Muy querida Agustina,

quizás no quieras publicar mi escrito, quizás porque puede herir las susceptibilidades de algunos/as en la web, después de meditarlo durante mucho tiempo me atrevo a contarte a tí lo que pienso del tema suscitado ultimamente a raiz de la disculpa del Papa Benedicto XVI por los sacerdotes pederasta.

He de decirte que no quiero disculpar a nadie por sus faltas pero tampoco las voy a juzgar, sólo Dios lee el corazón y la mente de los hombres, allá cada cual con Dios. Pero quiero contarte una historia vivida por mi , de cerca y a partir de ahí que cada cual piense lo que quiera. Yo sí echo sobre la Iglesia la culpa de lo que sucede por tener a sus sacerdotes abandonados, en la soledad más absoluta y, del mismo modo que nos quejamos que en el OPus Dei se hacen cosas contra natura, en el mundo mundial ocurre tres cuartas partes de lo mismo con respecto a muchos sacerdotes. No voy a generalizar pero hablaré de un caso concreto.

Ocurrió en un pequeñísimo pueblo de la Suiza protestante, la mayoria, el cantón da  lo mismo, donde pasamos nuestro verano. Teníamos un sacerdote, hay una capilla católica, de la que él se ocupaba todos los dias del año, frio, nieve en invierno y la más absoluta soledad. única ocupación atender a los pocos católicos del pueblo y pueblos de alrededor, la mayoria portugueses y gallegos, la mano de obra de Suiza, buena gente pero que se pasan la semana trabajando de sol a sol y acuden a la Iglesia el sábado o domingo a la celebración Eucarística. No da para más. Dicho sacerdote busca otras salidas y empieza una labor en Bulgaria con orfanatos, esto hace que la gente se implique para mandar alimentos ,ropa, dinero y demás menesteres.

Pero el escandalo salta cuando le descubren en internet formando parte de una red de pederastas que utilizaban los orfanatos.....pienso que él fue usado a su vez, por ingenuo y por estar en la más absoluta soledad. Mi reflexión es la siguiente ¿qué habría hecho yo en su lugar? ¿qué habríais hecho vosotros?. El buscaba solamente ser querido y acogido, se lo daban los niños que necesitaban ser queridos y acogidos. Saltada la chispa se lo llevaron a la abadía de Saint Maurice, el pueblo se quedó sin sacerdote. Allí estuvo unos pocos meses, se le declaró un cancer y murió poco tiempo después. Escribió a los periódicos que le mancillaron y le ultrajaron pidiendo el perdón, pero pocos estuvieron para ayudarle.

Todo quedó en silencio, muerto el perro muerta la rabia. Me recuerda esto otros muchos casos en otro orden de cosas, muerto el perro muerta la rabia, la Iglesia sigue tan feliz, el Opus Dei sigue tan feliz ....

Nada más,

Marietta

Nota de Agustina.- Querida Marietta, ¿por qué no iba a publicar tu escrito? Imagino que porque yo he sido muy crítica con el fundador de los Legionarios de Cristo por ser un pederasta y porque los peredastas, sean curas o no, me producen repugnancia, igual que a ti. Que haya habido algún caso en el que hayan pagado justos por pecadores me parece triste e injusto. Un abrazo.