Opuslibros - Reflexiones al hilo de vuestra página.- Tomás de Zárate

Tomás de Zárate :

Hola!

Debiera estar preparando la cena pero me he entretenido con internet y con vuestra página web. No sé si tengo algo que deciros... pero es indudable que me habéis dado en qué pensar. Yo también he sido numerario, y también me resultó difícil la salida, pero tengo una percepción algo distinta de la Obra y de la Iglesia. Vivo en Eslovenia, donde me he casado, y justamente este domingo estuve de visita en el centro de aquí, pues iuri -un numerario- me invitó a visitarles con mi mujer. Anteriormente él había venido a casa un día... ¡aunque se retrasó muchísimo!

A Iuri le conocí de una forma muy abrupta; mis padres vinieron para la boda - coincidió con el día de la hispanidad - fueron a la recepción de la embajada - nos convencieron a mi señora y a mí para que entráramos y allí me presentaron a Iuri (en realidad se llama Jorge, y en esloveno se escribe Juri, pero se pronuncia "iuri"). Éste se había dado a conocer espontáneamente y mis padres adivinaron que era numerario. Y yo, a poco de conocerle, me encontré con una estampa de nuestro padre en la mano. Todo perfectamente típico.

Entre mis mejores amigos se encuentra un numerario, el mismo que me habló de pitar, en Canarias.

Con Iuri quedé una segunda ocasión para tomar un café. Allí le dejé entender claramente que, si me iba a vender la formación en la Obra, yo no estaba por la labor pues no me encuentro especialmente identificado con la espiritualidad del Opus Dei. A pesar de ello, a Jesús le conocí por medio de ellos, y eso es algo que no puedo agradecer bastante.

¿Cómo compaginar la idea de que "la institución" puede ser tan atroz? Y, de hecho, más que una pregunta sobre el Opus Dei, es una pregunta sobre la misma Iglesia. Y tengo que recordarme que es difícil topar con algún pecado que en la Iglesia no se haya cometido. Así somos los hombres. Y Dios trabaja con eso.

No dudo sobre vuestra honestidad, estoy seguro de que hacéis lo que pensáis que es lo más correcto. Y de hecho está bien que exista un apoyo para salir del Opus Dei. Con todo, creo que hay algunas claves que conviene resaltar:

1. La colectividad absorve la personalidad. En el caso de un colectivo minoritario, el mayoritario sirve como fondo de contraste y, por lo tanto, de decisión. Pero en cualquier lugar, uno es responsable de su propia vida, y esa es un enseñanza que poco a poco nos llega en cualquier vida no enclaustrada. Afortunadamente, por muy cerrada que pueda parecer la institución, vuestros mismos testimonios atestiguan que "se puede" reflexionar aún en los casos más severos. Antes lo raro era no ser creyente, y casi nadie se salía de las filas; ahora es al contrario, pero es también la primavera de la Iglesia que estamos viviendo...

2. ¡Cuántas cosas hermosas para quien vive su vocación! y, al contrario, que rastrera es la vida para el que se obliga a vivir algo que no es para él. ¿Es posible la vocación al Opus Dei? Creo que sí, lo creo por esas personas que he conocido y que, a pesar de su "hábito de tácticas" -como iuri que me da la estampa- son plenas, felices, contentas...

3. La mayoría de los peores y más frecuentes pecados de la Iglesia "cotidiana" tienen que ver con la clásica presunción de grupo: "nosotros" sabemos lo que es mejor para ti. Una vez más, esto es un capítulo para la psicología y la sociología, no es exclusivo de la Iglesia pero, sin duda, es un buen lugar donde muestrearlo. Con este mi mejor amigo -numerario- me he peleado frecuentemente por este "nosotros somos los que podemos hablar con propiedad de la religión y de la moral". Pero él mismo ha admitido mis correcciones, y me ha dicho un "tienes razón, lo siento, se me ha ido la pinza". Tal vez deba remarcar que yo soy también el primero en portarme como un idiota, llevado por las circunstancias.

Por ejemplo, soy recién casado y hace unos meses descubrí una cosa terrible. Mi mujer, Mateja, suele estar más preocupada por la limpieza de la casa y estas cosas. Pues bien, de repente me había acostumbrado a que ella se hiciera cargo de la casa. Esto no parece terrible, pero lo que no sé explicar es el sentimiento machista-egoísta que me dominaba de una forma muy sutil, muy educada. Creo que es por lo siguiente: la mujer no tiene ningún reparo en dar su cariño como quien adora, en cierta forma, a su marido, como un niño sobrecrecido. Y el marido, o sea yo, pues se va creyendo ser el rey del universo, al menos en su casa.

Para acabar con esta historia diré que ahora soy el responsable de la mitad de la casa. Por fortuna es muy pequeña.

4. El mundo del derecho es frío, no se puede esperar nada distinto; actúa implacable sobre los que juzga y así pensamos que es mejor.

5. Todos tenemos mucho que aprender, y los miembros del Opus Dei tanto como cada hijo de vecino. La institución es cada uno de los miembros, y tiene todas las de perder si solo cuenta con las fuerzas humanas. Pero, aunque solo sea viendo la historia de la Iglesia, Dios está detrás, sosteniendo un edificio en ruinas.

6. Está bien ayudar a los que quieren irse y no encuentran fuerzas, pero estaría mejor llamar a la responsabilidad de cada uno para con su vida. Y dar gracias a Dios porque, a pesar de todos esos desastres, el mensaje llega; y llega un "todo se basa en tu relación con Dios" que es lo suficientemente nítido para que, desde esa llamada a la responsabilidad, cada uno se decida por su camino o por su no-camino.

Tengo hambre y he de cocinar. Siento no poder escribir mejor ni dar mejor cuenta de las cosas. Perdonad que os hago perder el tiempo con un email que no vale mucho. Paciencia, alegría y perdón. A cuidarse mucho

tomás de zárate

Publicado el Friday, 23 May 2008