(El texto original en portugués Publicado el 9 de abril de 2008)

Querido Joao Pinto (Vicereifoz):

Encontré interesantísima la carta que te publicaron el pasado lunes.

Estamos todos a la espera, a la expectativa, de la carta que tu amigo numerario va a mandar a la “familia”: tal vez al “Padre”, tal vez a la “Comisión Regional”. Y no sólo eso, claro: las palabras, sean las que fueren, ¡son tan fáciles de decir!. Las palabras se las lleva el viento...... J

Dime una cosa: ¿acostumbras a ir con frecuencia a esa oficina de finanzas?¿antes y después de escribir en Opuslibros? Otra cosa: en el canal de National Geographic ponen estupendos documentales muy bien hechos sobre un problema que es común a todos los ámbitos del mundo de la naturaleza (mineral, vegetal, animal, y los hombres no escapan). Es una cosa aparentemente muy simple, hasta primitiva, pero es muy seria: el problema del territorio. Cuando cometemos el error de dejar nuestra forma habitual de expresarnos y dejamos nuestro entorno físico, para los otros, aunque tengan el conocido “oratorio” (con olor a cera y a velas, la penumbra, el Crucifijo y la luz del Santísimo) y las salitas de costumbre (con los sofás, la mesa enfrente, las fotografías, la imagen de Nuestra Señora), estamos en situación de inferioridad real.

Durante la Gran Guerra, la forma más eficaz de hacer que avanzasen los batallones escoceses era con música de gaita: ¡de frente!. El sonido familiar de las gaitas les daba inmediatamente la sensación de que todo estaba bien, de que, si la gaita tocaba, era porque todo iba a transcurrir muy bien. Y avanzaban con confianza, y eran diezmados a decenas de miles cada vez, siempre.

Esa es la cara humana del Opus Dei: la que lleva a cada uno de nosotros a confiar en personas concretas, que no tienen, aparentemente, el menor inconveniente en continuar ayudando a mantener en pie, a veces durante 40/50 años, una real estructura de pecado.

¡Un enorme abrazo, y continua escribiendo!

Carocha