Me ha llegado por vías alternas y a través de Opuslibros el Escrito de Denuncia al Vaticano que se va a enviar. Echo de menos el nombre de quien lo va a presentar y la razón por la cual se va a presentar, pero no lo pregunto porque de entrada es un escrito que no puedo firmar.

Empieza diciendo: “Los abajo firmantes, todos cristianos bautizados en la Iglesia Católica, nos dirigimos de la manera más atenta y respetuosa a su Eminencia, para someter a su amable consideración una serie de cuestiones que pensamos que conciernen de manera importante al bien de la Iglesia y de las almas”. Evidentemente excluye a quienes han apostatado o no son católicos de hecho. Y también excluye a quienes – gracias al Opus- hemos perdido la “inocencia” y no creemos que la iglesia Católica esté interesada en el bien de las almas.

Encuentro absolutamente comprensible que católicos practicantes preocupados por el bienestar de su religión y de los demás seres humanos firmen ese escrito. Incluso entiendo que lo firmen quienes por ser católicos practicantes piensan (para sí y restregándolo en los rostros impávidos de quienes no somos como ellos) que sólo ellos tienen la verdad y la salvación. Cada quien es libre de creer en lo que cree.

Lo que no me parece una “jugada” inteligente es que las firmas sean virtuales. ¿Por qué no cada uno hace una versión propia de la carta y la firma de puño y letra y la envía por correo a aquel amable “cartero” que llevará ese escrito? Es que ahora mismo puedo pensar en los millones de firmas falsas que escandalizaron a mi país y cualquiera con dos dedos de frente puede decir: si falsifican firmas ¿acaso no será más fácil falsificar nombres y DNI?

Tampoco encuentro muy sagaz el que lo firmen personas que no son católicas, puesto que estarían yendo contra el mismísimo primer párrafo de la carta a la que pretenden apoyar con su firma y DNI. Y si yo fuera “del otro bando” diría: si miente en esto, también miente en el resto. Para subsanar este error es muy fácil cambiar el primer párrafo, a lo mejor poner que en tiempo pasado fuimos todos católicos practicantes y que algunos en tiempo presente no lo somos. Es sólo una sugerencia. Se toma o se deja.

Estos cambios los sugiere quien mira todo “desde fuera” puesto que yo no puedo firmar esa carta porque muchas de las cosas que se dicen no me constan directamente, porque en realidad no creo que una o mil cartas hagan alguna diferencia, porque en realidad el bien de la iglesia tal como está me importa un pepino y el bien de las almas en general no me cuadra. Sí escribo mi testimonio para que alguien que haya vivido lo mismo o parecido no se sienta solo, para que alguien –que me crea- se evite sufrir lo que yo sufrí y para que alguien se evite exponer a sus hijos menores de edad a una secta dañina, ya sea el opus o cualquiera.

Es decir, aunque no callo mi experiencia por más que sea pasada, por más que lo haya superado y por más que me parezca un poco tonta, porque callar en este caso me parece complicidad y yo no soy cómplice de sectas, tampoco soy humanamente capaz de apoyar aunque sea simbólicamente (ya que si no hay firmas de puño y letra muy poco serio lo veo) una iniciativa que considero inútil.

En realidad nada me gustaría más que equivocarme y tragarme mis palabras y creer que la iglesia sí que va a hacer una limpieza y expurgación de elementos dañinos (o de lobos disfrazados de corderos), pero lo siento… por lo pronto y visto lo visto… no puedo ni imaginármelo. Mi escepticismo respecto a la buena fe de quienes dirigen la iglesia Católica es total. En todo caso que sepan quienes lideran esta iniciativa que tengo de ellos la más alta consideración y estima puesto que son (para mi) gente de principios y gente de fe que actúa conforme a lo que cree. Pero – ya les dije- soy incapaz de compartir su creencia.

Lo de los errores lo digo con todo mi cariño, para que los corrijan y la cosa quede muy bien hecha.

Saludos a todos,

Emevé