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 Tus escritos: Anecdotario (II).- Books

010. Testimonios
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ANECDOTARIO (II)

Books, 28.IV.08

 

 

 

Siempre hubo clases

Creo que fue una buena ocurrencia aquello de que decidieran que dejáramos de levantarnos cuando la directora entraba en el cuarto de estar o en el  comedor. Realmente, qué familia tan rara. También me pareció una estupenda idea dejar de tratar a las numerarias auxiliares de usted. Qué familia tan rarísima, entre hermanos y un trato tan distante. 

Después se les ocurrió que a las personas mayores de no sé qué edad, se les hablara de usted.  Qué mal me sentó que una esaboría de unos veinticinco años, se aprendiera tan bien la lección y me hablara de usted cuando yo tenía algo más de treinta años. Pero esto no cuajó.  Total, que parece que lo del tratamiento les debía preocupar...



Recuerdo, que siendo adscrita y viviendo en la administración de un colegio mayor, se me atragantó la comida cuando entró al comedor una numeraria auxiliar y me habló de usted y me sirvió la comida. Esta chica era de un barrio muy cercano al mío tal vez un pelín más bajo si hablamos de clases sociales. Era una escena rarísima. Y a propósito de clases, decir que conmigo la teoría de que los numerarios son la “élite”, no se cumplió, ya que mi familia era de clase bastante normalita, mi padre un trabajador, muy currante por cierto, que nos sacó adelante porque descansaba bastante poco. Pero sí es cierto que mi caso es de los poco corrientes.

 

Algo que nunca entendí y que no me gustaba era el por qué una directora tenía derecho a llegar tarde. Cada uno tiene su vida, su trabajo, sus encargos. Cada uno es responsable de no hacer esperar a los demás, aunque a veces sea inevitable, para todos.

 

Solo en una ocasión de mis años en el opus dei se me ocurrió ir a “comentar” una cosa a la delegación. Era sobre algo que me sorprendió de la directora de un curso anual al que había asistido. Tenía que haber visto a la de san miguel pero estaba ausente, con lo cual la que me recibió fue la directora. Tardé algo en decidirme, porque estos temas me ponían muy nerviosa. Antes de la cita, yo tenía una consulta en un médico. Había previsto que llevara retraso, pero aquel día fue una pasada.

 

Llegué tarde, unos diez o quince minutos. Y ¡joder¡ qué recibimiento!!!: “Me has hecho esperar”, yo no puedo permitirme el lujo de perder el tiempo”. No sé si dijo algo más. El caso es que yo empecé a sudar, algo raro en mí. No me dejó explicarle nada. Yo no arrancaba. Empecé a trabucarme, y por fin lo solté. Ella me dijo, mirándome con ojos de sapo: “Ya lo sabía”. No volví a “comentar” nada nunca jamás a las instancias mayores.

 

Otra cosa que me ponía de los nervios era escuchar la frase “las numerarias tenemos que dar ejemplo a las auxiliares” No se podía hablar de cualquier cosa delante de ellas, con lo cual tenías que disimular o morderte la lengua. ¡ejemplo a las auxiliares! que en muchísimas ocasiones nos daban mil vueltas en todos los aspectos,

Pero ¡c’est la vie...!

 

La pasarela cibeles

 

En el centro de estudios, en los dos años que permanecí creo que me compré una falda, una blusa, una rebequita de perritos, y dos retales de tela, uno de ellos horroroso. La ropa que llevé durante este tiempo, era  cedida. Recuerdo tres modelitos. Uno de ellos lo heredé de una que acababa de llegar de colegio romano. Era un conjuntito de falda, “yersy” y bobita. Celestito y a rallitas naranjitas. De “punto”. ¡qué cosa tan fea! ¡qué rancia estaba! Parecía salida de un hospicio...... pero había que vestirse. Otro consistía en falda gris, lisa por detrás,  y con unas tablitas delante, y una chaqueta azul.......ya os podéis imaginar qué imagen tal laical, con la falda  por debajo de las rodillas.

