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 Tus escritos: Prácticas de las sectas.- Sancho1964

060. Libertad, coacción, control
sancho1964 :

Gracias a la recomendación de Austral decidí leer un poco sobre el libro "El control mental de las sectas". A continuación copio alginos fragmentos que me parecen interesantes y creo que pueden animar a mas de alguno a darse una vuelta con calma sobre ese escrito.

Capítulo 3

La amenaza: las sectas de control mental en la actualidad

(...)

El reclutamiento: cómo se hace

Como puede verse, hay muchas formas diferentes para atraer a la gente a un grupo que utiliza el control mental. Dado que los grupos destructivos buscan deliberadamente a personas que son inteligentes, tienen talento y triunfan, los propios miembros resultan muy persuasivos y seductores para los nuevos. El simple número de miembros comprometidos y sinceros que el recién llegado conoce es probablemente mucho más atrayente para el posible converso que cualquier doctrina o proyecto. Las grandes sectas dan sobrada prueba de que saben entrenar muy bien a sus «vendedores». Adoctrinan a los miembros para que sólo muestren los aspectos favorables de la organización. Se les enseña a suprimir cualquier sentimiento negativo que tengan sobre el grupo y a que siempre muestren una expresión de felicidad y alegría en su rostro.

De la misma manera, se les enseña a evaluar la personalidad del recién llegado y a cómo presentar al grupo para que éste se trague el anzuelo. En los Moonies, me enseñaron a utilizar un modelo de personalidad dividido en cuatro categorías. Las personas estaban catalogadas en pensadores, emotivos, activos o creyentes. Los pensadores eran aquellos que enfocan su vida con la mente, como los intelectuales. Los emotivos se dejan regir por sus emociones. Los activos realizan alguna actividad continuamente y tienen un físico muy desarrollado. Los creyentes tienen inclinaciones espirituales...



Si una persona estaba catalogada como pensadora, utilizábamos un acercamiento intelectual. Le mostrábamos fotografías de ganadores del premio Nobel mientras participaban en una de las conferencias científicas patrocinadas por el grupo, o a filósofos que discutían una amplia variedad de temas de interés. Se trataba, deliberadamente, de dar la impresión de que estos gigantes de las comunidades científicas y académicas apoyaban nuestro movimiento. En realidad, hasta donde yo he podido saber, ni uno solo de ellos ha apoyado nunca la causa Moon. Estaban interesados tan sólo en reunirse con sus colegas profesionales y sus amigos. Desde luego que los viajes pagados y los miles de dólares que recibían en concepto de honorarios representaban un incentivo extra.

Los emotivos siempre respondían bien a un acercamiento amable y cariñoso por parte de los miembros. Con estas personas mi grupo ponía de relieve nuestro bienestar emocional, y hacíamos hincapié en el aspecto de gran familia del grupo. Les hablábamos siempre del amor y de que no había suficiente amor «real» en el mundo. Los emotivos deseaban automáticamente ser aceptados por los demás en el grupo, así que hacíamos todos los esfuerzos para transmitirle a la persona una sensación de cariño y de aceptación incondicional.

A los activos les agradan los desafíos y buscan el triunfo en muchos aspectos de su vida, Son personas orientadas a la acción. Quizás habían visto la miseria y el sufrimiento del mundo y deseaban ponerle fin. Nosotros les contábamos lo mucho que hacíamos al respecto. Tal vez estaban preocupados por la guerra o el comunismo, y nosotros enfocábamos nuestro discurso de forma que llegaban a creer qué éramos el único grupo con un plan de acción que funcionaba. (A pesar de que objetivamente no era cierto, nosotros creíamos que si lo era.) Les hablábamos de los cientos de programas que patrocinábamos para reparar y sanar a este mundo «destrozado».

Considerábamos a los creyentes como personas que se centraban en la búsqueda de Dios o de un significado espiritual para sus vidas. Era habitual que nos relataran sus experiencias espirituales: sueños, visiones, revelaciones. En la mayoría de los casos, estas personas estaban «abiertas de par en par», y en realidad se reclutaban a sí mismas. No dejaba de sorprenderme ver la cantidad de gente de esta categoría que nos decía que habían estado rogando a Dios para que les mostrara lo que él deseaba que hicieran con sus vidas. Muchos creían que habían sido guiados «espiritualmente» hasta uno de nuestros miembros. Con estas personas no había más que compartir nuestros «testimonios» para convencerlas de que Dios les había guiado hasta nosotros.

