Estimado orejas,

 

como dice Mineru yo tampoco me aburrí en el studium generale, estamos gente en el mundo que nos echen lo que nos echen, nos pondremos a ello.

 

Incluso fui profesora del mismo studium generale, y di clase a todo tipo de alumnas, agregadas, supernumerarias jóvenes y mayores, numerarias. Me faltaron las numerarias auxiliares.

 

Y las críticas que se han hecho días pasados [Atomito, Edu, Josef] al studium generale del opus me parecen bastante acertadas, pues los "grandes" filósofos y teólogos del opus no pierden su precioso tiempo en verano dando clase a los demás miembros. Suelen estar muy ocupados haciendo curriculum en el extranjero o escribiendo sus libros.

 

De forma que salvo honrosas excepciones, las asignaturas las imparten personas que no están todo lo preparadas que sería de desear. Yo hice lo que pude cuando me tocó enseñar cosmología, historia de la filosofía moderna y contemporánea, de Deo Uno y Trino, antropología, filosofía social, teodicea... Es decir me empapé de los libros publicados por las editoriales opus al efecto y me dispuse a repetir la doctrina sin demasiados "vuelos de ideas personales", aunque a veces eran inevitables. Pero evidentemente como alguien recordó el lunes, ninguna de esas asignaturas era una especialidad académica a la que yo estuviera dedicada en cuerpo y alma. Con lo cual se hacía lo que se podía.

 

Y quiero contar algo que ya está en mi libro pero que me parece muy revelador de lo que es el studium generale para el opus. En 1997 se inició una especie de "proto curso de estudios" para las supernumerarias en Jaén.

 

Me dijeron que tenía que impartir de Deo Uno y de Deo Trino. En ese momento de mi vida numeraril ya había cursado la mitad del curriculo de teología que se exige a las numerarias. Y mi tradición era que me lo tomaba en serio, seguía las clases, apuntaba absolutamente todo, estudiaba lo más que podía y hacía los exámenes sin copiar.

 

A mí nadie me había explicado el "clasismo" dentro del opus, ¿no dicen que la llamada a la santidad es universal? de forma que si las supernumerarias tenían la misma vocación que yo para mí estaba claro que tenían que estudiar lo mismo que yo.

 

De forma que les dije a las super, entre las que había más de una mujer encopetada de esta ciudad, que tal día examen y que a estudiar. Les entró el miedo que no está escrito.

 

Poco tiempo hizo falta para que me llamaran a dirección y no sé como Mari Carmen Rivas, que era la numeraria encargada de grupo, me explicó que no había que ponerse tan estricta con las supernumerarias con los exámenes. Ya no recuerdo como salimos del paso, lo que sí puedo decir es que al curso siguiente me sacaron de aquel centro de señoras que iban a escuchar "conferencias cuaresmales" pretendiendo que estaban estudiando teología. Fui destinada a un centro que se ocupaba de las supernumerarias de los pueblos. ¿Qué me había creído yo queriendo enseñar a las super y haciéndoles estudiar?

 

En mi libro hay publicada una nota de asesoría explicando cuál es la finalidad del studium generale: el adoctrinamiento. Dicho por ellos mismos, es decir, lo contrario de  una filosofía en condiciones. Y si no hay un mínimo espacio en el que removerse, tampoco creo que de ese modo se pueda hacer teología.

 

De seguir filosóficamente al opus estaríamos en el siglo XIII, con ese formato intelectual salí yo de la universidad de Navarra en 1992. El rasero era santo Tomás y Aristóteles, que no me sacaran de ahí. Un rollo total.

 

 

Así que una vez fuera no sólo he tirado todos esos apuntes adoctrinadores sino que he descubierto que tenía muchísimo que estudiar y que leer y que formarme, porque mi ignorancia de la filosofía contemporánea, de los verdaderos temas que interesan hoy al pensamiento era oceánica.

 

Ana Azanza