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 Tus escritos: Preguntitas sobre Dios, la rectitud de intención y el...- Flavia

090. Espiritualidad y ascética
Flavia :

PREGUNTITAS SOBRE DIOS, LA RECTITUD DE INTENCIÓN Y EL CARÁCTER SECTARIO DEL OPUS DEI

Flavia, 1 de febrero de 2008

 

Amigos/as:

 

Aprovechando el tiempo que me otorga el verano en el hemisferio sur, comparto con Uds. algunas cuestiones que he ido pensando últimamente.

 

Hay una expresión muy utilizada en el opus dei, la "rectitud de intención", la exhortación a "rectificar la intención" que pareciera ligada a dar a las propias motivaciones una cierta dirección, en los hechos de nuestra vida.

 

Ciertamente las razones por las que el ser humano hace las cosas son complejas, y la rectitud de intención implica aclarar esas motivaciones, encauzarlas, educarlas... pero; la rectitud es una regulación, el establecimiento de cierto orden vital.

 

Regular la tensión presente en todos nuestros actos es darle un rumbo y una perspectiva a nuestra vida, en cada hecho y pensamiento. Rectificar la intención implica conocer y relacionarnos con el mundo de nuestra interioridad, valorar nuestros actos y fines, realizar evaluaciones propias de lo que nos circunda y de nuestro ámbito anímico.. en definitiva, es un camino de personalización y de moralización.

 

¿Qué es la rectitud de intención aprendida o enseñada en el opus dei?...



En primer lugar creo que implica la inclusión en el dinamismo o el deseo de otro, en este caso, las formas institucionales, la doctrina y la praxis de la obra. La regulación de los actos y las motivaciones de un miembro del opus dei son heterónomas en su estructura básica, ocurren de acuerdo a una dirección que otros le imprimen, sustrayéndole su camino y también sus metas, borrando lo central de este movimiento: la capacidad de juzgar y decidir.

 

Cuando alguien me decía que tenía que rectificar la intención en el opus dei, me planteaba que tenía que uniformar, configurar mis "intenciones" -mi tensión interna, mi ánimo-, según el deseo de la obra.

 

Rectificar la intención en el opus dei no es regular la propia vida con responsabilidad, sino alienarse hasta el límite de la experiencia humana: el mundo interior, la conciencia.

 

Alguien podría decir que rectificar la intención implicaba hacer las cosas "por Dios", como suprema motivación. El problema que veo aquí es el siguiente: ¿qué Dios?, ¿quién es Dios en el opus dei?, ¿cuál es el contenido de esa regla superior?

 

Si hay algo que me quedó grabado respecto de la "identidad de Dios" en el opus dei, es que en sus manifestaciones ad extra, había tenido a bien mostrarle la Obra a Escrivá -en tres capítulos-, y luego convalidar esa manifestación: la obra es de Dios, lo que se hace y dice en la obra es de Dios, por eso quien se va tiene el infierno o el rejalgar por delante, y por eso también el opus dei es el único buen médico de todos los males... ir en busca de otros -confesarse con sacerdotes de fuera, por ejemplo- era ir tras los malos pastores, como enseñaba el bueno de Escrivá, que tanto amaba a la iglesia.

 

Y toda la parafernalia de tonteras tristemente eficaces que hemos escuchado: "los trapos sucios se lavan en casa", etc.

 

O sea que a la hora de examinar nuestras motivaciones, nuestras intenciones, en definitiva, al momento de pensar ¿qué queremos?, la respuesta estaba, otra vez, en el opus dei, los buenos pastores, los que nos conocían mejor que nosotros mismos.

 

Por una cuestión de honestidad intelectual tiendo a admitir los aspectos diferenciales o complejos de las situaciones, pero cada vez que me topo con testimonios o nuevos materiales relativos al opus dei, ocurre algo muy específico, la percepción de que en medio de los manotazos de ahogado que diversos estratos de la iglesia vienen realizando desde hace décadas en su afán de resolver el lugar de la institución eclesial en el mundo actual, el opus dei -que se enmarca en ese horizonte problemático-, ha profundizado los aspectos patológicos de ese intento al infinito.