Al contrario de lo que cree la gente, la mayor parte de las personas que reclutábamos no pertenecían a la categoría de los creyentes, sino que eran emotivos o activos. En cuanto a los clasificados como «intelectuales», los más de ellos se convertían en líderes de la organización.

Con estos modelos de personalidad para guiar a los reclutadores, y cientos de grupos pantalla para ocultar sus operaciones, la organización Moon puede lanzar una extensa red de reclutadores capaz de pescar a las personas más diversas.18 Y en realidad los miembros se consideran a sí mismos como «pescadores de hombres», un término sacado de una de las metáforas de Jesús para sus discípulos en el Nuevo Testamento.

El trabajo de los pescadores, sin embargo, se ve considerablemente facilitado por el hecho de que la mayor parte de la gente no tiene idea de los enormes recursos de las principales sectas destructivas. Muchas de éstas se han hecho ricas gracias a las técnicas y estrategias para recaudar fondos a través de las aportaciones del público y de la apropiación del dinero y propiedades de sus propios adeptos. Reinvierten una gran parte de este capital en reclutar nuevos miembros. Hoy en día, es bastante común que algunas sectas dediquen sumas muy elevadas en contratar empresas de relaciones públicas. Pagan las tarifas más altas a los expertos para que les ayuden a conseguir la «imagen» positiva que necesitan para obtener mejores resultados en la consecución de sus propósitos secretos. Contratan a especialistas en marketing para que diseñen sus campañas de reclutamiento. Utilizan cualquier método que funcione.

Una persona normal no tiene muchas posibilidades de resistencia. No entiende el control mental. No conoce la forma de actuar de las diferentes sectas. No sabe cuáles son las preguntas que debe formular ni los comportamientos que debe vigilar. La persona normal supone que nunca la podrán captar.

(...)

A pesar de que en el capítulo 4 me ocuparé con más detalle de los procesos de control mental, hay un tema muy importante que merece una discusión aparte: las fobias.19 ¿Conoce usted alguien que haya padecido una fobia? ¿Usted mismo, tal vez? Las fobias más comunes son el miedo a volar en aviones, a hablar en público, a utilizar un ascensor, conducir por túneles o puentes, y a ciertos animales como las serpientes, las araña, e incluso los perros.

Básicamente, las fobias son una intensa reacción de miedo a algo o a alguien. La reacción fóbica puede variar desde una muy suave a una muy intensa. Una reacción fóbica intensa puede causar reacciones físicas como aceleración del ritmo cardíaco, sequedad de boca, sudores y tensión muscular. Hay fobias que llegan a inmovilizar a las personas impidiéndoles hacer cosas que en realidad desean hacer. Es muy cierto que las fobias pueden anular en el individuo la capacidad de elegir libremente.

Por lo general, las personas desarrollan fóbias como resultado de una experiencia personal traumática- Por ejemplo, un amigo que muere en un accidente de aviación; alguien que se queda encerrado durante horas en un ascensor sin luz; un conocido a quien ha mordido una serpiente Aprendemos a asociar sentimientos extremadamente negativos con el objeto. Tras una experiencia semejante, nuestros miedos pueden tomar vida propia y, en cuestión de minutos o después de algunos años, convertirse en una fobia.

La estructura de una fobia incluye diversos componentes internos que interactúan originando un círculo vicioso. Estos componentes incluyen los pensamientos preocupantes, las imágenes internas negativas y los sentimientos de temor y de estar fuera de control. A veces, el simple hecho de pensar en el objeto puede poner el ciclo en marcha. La persona, por ejemplo, se dice a si misma: «Espero que el profesor no me haga salir a leer mi informe», y éste pensamiento es suficiente para provocarle tensión y angustia. Ve (por lo general, de forma inconsciente) una imagen de sí misma que avanza hasta la pizarra y se queda helada. En esta «película» tan vívida se ve a sí misma sudando y moviéndose inquieta mientras la mente se le queda en blanco. Todo el mundo se ríe y el profesor comienza a increparía. Este ridículo imaginario le aumenta la sensación de inquietud ante la posibilidad de ser la próxima de la lista, y así ya está en el buen camino para tener una fobia completamente desarrollada. La gente que sufre abusos sexuales en la infancia a menudo adquiere fobias que le impiden una correcta actividad sexual incluso, en la madurez, a menos que reciban el tratamiento adecuado.

