Troya, la historia se repite. ¿Opus Judei?

Estimados lectores:

A pesar de sus años de existencia, todavía para muchos surge el interrogante ¿Qué es la obra? Porqué no es entendida; porque para poder comprenderla hay que partir de la premisa y tomar en consideración que la obra no es medio, es fin. Este concepto es de singular importancia; la obra no es medio, es fin.

Qué trasfondo oculta la aparente manifestación cristiana que da Escriba a su obra.

Para descifrar el enigma de la simulación mejor caracterizada de los tiempos actuales, hace falta desenredar una madeja enmarañada en una confusa urdimbre. Las apariencias pueden engañar. Las cosas no son lo que parecen. La ambigüedad y la confusión son el día a día en la obra.

La obra es un caballo de Troya en el seno de la Iglesia. Cuál puede ser el verdadero espíritu que anima a la obra, que hace de esta organización un caballo de Troya en el mismo corazón de la corte pontificia.

Quisiera en este escrito, encarar la posible condición criptojudía de Escriba, sin ser acusado de arbitrario o con repetidos apriorismos. No vea el lector vanos apasionamientos, ni planteos antojadizos o fantásticos.

¿Puede considerarse el criptojudaísmo como un tema circunstancial, solo en un momento determinado del pasado de nuestra historia?

Como referencia bibliográfica mas significativa tenemos, “Humanun Genus”, sobre la masonería y otras sectas. Carta Encíclica del Papa León XIII, promulgada el 20 de abril de 1884.

Y a lo que a la obra corresponde y en respuesta a varios escritos (Alberto, Max)publicados en esta Web con el tema “Opus Judei”, expongo.

En el año 1994, Orion Editores en Bogotá (Colombia) publica un libro titulado “Opus Judei”, escrito por José María Escriba (seguramente se trata de un seudónimo). Este libro proporciona información sobre la vida, la doctrina y la obra de Escriba. No todo es para tomar al pie de la letra, pero me parece que algunas afirmaciones están documentadas y son serias.

Transcribo algunos párrafos tal como el autor los presenta, sin entrar en valoraciones personales.

Sobre las posibles raíces judaicas de Escriba:

“El gentilicio del apellido Escriba equivale a rabino... Escriba es un descendiente de los rabinos de Huesca.”

Detalla conceptos para entender e interpretar la obra relacionándola con el fenómeno esencial del criptojudaísmo.

Explica el posible origen judaico de la denominación “sociedad sacerdotal de la santa cruz”.

“...santa cruz era el nombre con el que se referían a las sinagogas los criptojudíos.”

Sigue el autor diciendo:

         “La obra no deja de ser un ghetto, sus leyes y estatutos oscuros no traducidos y ocultos, su falta de sinceridad con respecto a sus demás hermanos, los cristianos, a los que les niega su pertenencia al clan, su ayuda mutua, pero sólo entre ellos, su afán por el lucro y el dinero, el sentido monetarista que imprimen a sus vidas, la adoración al oro, las palabras y contraseñas que usan, los testamentos a los que obligan y toda su parafernalia son la extrapolación de las leyes de Kahal incrustadas en la iglesia.”

         . . .

         “Escriba parece volver constantemente sus ojos hacia su pasado; su memoria histórica inmersa en el concepto criptojudío le lleva a escribir su principal obra, camino. . . Con sus aforismos morales recrea la tradición conversa de los siglos XVI y XVII españoles, sobre todo de la literatura ascética redactada por conversos.”

         . . .

         “Si tuviéramos que buscar las fuentes o los precedentes de su obra, camino, tendríamos que hacer alusión y obligada referencia a obras tales como “La certeza del Camino” de Abraham Pereira, que también escribiera “Espejo de las vanidades del mundo” o la obra del converso Luis de Granada “Guía de pecadores”. . . “Guía Espiritual” del criptojudío Miguel de Molinos. Todos ellos son modelos, estereotipos que de una u otra manera, han sido consultados, utilizados; algunas máximas copiadas y los pensamientos han sido plagiados.”

La simbología en la obra tampoco está exenta de dudas.

“Los símbolos son representación gráfica e interpretativa de su subconsciente.”

Es costumbre y norma obligatoria que en cada oratorio de la obra exista una cruz de palo sin Cristo.

“Lo más llamativo es la eliminación de la imagen de Cristo de los crucifijos, veneran al instrumento de suplicio y del tormento. Por eso veneran la cruz de palo sin Jesucristo, luego reverencian y adoran no a la figura de Cristo, sino alaban al cadalso. El crucifijo es el símbolo de la fe, el madero el calvario.”

No seré más extenso al respecto, lo expuesto es un pequeñísimo esbozo de los tres capítulos que componen el libro, este es de fácil adquisición, sugiero su lectura.

Me parece que el dilema ante el cual nos encontrábamos al comienzo del artículo: Opus Dei u Opus Judei, deberá ser resuelto por el lector. 

Espero finalmente se me conceda la necesaria caridad por aquello de San Agustín: “matar al error, amar al que yerra”.

Atentamente.

HP