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 Tus escritos: Yo confieso (II). De Cerrojos, llaves y dobles llaves.- Dolce Vita

060. Libertad, coacción, control
Dolce Vita :

YO CONFIESO (II)

DE CERROJOS, LLAVES, Y DOBLES LLAVES.

 

 

Desde muy joven tuve la enojosa y delicada misión de las trancas y cerrojos, de las llaves y dobles llaves, de custodiar y controlar los innumerables armarios y armaritos que contenían algunos elementos que, de haber tenido acceso a ellos… ¿Corría riesgo nuestra alma?. Pero yo, avergonzada…, obedecía.

 

PARA EMPEZAR, UNAS CONOCIDAS FRASES DEL FUNDADOR, QUE AL PRINCIPIO ME CREÍ, Y HASTA ME LLEGARON A ILUSIONAR (¡LÁSTIMA!):

 

“Nuestra labor se desarrolla a base de confianza” (“De Nuestro Padre”. Crónica VIII-66, p.6)

 

“Me he dejado engañar muchas veces” (…) “Es preferible eso a mostrar desconfianza a quien no se lo merece” (“De Nuestro Padre”. Crónica VIII-66, p.9)

 

“Un gobierno que se fundase en la desconfianza, andaría mal” (“A solas con Dios, nº 156)

 

“En la Obra, somos muy amigos de la libertad” (Carta 29-IX-1957, p.70)

 

“Situar a cada uno frente a las exigencias completas de su vida, ayudándole a descubrir lo que Dios, en concreto, le pide, sin poner limitación alguna a esa independencia santa y a esa bendita responsabilidad individual, que son características de una conciencia cristiana” (Es Cristo que pasa, nº 99)

 

“Como una consecuencia de ese espíritu de libertad, la formación - y el gobierno – en la Obra se funda en la confianza: los directores no os llevan en andaderas, ni tienen una vigilancia recelosa sobre vosotros. Nada se logra con un gobierno fundado en la desconfianza. En cambio, es fecundo mandar y formar con respeto a las almas, desarrollando en ellas la verdadera y santa libertad de los hijos de Dios, enseñándoles a administrar la propia libertad” (Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas. III, p.70)

 

También decía, y lo hemos repetido hasta la saciedad, que tenía más confianza “en la afirmación de uno de sus hijos, que en la de mil notarios juntos y unánimes” (Instrucción 9-I-1935. Nota 23).

 

Y A CONTINUACIÓN VIENE LO GORDO. LA REALIDAD DE LA VIDA.  LA INVASIÓN DE GLOSAS, PRAXIS, VADEMECUMS, EXPERIENCIAS…, Y UN CONTROL HASTA LA ASFIXIA, ¿NO ANULAN LA CREDIBILIDAD DE LOS TEXTOS ANTERIORES?...



CONTROLÉ BAJO LLAVE LOS DOCUMENTOS DE LA OBRA.

(Me pregunto: ¿seguirán aferrados al criterio después de que es patente la inutilidad de los cerrojos para quien busca la verdad?)

 

“Las instrucciones y las cartas de nuestro Fundador y sus sucesores, los Vademecums y Experiencias, (…)  Se custodian bajo llave en el despacho del Director y no se sacan de la sede del centro “(Vademécum del Gobierno local,  I, 6 e)

Así, consultar un documento no era tarea fácil por la pérdida de tiempo que solía suponer hacer rigurosa cola para entrar en el despacho de dirección. Siempre había mil y un permisos que consultar en dirección: que si te comprabas un paraguas, que si te cortabas el pelo, que si hacías una corrección fraterna, que si usabas una hora más de cilicio… Si al fin conseguías el documento, tenías que tener cuidado, mucho cuidado. Más cuidado que si llevaras una bomba de relojería bajo el brazo: “Nunca han de quedar los armarios abiertos, ni un documento sobre la mesa, si no se está utilizando: en cuanto termina la consulta o el estudio, se devuelve a su sitio” (Vademécum del Gobierno local,  I-6-e)

 

“Para llevar un control efectivo de los documentos, puede ser eficaz preparar una ficha donde se anote: quién lo ha tomado, la fecha de salida, y la devolución” (Experiencias de los Consejos locales, Anexo III)

 

Por la noche, se contaban los documentos: catecismos de la Obra, cartas del Padre… Y si faltaba alguno, ¡todas arriba, fuera de la cama…, a hacer memoria, a buscar el documento, que hasta que no lo encontremos, aquí no se acuesta nadie! Una vez recuperado tan preciado papel y después del propósito de la enmienda de que no volviera a ocurrir, se volvía a depositar bajo llave, celosamente custodiada. “Si alguna vez se extraviase algún documento, se comunica a la Comisión Regional o al Consejo de la Delegación, informando de los detalles oportunos” (Experiencias de los Consejos Locales. Anexo III)

 

No es falta de confianza, es…, por si acaso.

Y yo, obediente…, así lo hacía.

 

 

CUSTODIÉ LA LLAVE DEL BOTIQUÍN.