¿Qué tienen que ver las fobias con las sectas y el control mental? En algunas sectas, se consigue que los miembros tengan fobia a abandonar el grupo. Las sectas actuales saben cómo implantar de forma efectiva en el subconsciente de los adeptos, vívidas imágenes negativas que hacen imposible que el individuo pueda imaginar siquiera la posibilidad de ser feliz y tener éxito fuera del grupo. Cuando se programa el inconsciente para que acepte las imágenes negativas, éste se comporta como si fueran realidad. Se consigue que el inconsciente almacene una serie de imágenes que representan todas las cosas malas que le pueden ocurrir al sujeto si, alguna vez, intenta traicionar al grupo. A los miembros se les programa abierta o sutilmente (según la organización) para que crean que si abandonan el grupo sufrirán una muerte horrible (atropellados por un coche, en accidente de avión, por una enfermedad espantosa) o provocarán la muerte de un ser querido. Algunos grupos programan a sus adeptos para que crean que si se marchan, el resultado será el holocausto nuclear a escala planetaria.

Desde luego, todos estos pensamientos son irracionales y no tienen el menor sentido. Sin embargo, no olvide que la mayoría de las fobias son irracionales. La mayor parte de los aviones no se estrellan, los más de los ascensores no se atascan, y la mayoría de los perros no están rabiosos. En muchos casos, las fobias inducidas por las sectas están tan bien ideadas e implantadas que la gente ni siquiera sabe que existen. Los miembros están tan condicionados para suprimir su verdadera personalidad que ni tan sólo se dan cuenta de su deseo de marcharse. Creen que son tan felices en el grupo que jamás querrán abandonarlo. Estas personas no pueden generar imágenes positivas de sí mismas después de abandonar el grupo.

Imagine lo que pasaría si usted creyera que unas personas misteriosas están resueltas a envenenarlo. Si esta idea estuviera implantada dentro de su inconsciente, ¿cree que podría ir a un restaurante a disfrutar de la comida? ¿Cuánto tiempo cree que transcurriría antes de comer únicamente los alimentos que compre y cocine usted mismo? Si, por casualidad, la persona que ha ido a comer con usted a un restaurante se pone enferma de repente, ¿cuánto tiempo pasaría antes de que dejara de comer del todo?

Esta creencia limitaría radicalmente sus elecciones. Claro está que usted puede intentar disimularla o incluso racionalizar su comportamiento diciéndole a sus amigos que no le agrada comer fuera porque está a dieta, o tratar de convencerlos de que los restaurantes son poco limpios y peligrosos. Por lo tanto, su elección en materia de comida ya no incluye la posibilidad de ir a un restaurante a disfrutar de una buena mesa.

De la misma manera, las fobias implantadas por las sectas despojan a la gente de su posibilidad de elegir. Los adeptos creen a pies juntillas que serán destruidos si abandonan la seguridad del grupo. Piensan que no tienen otro camino para crecer espiritual, intelectual y emocionalmente. Están prácticamente esclavizados por esta técnica de control mental.

(...)

Las formas básicas de reclutamiento

¿Como podemos aumentar nuestra precaución ante el reclutamiento de las sectas? La mejor manera es ser capaz de reconocer al punto las formas en que las sectas tratan de conseguir nuevos adeptos. Hay tres formas básicas para abordar a una persona: a través de un amigo o pariente que ya es miembro; a través de un extraño que traba amistad con el sujeto (por lo general, una persona del sexo opuesto), y, por último, a través de un acto patrocinado por la secta, como puede ser una conferencia, un simposio o la proyección de una película.

Muy a menudo, el individuo no sospecha que está siendo reclutado. El amigo o el pariente acaban de tener unas experiencias interiores increíbles y desean compartirlas, o bien sólo «quieren conocer su opinión», simulando que necesitan ayuda cuando en realidad lo que pretenden es engañarle para que asista a una sesión de adoctrinamiento. Si el reclutador es un extraño, las más de las veces el individuo pensará que ha hecho un buen amigo.