 

Y este se llevó la palma. Conjuntito de tela de algodón de camiseta, falda y camiseta de cuello mao, a rallas anchas azules y blancas, no sé si parecía una presidiaria o un jugador del Español, club de fútbol......  había que ir vestida..... Pero claro, aquella “no era yo”.

 

CAMARERA ¡!!!!!!

 

Pues sí, resulta que fui camarera durante un año, ¡y yo sin saberlo¡. Necesité pedir mi vida laboral para no recuerdo qué y me llevé esa sorpresa. También fui pinche de cocina y jefe de cocina.

 

Ocurrió que en una ocasión tuve que ir a las oficinas del paro..... Esto fue anterior a lo de la vida laboral. No sabía ni para qué iba. Me preguntaban que cuándo me contrataron, que por qué lo dejé..... Hice un ridículo monumental.

 

Más tarde trabajé en una administración por las mañanas, incluido sábados y domingos, daba clases por la tarde, de lunes a viernes y cobraba el paro........ Nunca firmé un contrato ni una nómina en los colegios mayores y  por lo visto estuve contratada cuatro años. De todos modos y a pesar de lo esperpéntico del caso, algo es algo, porque de todos los años que trabajé..... pude cotizar sólo en algunos momentos. Después vino lo de la póliza, pero esa ya es otra historia.

 

Una boda y un funeral

 

Andaba yo con un pie fuera y otro saliendo. Se casaba una de las personas que trabajaban conmigo como empleada  de hogar en una administración. Además era mi amiga. Siempre me llevé muy bien con ellas, y ponía empeño en que estuvieran bien atendidas.

 

Pues dio la casualidad de que el día de la boda, a la misma hora había círculo en el centro en el que vivía. Lo dije. Era fácil cambiarlo ya que era época de vacaciones. La directora dijo que vería qué se podía hacer. Negativo, el círculo no se cambiaba, ni de hora ni de día. Yo dije que me iba a la boda (a la ceremonia, claro). La juanita me dijo, que yo vería. Y le dije que efectivamente, y me fui.... más ancha que unas pascuas.

 

En otra ocasión había fallecido la madre de una supernumeraria de mi grupo. Coincidía el funeral con una reunión de encargadas de grupo. Dije que no asistiría a la reunión. Me insistieron en que tenía que estar. Patético. Reuniones que a veces consistían en leer papelitos, que no aportaban nada, que cualquiera me lo podía contar en otro momento. Y no, el funeral por la madre de una persona de la obra, no era tan importante. Llegué a irritarme sobre manera, pero me fui al funeral.

 

Y es que en la obra la caridad está por encima de todo... eso es lo que dicen.

 

Los lunes al sol

 

Hubo un momento en que mis padres empezaron a ser como niños. Ambos con problemas para caminar, muy torpes, vamos. Y después, mi hermano del que ya contaré en otra ocasión. Cuando iban de vacaciones, nos turnábamos entre el resto de los hermanos para estar con ellos en la playa. Bajar la sombrilla, las sillas, toallas, la nivea, el aftersun,  el periódico.... y claro, a ellos.

 

Cuando le conté a una directora de la delegación que me iba, me sale con lo siguiente: “Tú, bajas todas las cosas, y después te subes a tu casa”. Yo aluciné, “pero si lo más gordo es meterlos y sacarlos del agua, ponerles las cremas, las toallas por encima, o sea ¡estar con ellossss!”. “Tú verás, pero ya sabes que no vamos a la playa en verano”. Chúpate esa. Pero las directoras sí iban, “por prescripción médica”. A mis padres, que les dieran dos duros... allá ellos....  Pues esto es  lo que hay, o lo que había..... ¡como todo ha cambiado tanto!??.

 

Un abrazo, books.

 

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Publicado el Monday, 28 April 2008



 
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