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 Tus escritos: Los fantasmas institucionales son realmente grandes.- Isabel Nath

040. Después de marcharse
Isabel Nath :

Hola a todos,
 
Por alusiones vuelvo a escribir sobre el tema de los fantasmas institucionales para intentar aclarar las dudas que he sembrado. (No tengo claro si es que los fantasmas institucionales son realmente grandes o que al ponerles un foco de luz directo las sombras parecen mayores... Seguramente un poco de todo).
 
Por orden de publicación en la Web, contesto primero a Abelardo. "¿A donde quieres llegar?" me preguntas: a esclarecer la verdad y a que todos la asumamos como es. Por nuestro propio bien, y por justicia. Por cierto me encanta ese paralelismo que has hecho del Opus Dei con el sistema Nazi; creo que nadie hasta ahora había hecho un paralelismo tan detallado y extenso, al menos en esta web (si alguien lo ha hecho que me perdone pero no lo recuerdo)...

Lamento decirte que la que escribe esto sí dijo en más de una ocasión al acabar el círculo breve semanal que no estaba de acuerdo con esto y con lo otro (debe constar en los múltiples informes internos secretos que debí inspirar en mi breve paso por la institución, por cierto). No lo dije en público, lo dije en el despacho de dirección, que una era una numeraria que se esforzaba por hacer las cosas bien hechas. Eso de la "obediencia debida" es una figura reconocida y que se usa como eximente o atenuante en los juicios, donde se exponen los argumentos y se analizan con detalle situaciones concretas. Yo no estoy haciendo ningún juicio, y por lo tanto no voy a entrar a valorar casos concretos. Pero sé que cada uno de nosotros, solo cada uno de nosotros, sabemos perfectamente bien en cada momento qué lucidez, qué capacidad de discriminación, y qué libertad teniamos o no para hacer las cosas. Lo de la obediencia debida está muy bien, pero tiene una doble cara, y es que puede también utilizarse como tupido velo que lanzar sobre todo lo que no nos gusta. Si hacemos esto (si condicional...) nos estamos engañando en primer lugar a nosotros mismos, y además estamos intentando engañar a los demás, a veces lo conseguimos y a veces no. Que todos nos hemos tragado muchas cosas es cierto, pero que muchas cosas nos las hemos tragado a sabiendas de que no debían estar muy bien, o a pesar de la desazón que nos creaban en el momento mismo de hacerlas, o que no las preguntamos porque "qué dirán", o por etc, etc, es un hecho. Quizás es que yo soy malísima y todos los demás sois santos inocentes, pero desgraciadamente me temo que no es así, ni lo uno ni lo otro.
 
Dices que yo intento crear un complejo de culpabilidad, y quiero pensar que lo dices porque no has leído bien lo que yo he escrito. Me cito:
 
"No es que haya que volver a engancharse una vez y otra en los errores que cometimos, eso no lleva a ninguna parte, pero hay que reconocerlos y asumirlos como lo que fueron, errores, y aprender de ellos. Y entonces quedan ahí, en el pasado, donde deben estar, y nosotros seguimos viviendo en el presente y mirando al futuro con optimismo y esperanza".
 
"Me parece que el perdón es el punto clave para poder llamar a las cosas por su nombre, nombre feo e incómodo en ocasiones, sin juzgar y sin guardar culpabilidad insana o rencor por las cosas hechas o sufridas".

 
Si de aquí se deduce que yo quiero crear complejos de culpabilidad, pues... vale, no sé qué contestarte la verdad, salvo que no es cierto en absoluto. Lamento que algunos lo hayais entendido así.
 