Las encuestas efectuadas a actuales y a antiguos miembros de sectas revelan que la mayoría de las personas reclutadas por las sectas destructivas fueron abordadas en un momento de tensión en que eran vulnerables. La tensión tiene con frecuencia su origen en un cambio importante: el traslado a otra ciudad, el comienzo en un nuevo empleo, el fin de una relación, los problemas económicos o la pérdida de un ser querido. Las personas en tales situaciones tienden a que sus mecanismos de defensa estén sobrecargados o debilitados. Sí no saben cómo descubrir y evitar a las sectas destructivas, son presa fácil.

Es importante tener en cuenta que el reclutamiento no ocurre así sin más. Es un proceso impuesto por unas personas a otras. Ejecutivos de empresas que ocupan cargos de mucha responsabilidad, que se ven presionados por la competencia y están obligados a triunfar, son reclutados por colegas que les hablan de los increíbles beneficios que pueden conseguir si participan en el «curso». Los estudiantes universitarios presionados por el trabajo académico y la necesidad de ser aceptados se harán amigos de un reclutador de sectas profesional, o asistirán a una conferencia del grupo sobre algún tema de actualidad. Un ama de casa empujada por la necesidad de «hacer algo con su vida» sigue el ejemplo de una amiga y entra en la pirámide de una compañía de ventas a domicilio. Un estudiante de bachillerato es alentado por sus compañeros a participar en ritos satánicos.

Otras personas entran en contacto con las sectas a través de un medio impersonal. Hay gente que empieza por comprar un libro de la secta anunciado en la televisión como un best seller; habrá otros que reciban por correo una invitación para asistir a una, en apariencia inocente, reunión de «estudio sobre la Biblia». Otras personas responden a una oferta de trabajo. Algunas son reclutadas cuando entran a trabajar en una empresa propiedad de la secta.

Cualquiera que sea la forma de aproximación, al fin se consigue el contacto personal. El reclutador comienza entonces a aprender todo lo que puede acerca del recluta en potencia: sus esperanzas, sueños, temores, amistades, trabajo, sus intereses. Cuanta más información pueda conseguir el reclutador, mayor será su capacidad para manipular al individuo. El reclutador planifica su estrategia para conducirle paso a paso hasta el grupo. El plan puede incluir continuas loas y alabanzas, presentarle a una persona con intereses y antecedentes similares, mentirle deliberadamente sobre el grupo y responder con evasivas a las preguntas que se le formulen.

Hoy por hoy, cualquier individuo puede ser reclutado por una secta destructiva. En los años setenta y principios de los ochenta, el miembro típico estaba en la edad universitaria, pero a finales de los ochenta ya es habitual que gente de todas las edades se convierta en víctima. Es muy probable que también se reclute a personas de edad avanzada.21 Desde luego, las más de las sectas no utilizan a las personas mayores en las actividades que realizan los jóvenes y personas de mediana edad. A los miembros de edad se les dedica a la búsqueda de contribuciones financieras importantes o a campañas de relaciones públicas. Muchas personas de mediana edad son reclutadas por su capacidad profesional para organizar o dirigir empresas que pertenecen a las sectas. Los jóvenes, en la mayoría de los casos, serán los trabajadores de base. Pueden dormir menos, comer menos y trabajar más.

A pesar de que los hombres blancos de clase media son el objetivo principal del reclutamiento, diversos grupos han empezado a trabajar activamente para reclutar negros, hispanos y asiáticos. A medida que captan individuos de estas comunidades, pueden utilizarlos para diseñar programas que atraerán a otros. Las grandes sectas, por ejemplo, ya han desarrollado programas de adoctrinamiento en castellano. Otro grupo de población que forma parte de su objetivo es el integrado por los europeos que visitan o trabajan en Estados Unidos. Después de unos cuantos años de entrenamiento y adoctrinación (a menudo con los visados caducados), son enviados de regreso a sus países de origen para que recluten nuevos miembros.

Es digno de hacer notar que, por lo general, las sectas evitan reclutar personas que puedan representarles una carga, como son aquellos que padecen graves problemas emocionales o psíquicos. Buscan gente que pueda soportar las pesadas exigencias de la vida en la secta. Si por ejemplo reclutan a un drogadicto, le piden que deje las drogas o que se marche. Por lo que sé, prácticamente no hay disminuidos físicos en las sectas porque cuesta tiempo, dinero y esfuerzos cuidar de ellos.




Publicado el Monday, 21 April 2008



 
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