 

“El material del botiquín (…) está cerrado con llave, que se guarda en el despacho de la Directora” (Vademécum del Consejo Local, VII. Sede de los centros de la Prelatura.)

Y yo obedecí, eché el cerrojo, lo confieso.

 

Y si te daba un cólico a media noche, es lo de menos. Espera y aguanta, y si vas a reventar, vete a pedir, mano en tripa y a tientas, que por favor, busquen las llaves, y abran cerrojos; y tras estudiar la conveniencia de administrarte el fármaco, lo depositarán caritativamente, ¡al fin!, en la palma de tu mano. Lo importante es que se viva el criterio: los fármacos, bajo llave, custodiados, inaccesibles.

 

No es falta de confianza…, es por si acaso.

Y yo, avergonzada, así lo hacía.

 

Con frecuencia, he visto cómo colocaban a una “encargada de administrar fármacos”. Se trataba de algo tan sencillo como vergonzoso: hacer un recorrido nocturno por  las habitaciones de las enfermas, para depositar en mano la dosis correspondiente al día siguiente. Otras veces -y esto me tocó sufrirlo a mí- el sistema no era de servicio a domicilio, sino esperar humillante turno, en la cola del despacho de dirección.

En el mejor de los casos, esto me evocaba la hora del reparto del rancho  en un campo de concentración. ¡Duro encargo el de administrar fármacos!

No es falta de confianza, es…, por si acaso.

Y yo, avergonzada, lo sufrí.

 

 

CONTROLÉ EL ALMACÉN (LLAMADO POR LOS VARONES “RECUPERACIÓN”)

 

Allí se custodian los objetos queridos, regalos de las familias para sus hijos, hermanos…, que nunca llegarán a su destino. Allí se encuentran los desprendimientos de tantas cosas queridas, pero entregadas, por miedo a un apego del corazón. Allí se encuentran trozos de corazón rasgado, quietos, durmiendo, sin ninguna utilidad, renunciando a su derecho de hacer feliz a la persona destinataria, que sueña con su recuerdo, que sueña con su tesoro. “Se prohíbe cualquier tipo de regalo -aún del género más pequeño- entre los fieles del Opus Dei”

Mi pregunta es: ¿Cómo interpretaba yo, aquel: “No mandéis, aconsejad” (De Nuestro Padre. Carta 8-VIII-56), o bien: “En Casa, el mandato más fuerte es por favor”? (Instrucción 8-XII-41, nº 86, nota 14)

 

Y yo, obediente, aunque avergonzada, así lo hacía. Lo confieso.

Bajo llave, para facilitar… no es falta de confianza… es por si acaso. Para que nadie ose arrepentirse de su golpe de generosidad.

 

CELOSAMENTE ESCONDÍ LA DOBLE LLAVE DE LA CAJA DEL DINERO

 

“El dinero, se guarda sólo en la caja correspondiente, custodiada bajo doble llave: la de la caja, y otra, que puede ser la del armario o del cajón (…) Ésta última ha de ser distinta de la de otros muebles o de las que usan otras personas. Es necesario que las llaves se custodien de forma que siempre se requieran dos personas para hacer movimiento económico, y evitar que en ausencia de uno de los que tienen la llave, se actúe como si sólo hubiera una (…) Sólo el interesado debe saber dónde la guarda, y no se lleva en los bolsillos. (Vademécum del gobierno local, VIII-1) Tiene una llave el secretario, y otra el director” (Vademécum de las sedes de los centros. III-1).

En fin, que como para una urgencia el sacar dinero.

Y yo, avergonzada…, cerraba, guardaba, custodiaba. (Hasta que un día, faltó dinero. Ese día, dejé de custodiar: cambiaron las tornas, y a partir de entonces, me custodiaron a mí. Pero ésa es otra historia…)

 

 

ENCERRÉ BAJO LLAVE, LA LLAVE DEL SAGRARIO.

           

“La llave del Sagrario, la custodia el Director bajo llave. También el duplicado” (Vademécum de las sedes de los centros, p.26)

Y si el sacerdote necesita abrir el sagrario para llevar la comunión a un enfermo… o para dar una bendición… y no están las custodiadoras de  llaves, pues no importa. Lo que importa es que se ha cumplido el criterio, todo bajo control, todo bajo llave.

Por si acaso… por si acaso no se sabe qué, no se me ocurre… pero por si acaso, de todas formas.

Y así obedecía, así lo hacía.

 

 

Y TAMBIÉN ENCERRÉ AL CURA BAJO LA DOBLE LLAVE DE LA DOBLE PUERTA

Copio del Reglamento interno de la Administración: “La comunicación entre las dos casas tiene dos cerraduras distintas, una a cada lado de la puerta; o mejor, dos puertas: cada una con distinta cerradura.

