Me solidarizo con lo que Trinity (18.04.08) y Haenobarbo (21.04.08) han escrito recientemente sobre esta cuestión. Efectivamente, no es necesario, desde el punto de vista canónico y teológico, que el prelado de una prelatura personal sea obispo; un sacerdote de la prelatura puede ejercer ese cargo, ya que esa figura jurídica no se encuadra en la estructura jerárquica de la Iglesia, sino en el fenómeno asociativo de ésta. Me remito al libro del teólogo Pie-Ninot, Eclesiología, Sígueme, Salamanca 2007. También recuerdo los comentarios que sobre esa cuestión publiqué en esta página web en mi nota del 21 de enero de 2008.

Álvaro del Portillo, mientras ejercía como sacerdote el cargo de prelado personal del Opus Dei desde noviembre de 1982, fue ordenado “obispo titular de Vita” el 6 de enero de 1991 y continuó siendo prelado de la Obra hasta su fallecimiento el 23 de marzo de 1994. Por tanto, la vida de del Portillo demuestra que un prelado de una prelatura personal no debe ser necesariamente obispo, pues él ejerció ese cargo durante casi ocho años siendo sacerdote.

Dicho de otra manera, ni Álvaro del Portillo ni Javier Echevarría son obispos del Opus Dei. Son prelados del Opus Dei. El hecho de que ambos hayan sido nombrados y ordenados obispos titulares de sedes “in partibus infidelium” se debe a que la Santa Sede ha considerado hacerlos dignos de ese nombramiento a consecuencia de los servicios prestados por ellos a la Santa Sede. Esa ordenación episcopal no es inherente a su condición de prelados del Opus Dei, sino a circunstancias personales suyas y de política eclesiástica del Vaticano.

Y termino con un dato erudito. La sede episcopal de Vita se encontraba, en la Antigüedad, en el norte de África y formaba parte de la provincia romana de Bizacena, ubicada en el actual Túnez. Un sacerdote nacido en Vita y que luego formó parte del clero de Cartago escribió en el año 488 ó 489 la Historia de la persecución de la provincia africana, es decir, la historia de la persecución de los vándalos contra los católicos del norte de África en el siglo V. De la antigua sede episcopal de Vita se sabe hoy día muy poco, hasta el punto de que hay dudas a la hora de ubicarla con exactitud en el mapa.

Josef Knecht