 

Ha pasado del control de la conciencia a su borramiento, de la dirección de almas a la despersonalización, de la formalización de la piedad a su codificación cerrada, de la defensa de la ortodoxia al pragmatismo más agresivo en pro de custodiar unas verdades que al final tienen mucho del color del dinero y del prestigio.

 

Y ahora el Vaticano va a "visitar" al opus dei.... ¿qué mirada tendrá sobre su realidad, sobre su doctrina y su práxis?

 

Hete aquí que en estos días he tenido la desgracia de toparme con un texto del card. Schönborn, intitulado ¿Hay sectas en la Iglesia Católica? -les paso el link por si quieren verlo.

 

Graciosamente el texto comienza realizando una clarificación "teológica" de la noción de secta, que yo diría es más descriptiva que reflexiva, en la que las notas de las sectas resultan muy coincidentes con el opus dei y otros grupos surgidos en la iglesia católica en los últimos años.

 

Pero para el cardenal vienés, una secta sólo puede estar "fuera" de la iglesia, porque lo que la define es la heterodoxia doctrinal. Sectas entonces son los "otros", porque si nos ponemos a revisar cuánto de las prácticas eclesiales, y de ciertos grupos en particular, se relacionan con lo que él mismo define como sectario, se podría presentar el problema de que algún distraído dijera que la iglesia misma es una secta o tiene tendencias del estilo.

 

Otra joyita de estos días ha sido la lectura -muy breve-, de un especialista en las nuevas formas religiosas italiano -Massimo Introvigne-, un apologeta desvergonzado de las actuales -y peores- posiciones de la santa sede. Al criticar a quienes dicen que el opus dei o similares son sectas o se le parecen mucho, él afirma que en la medida en que no hay herejía, y en tanto el opus dei está incluido en la estructura eclesial, no sería justo calificarlo como secta a causa de la "intensidad" de algunas prácticas (la gráfica que acompaña a su nota es la tapa de "Tras el umbral" de Carmen Tapia, como para dejar muy claro cuán "intenso" puede ser el tema).

 

Volviendo a Schönborn, el colmo de la mala conciencia se advierte cuando el buen cardenal se dedica a abordar las que según algunos malévolos razonadores serían características sectarias de algunas grupos en la iglesia, justificándolas desde diversos textos de los evangelios, en tanto expresarían el signo de contradicción al que está llamado a ser el cristiano, o la radicalidad de las exigencias de un estilo de vida. Lo que el príncipe de la iglesia no hace en su escrito es obedecer a las prescripciones conciliares acerca de la interpretación de la Escritura: leer la Palabra de Dios en su unidad interna, en el contexto de la tradición, de acuerdo a la analogía de la fe, o sea, en acuerdo con los misterios centrales de la fe.

 

Schönborn simplemente se sirve de la Escritura para justificar prácticas que parecen sectarias pero no lo serían, desde su "exégesis". No contento con eso, analiza y tergiversa el sentido de los términos "fundamentalismo" e "integrismo", para terminar diciendo que habría un "buen fundamentalismo", un "buen integrismo", y que las confusiones semánticas son hijas de la confusión cultural actual, y, as always, de la prensa -McCarthy redivivo-. No falta el toque de sentimentalismo amargo -que nos toca a nosotros en especial-, al afirmar que los ex miembros de estas instituciones las caracterizan de un modo negativo en razón de experiencias puntuales, o de su confusión personal, en el mejor de los casos, o, Dios no lo quiera, por resentimiento o cuestiones del estilo.

 

¿Por qué he introducido todo esto al hablar de la rectitud de intención?... porque una de las preguntas que más ha rondado y ronda alrededor del opus dei y grupos similares de estos años, así como de muchas de las políticas eclesiales, es si tienen o no un carácter sectario...

 

Al mismo tiempo, y en la misma línea, si son o no fundamentalistas o integristas...

 

Se trata de resolver la urticante pregunta que sigue: ¿ha sido necesario para la iglesia admitir o alentar formaciones sectarias en su seno como estrategia defensiva-ofensiva?, ¿hay sectas al interior de la iglesia "católica?, es más, ¿ha adquirido la iglesia tonos sectarios, en el contexto de la crisis cultural actual?