Custodia el Director una llave, y la otra, diferente, la Directora. (II.18-1)

“Las puertas de comunicación, deben estar siempre cerradas con dos llaves” (18.2)

“Para abrir y cerrar las puertas, acudirán siempre al menos dos personas” (18,5)

 

Sin palabras. Así le custodiábamos, escoltándole, por los pasillos de la casa, hasta que terminada su misión, le volvíamos a escoltar, dejándole encerrado con  el cerrojo de la doble puerta.

Y yo, obediente…, y abochornada, así lo hacía.

 

 

 CONTROLÉ, BAJO LLAVE, LAS FOTOGRAFÍAS

 

“Resulta útil hacer y archivar fotografías referentes a la vida del centro (…) El archivo está cerrado con llave, que custodia el Consejo local” (Vademécum de las sedes de los centros, p. 17) “Son parte importante de la historia de la Obra” (Vademécum de las sedes de los centros, p.18)

Fotografías que,- no dice aquí, no lo he encontrado…-pero lo he visto,- serán hábilmente manipuladas y recortadas con el fin de borrar todo rastro de los desertores. No hay nada que hablar, no hay nada que recordar. Esto es un documento gráfico para la historia, y el que se mueve, no sale en la foto.

Alguien jugó a los recortables, y vosotros y yo, ya no estamos. (¡Gracias a Dios, nos fuimos!)

 

CONTROLÉ LOS CERROJOS DE PORTERAS Y PORTERÍAS

“La ventana, habitualmente cerrada con un pasador (…) tiene unas contraventanas con cerradura que el Director cierra con llave por las noches” Reglamento interno de la Administración (40.2 ) “La puerta queda cerrada con llave” (40,3) “El local de la portería se aísla también (…) con otra puerta cerrada por dentro con un pasador” (…) “Esta puerta tiene una cerradura que el Director cierra con llave por las noches” (40,4) “La portera dispondrá también de un teléfono (…) que queda cerrado con llave” (44,2)

¿Cómo os quedáis?

 

Y ECHÉ EL CERROJO A MUCHAS OTRAS COSAS, que enumeraré, aunque no he buscado el documento de referencia del criterio. Pero os aseguro que  las recuerdo, y vosotros también. Triste recuerdo…

 

Bajo llave las ventanas con vistas. Vistas a la otra sección, claro. Nada de vistas. Todo cerrado, por si acaso…

 

Bajo llave el cuarto de maletas. Por si acaso…

 

Bajo llave, las bebidas alcohólicas.

Y como sarcasmo, el vino de Misa incluido en el set. Siempre buscando portadoras de llaves, aun para las tareas más inocentes, como emborrachar unos bizcochos, limpiar una planta con cerveza, preparar la Misa… Qué peligro, no tener cerrado el armario de las botellas. No es falta de confianza, es… por si acaso…

Y yo, avergonzada, pasaba el cerrojo. Lo confieso.

 

Bajo llave, la Televisión, y por la noche, bajo llave, la conexión a Internet. Bien controlado, bien cerrado. Por si acaso…

Y yo, avergonzada… lo cerraba

 

Bajo llave, los libros peligrosos. “Porque cuando la Iglesia quitó el Índice, yo puse el mío”. San Josemaría. Ver el “Índice” ó “Guía bibliográfica” publicada en documentos internos de esta Web.

 

Bajo llave, la llave de tu coche. Para tener que pedirlas, Para que no cuentes con él. Por si acaso te creías que tenías algo. O por si tramabas un uso incorrecto: “Por espíritu de pobreza y desprendimiento, los coches no los usan las familias (…) siempre habrá otras soluciones: usar un taxi, o alquilar un coche, por ejemplo”. (Experiencias de los Consejos Locales, VIII,3) Familias, que en muchos casos, habían donado coches…,pero en todos, habían donado un hijo.

 

Y yo, avergonzada, controlaba, encerraba, custodiaba, acerrojaba… Lo confieso.

 

 

Y a todo esto, oh! paradoja: las numerarias auxiliares, sin llaves. Las he visto muchas veces sentadas en la escalera. No pueden entrar en su casa. La noche es fría, se ha hecho tarde, y… sin llaves. Un vecino les pregunta ¿Por qué no entráis? ¿Habéis perdido las llaves?

No importa… esperamos a la portadora de llaves. Es el criterio. Como en cualquier familia, ¿no?

Yo lo presencié, avergonzada… y no lo denuncié. Lo confieso.

 

 

ÉSTOS SON LOS CERROJOS MATERIALES QUE YO RECUERDO. VOSOTROS ME DIRÉIS QUE LOS MATERIALES NO SON LOS MÁS IMPORTANTES, Y TAMBIEN ME DIRÉIS QUE ME HE OLVIDADO DE ALGUNOS… EN TODO CASO, SON MÁS QUE LOS “SIETE CERROJOS DEL CORAZÓN” PERO ESO MERECE OTRO CAPÍTULO. 

 

Otro día, más.

Dolce Vita

 

(Por favor, los que estuvisteis dentro, perdonadme si tenéis pesadillas ésta noche…)

 

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Publicado el Wednesday, 28 May 2008



 
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