Pero, 16 de enero de 2008

A lo largo de los últimos meses, un ratito aquí y otro allá, he ido escribiendo lo que podríamos llamar una guía sobre el Opus Dei para padres y adolescentes. La verdad es que la mayor parte del texto llevaba ya algunos meses en mi disco duro, pero me faltaba rematar algunas cosas. Confío en que el mero hecho de publicar esta primera entrega me fuerce a completarla.

La guía se centra sobre todo en el papel que juega el club juvenil en la captación de menores de edad. Aunque el enfoque que doy al texto es reconocidamente crítico, muchos de los modos de operar del Opus Dei que describo en estas páginas parecerán razonables (o incluso loables) a ojos del lector. El motivo es que no pretendo hacer una crítica despiadada. Mi objetivo es más bien describir cómo la Obra actúa para conseguir “vocaciones” adolescentes, habilitando así a aquellas personas que estén viviendo de cerca un proceso similar para que sean capaces de identificarlo y -si así lo desean- remediarlo. Al tratarse de un texto dirigido fundamentalmente a personas con un conocimiento limitado de la Prelatura, será habitual que me detenga a explicar brevemente cosas que podrán parecer obvias para cualquier lector asiduo de opuslibros.

Aspiro en segundo lugar a esclarecer las motivaciones y el proceso que subyacen a la sistemática tarea de captación de menores de edad que la Prelatura del Opus Dei lleva a cabo desde hace décadas por todo el mundo. Sé que para ello no hace falta ser un lince, pero no menos cierto es que la respuesta puede no ser inmediatamente obvia para alguien que no haya tenido una relación profunda con la Obra o sus mecanismos de captación.

Por último, soy consciente de que lo que escribo a continuación no necesariamente es extensible a TODOS los clubes de TODOS los países. De hecho, quizá sólo sea adecuado para aquellos lugares en los que el Opus Dei se encuentra plenamente desarrollado. Reconozco asimismo que me baso en la experiencia personal, por lo que cabe la posibilidad de que las vivencias del lector sean algo distintas. Lo mismo puede ocurrir con respecto a la sección femenina, con la que como miembro de la institución nunca se me permitió tener contacto. Es por todo ello que hecho abundante uso de expresiones disclaimer, tales como “habitualmente”, “a menudo”, “con frecuencia”, “casi siempre” o “al menos en mi experiencia”.

Y así, sin más preámbulos pasamos al primer capítulo.