmente” como agregado, habiendo o no habiendo sido sometido a alguna de las metamorfosis mencionadas (da igual, el resultado es idéntico) ya sabe que no pasará de sargento, por seguir el símil castrense que utilicé en alguno de mis escritos.

Y al revés si el numerario ha sido consolidado como numerario, no importa su lugar de procedencia, o circunstancias anteriores, quedará ungido “in aeternum”  (o hasta que se largue del opus, jajajaja) com tal. Deus dixit…

Y, claro, yo no tengo nada que añadir.

Ahora deseo agradecer a Pez ese testimonio tan sincero y tan agradable de leer, por venir de un numerario, que  conoce un poco (creo que bastante bien porque habla con el corazón, y de eso hay poco, ¿o nada?, dentro del opus) a los que fuimos agregados. Me has hecho recordar a la mejor persona-director que tuve yo en mi paso por el opus. Si hay cielo, él seguro que está allí muy cerca de mismísimo jefe. Era Jerónimo Padilla, ya fallecido. No hace falta decir más. A veces pienso, ¿Cómo se pueden dar esos contrastes tan grandes dentro de opus? ¿Cómo pueden coexistir simultáneamente en un espacio tan concreto como el opus y al mismo tiempo, seres tan imbéciles y seres tan eximios?

Él (Pez) también incide en el tema de que incluso para los grandes jefes como  el vicario actual del opus en España los agregados eran algo desconocido, y además aclara algo que ya dije en otro de mis escritos, la tremenda indefinición que sigue habiendo dentro del opus acerca de los agregados

“Lo primero que hice (dice Pez)  al ser nombrado subdirector de agregados fue  intentar enterarme bien de qué era un agregado. Pedí documentación interna, escritos del Padre... pero... no había casi nada, salvo algunos insulsos papeles de Delegación o Comisión, que más bien se caracterizaban por explicar  que un agregado “No era un numerario” que por explicar en positivo las características de su vocación”… “Cuando pude, hablé con el encargado de agregados en la Delegación, pero tampoco me dijo nada especial.  En realidad, pienso ahora yo, había un desconocimiento enorme de “qué hacer  con los agregados”, salvo que no vivían en los Centros”.

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Un saludo para todos y todas; uno especial para el ínclito Nacho (yo no soy el primero que te llama así, que conste) de

Un ex Apendice (agregado)