CONMEMORAR LA FIESTA DE SANTA ALEGRIA

Nacho Fernández, 11 de febrero de 2008

Ya ha comenzado la cuenta atrás de los siete domingos previos a la fiesta de San José, costumbre con la que se pretende dentro del Opus Dei verse la marcha de la propia vocación y, al mismo tiempo, ver en la presencia de Dios un posible candidato a incorporarse a la prelatura. Yo, que pité el día de San José de 1965 y me fui el 28 de octubre de 1998, puedo decir que para mi ese día fue Santa Alegría, o como dice esta página: "Gracias a Dios ¡nos fuimos!". Pienso que, a diferencia de nuestros antiguos hermanos que poseen tantas conmemoraciones con las que se evita el cilicio, nosotros no solo nos hemos evitado el cilicio, sino que además, cada uno, posee un día para festejar que lo dejamos. Bendita la hora.

Durante los años posteriores a la terminación del Concilio Vaticano II se produjo una gran conmoción dentro de la Iglesia Católica. Hubo una gran crisis. Costó adaptarse a los nuevos aires que se vivían dentro de ella, pero también se produjo el hecho de muchos sacerdotes  y religiosos que abandonaron la actividad en que se movían. Los directores del Opus Dei, tapándonos los ojos, inmediatamente empezaron a hablar de que eso no sucedía en la Obra, porque se nos daba "la buena doctrina", con palabras del fundador. El entonces instituto secular de hecho miraba para otra parte y no quería oir hablar de la crisis. Yo me preguntaba en mi interior: ¿cómo pueden decir  éstos que no hay crisis, si en la misa de cada festividad de San José en el centro había cuatro "hermanos" que no renuevan? La consecuencia inmediata es que dejaba de hablarse de ellos.

A la Obra no le gusta asemejarse a los religiosos ni a los institutos seculares. En los últimos números de Opuslibros estamos viendo el libro del postulador del proceso de beatificación de Isidoro Zorzano, en el que se nos habla de que vivía enteramente los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. En las misas que a finales de los años sesenta y principio de los setenta asistí en el centro situado en la calle Recoletos número 5 de Madrid, después de la consagración, los qus tenían hecha la oblación y no la fidelidad o incorporación definitiva se acercaban al altar y públicamente leían la fórmula de que hacían votos pobreza, castidad y obediencia según el espíritu del Opus Dei hasta la próxima festividad de San José. Pero se echaba en falta a otros que no habían estado en esa misa y que, a partir de entonces, se dejaba de hablar de ellos. Era la demostración de una crisis sobre la que el fundador y sus ayudantes no quería oir hablar y, claro, lo ocultaban. El Opus Dei es experto en cambiar la interpretación de situaciones y palabras. Los escritos de Isidoro tambien nos descubren que los de la institución entonces hacían "Ejercicios espirituales" y hoy hacen "Cursos de retiro", con un sistema muy parecido.

Recuerdo perfectamente el día de San José en que no renovó Lucio, un agregado universitario estudiante de Ciencias Exactas, que acudía diariamente al centro Recoletos y que había llegado a él procedente del entonces Instituto Tajamar, obra corporativa del Opus Dei. Pues bien, aquel día oí a otros de la Obra que su marcha iba a afectar a su hermano Fernando, también agregado. En efecto, posteriormente supe que Fernando poco despues dejaba de participar de las actividades del Opus Dei. Otro caso más que tenían para silenciar los responsables de la institución.

En el plan de vida que se lee habitualmente en  el guión de los "círculos breves" (numerarios y agregados) y "círculos de estudios" (supernumerarios) se suele citar como últimas "normas de siempre" las de "estudio, trabajo, orden, alegría" . Pues bien, los que nos hemos ido del Opus Dei hemos recobrado la libertad y estamos viviendo plenamente la norma de la "alegría". De la misma manera que la comida es un poco mejor en las fiestas de los santos de la Obra, nosotros también  podemos festejar el día que nos fuimos. Ya lo he dicho, para mi es el 28 de octubre. Diré que celebro el "día de Santa Alegría". Cada uno tendrá su conmemoración especial. "Vale la pena", como dicen ellos en reposteros de algunas casas.

De la misma manera que los del Opus Dei llevan a la presencia de Dios a las posibles personas que se pueden incorporar, nosotros los ex podemos plantearnos a cuantas personas podemos hablar claro sobre lo que es realmente la prelatura. Así a más personas se le abrirán los ojos y descubrirán la realidad de lo que realmente existe detrás. No digo que todos escriban en Opuslibros. Sería tremendo para Agustina, pero sí dejar claro la realidad de este grupo que, viendo al margen de las demás instituciones de la Iglesia Católica, ahora pretenden decir que es santo todo lo que hacen. Anda que no tienen cosas que callar.

Una de las últimas maniobras que pretende hacer el Opus Dei es apropiarse de la opinión del Rey de España. Ahora los opusianos anuncian que Don Juan Carlos va a visitar Tajamar. Luego se pondrán como gallinas cluecas y olvidarán que el monarca español visita muchas instituciones. Ni que fueran ellos solos. Guardando las distancias recuerdo cuando Pablo VI inauguró el centro ELIS en el barrio del Tiburtino en Roma en noviembre de 1966. Por un lado, se aprovechó la presencia pontificia para que bendijera una imagen de Nuestra Señora del Amor Hermoso de la Universidad de Navarra del Opus Dei y, por otra, como el Santo Padre dijo que todo aquello era Opus Dei, inmediatamente los directores de la Obra hablaron de la bendición a toda la Obra. Ahora algunos del opus olvidan que una cosa es hablar --muchas preguntas de ellos tienen respuesta preparada-- y otra que se confirme por escrito. Y aún son muchas las instituciones que han recibido la visita de los Reyes de España. A los demás españoles les toman por tontos. Ellos son como los que solo han leido el catón y se las dan de muy cultos.

Bendita la hora en que me fui. La otra noche un numerario que en el chat firma con un nombre y en Opuslibros con otro me decía que soy un amargado y un fracasado. Vivía muy bien la caridad cristiana, desde el anonimato y la triple vida. Es broma. Ahora soy más feliz que nunca. No vivo sometido a tantas tonterías como hay entre la gente del Opus Dei. Por ello, ahora desde mi retiro profesional en las islas Canarias, me acordaré mucho de "Santa Alegría".

NACHO FERNÁNDEZ