 

Rectifiquemos la intención: si la idea es que secta es sólo el grupo que se aparta o separa doctrinalmente de la comunidad eclesial, y por eso no es reconocido por la institución, entonces todo lo que se pueda plantear sobre las prácticas sectarias pueden tener finalmente su justificación "rectificando" su sentido u objetivos. A la hora de la verdad, si se ha protegido o silenciado tanto daño, tanto escándalo para la verdad y la justicia, tanto dolor provocado por estos grupos, por el opus dei, es en pro de un "bien mayor": la institución eclesial y su supremacía, la buena salud de unas formulaciones doctrinales que, o bien se han vuelto herméticas, o bien se han emancipado de la vida de la comunidad creyente para convertirse en un cuerpo de afirmaciones repetidas usque ad nauseam.

 

El problema, creo yo, no reside en saber si Jesucristo es o no el Hijo de Dios y qué relación tiene esto con el priorato de Sión y con el relativismo moral, sino qué Dios muestra Jesucristo, qué modo de vida plantea, de qué modo salva, cómo está presente en nuestra historia, en nuestros deseos y afanes.

 

Los maestros del cristianismo antiguo no hubieran estado de acuerdo con las afirmaciones de Schönborn, para ellos lo central del evangelio era la imitación de Jesús, su seguimiento, la praxis surgida de la experiencia de Jesucristo, del Rostro de Dios revelado por Él. De allí que disputaran con aquellos que querían reducir a Jesús, sus palabras y sus obras, a un repertorio de doctrinas autoproclamatorias y cerradas.

 

Los primeros monjes, ascétas y místicos no estarían de acuerdo con el modelo de "rectitud de intención" opusino, para ellos la intención, el deseo, expresaba el juego de tensiones, afectos, sentimientos, residentes en el corazón, como sede de la realidad humana más fundamental, rectora, reguladora, del orden de la vida, no en la carencia de sentimientos o en la despersonalización, sino en la justa economía anímica personal: el alfabeto y el lenguaje del amor, kháris, don y gracia.

 

El gran Antonio del desierto era reconocido por los peregrinos y visitantes que acudían al páramo, entre los muchos monjes con igual vestidura y aspecto que con él convivían, por la amabilidad de su semblante, iluminado por una diligente hospitalidad hacia todo lo humano. Entonces, la rectitud de intención puede ser traducida como la rectitud de conciencia, como el deseo y el compromiso de mirar a lo real a la cara, de abordarlo en su complejidad, de tomarlo en sus desafíos, de cortar lo que haya que cortar, y de cultivar lo que promete fecundidad.

 

Que no pase con estos asuntos que hemos comentado, y con los acontecimientos por venir, aquello que un gran poeta de mi tierra cantaba en uno de sus poemas, "Preguntitas sobre Dios", (que voy a copiar in extenso, por la belleza y verdad de sus palabras), que no se oscurezca el rostro del Dios de la Vida, que no se acalle la Palabra del Dios con nosotros, que no se estanquen las Fuentes de la misericordia del que nos ha formado en su amor.

 

Ex corde,

Flavia

 

"Preguntitas sobre Dios", Atahualpa Yupanqui.

 

Un día yo pregunté

Abuelo, dónde está Dios?.

Mi abuelo se puso triste,

y nada me respondió.

 

Mi abuelo murió en los campos,

sin rezo ni confesión.

Y lo enterraron los indios

flauta de caña y tambor.

 

Al tiempo yo pregunté:

Padre, qué sabes de Dios ?

Mi padre se puso serio

y nada me respondió.

 

Mi padre murió en la mina

sin doctor ni protección.

Color de sangre minera

tiene el oro del patron!.

 

Mi hermano vive en los montes

y no conoce una flor.

Sudor, malaria, serpientes,

es la vida del leñador.

 

Y que nadie le pregunte

si sabe dónde está Dios.

Por su casa no ha pasado

tan importante señor.

 

Yo canto por los caminos,

y cuando estoy en prisión

oigo las voces del pueblo

que canta mejor que yo.

 

Hay un asunto en la tierra

más importante que Dios.

Y es que nadie escupa sangre

para que otro viva mejor.

 

Qué Dios vela por los pobres ?

Tal vez sí, y tal vez no.

Pero es seguro que almuerza

en la mesa del patrón.




Publicado el Friday, 01 February 2008



 
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