Para acabar me gusta que me sugieras que apunte a los tenientes coroneles de la institución, que según tú serían los auténticos responsables de todas las atrocidades cometidas. De mi escrito anterior es fácil entender que yo no estoy de acuerdo con lo que dices, porque evidentemente a mayor capacidad de decisión en la institución mayor responsabilidad se tendrá, pero como sabes en la institución de la que hablamos hay muchos niveles de toma de decisiones y muchas personas implicadas. Muchísimas, a distintos niveles, porque creo recordar que el que lleva la charla de otro tiene también una cierta responsabilidad sobre las cosas que le indica a su dirigido y es el primero (junto con el sacerdote) que "se va de la lengua" contando cosas íntimas que le han contado en confidencia. Si no es así es que yo no he entendido nada, que alguien me lo aclare... Ahora, si hay que nombrar solo a los tenientes coroneles de la institución puesto que ellos constituyen lo que entendemos por institución y son los únicos y completos responsables, ayudame Abelardo, a quienes nombramos?: a Jose María Escrivá de Balaguer?; o a José María Escrivá y a Alvaro Portillo?; o añadimos a Javier Echevarría?; y a Joaquín Alonso y a Fernando Ocáriz?; y a quién más?. De una sección o de las dos?. Hasta qué nivel (cargo interno que ocupan) te parece que podemos incluir entre los tenientes coroneles del Opus Dei?. Eso sí, con cuidado, porque a lo mejor entre nuestras filas contamos con alguno de los incluídos...
 
Yo lo que conozco por experiencia directa y lo que conozco a través de los testimonios de esta web, me dice que las cosas no funcionan así. La directora del club de bachilleres que me dejó pedir la admisión en el Opus Dei con 15 años y sin haber hablado jamás conmigo hasta el momento en que pedí la admisión, no consultó con Alvaro del Portillo antes de dejarme hacerlo, creeme. Y la numeraria que evidentemente le había reportado acerca de mis inquietudes espirituales y etc (razón por la cual ella ni siquiera necesitaba hablar conmigo porque ya lo sabía todo), tampoco. Ni el sacerdote con el que yo me confesaba y que era el director espiritual del centro de bachilleres del que estoy hablando, y que intercambió información confidencial con la mencionada numeraria, tampoco. Ellos solitos hicieron lo que les pareció oportuno y tomaron las decisiones que tomaron, y como consecuencia de eso yo sufrí mucho durante más de cinco años. ¿De qué tenientes coroneles hablamos entonces Abelardo?.
 
Es cierto que nos hicimos del Opus Dei para poner a Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas, yo también, pero dentro de la soberana comedura de tarro a la que nos sometieron siempre guardamos una parte de cordura y de libertad, por eso estamos hoy aquí, y por lo tanto la eximente de la "obediencia debida" general y para todo tampoco me sirve. Yo no pretendo crear complejos de culpabilidad en nadie, al contrario. Las cosas son como son, y solo cada uno de nosotros sabemos como son, y si no las reconocemos como son (no en público, ojo, cada uno consigo mismo) se quedarán enquistadas en nuestra conciencia y nos crearán problemas a corto, medio, y largo plazo. Cada cual... El que prefiera echar una tupido velo sobre lo que hizo de malo y quedarse solo con lo genial que es y el daño inconmensurable que le hicieron los demás, es muy libre de hacerlo. Es una opción que eligen algunos, pero a la vista de los resultados me parece que es equivocada, y por eso lo decía; lamento si he herido la sensibilidad de algunos.
 
Contesto ahora a Mineru. En primer lugar te agradezco la recomposición que has hecho de mi escrito porque quizás así queda más bonito, pero yo antes de mandarlo a la Web ya lo había repasado y consideré que el orden de los párrafos era el adecuado para expresar lo que yo quería expresar. Una cosa es citar párrafos de aquí y de allí, y otra muy distinta es hacer un collage de lo que nos interesa en el orden que nos interesa para justificar o demostrar lo que nos interesa. Estoy abierta de par en par a tus observaciones y a tus críticas, pero te agradecería muchísimo que respetases la composición de lo que yo escribo. Sin acritud alguna...
 
Dicho ésto, me parece por lo que comentas que no me expresado bien, o tú no lo has entendido bien, eso del pedir perdón. No estaba ni de lejos sugiriendo que cada uno deba entonar un público mea culpa ante las personas a las que amargó la vida a sabiendas o sin saberlo. Es curioso que a continuación de lo que yo escribí el otro día se publicó un escrito precioso de Armando en el que dice lo siguiente:
 
"Como he dicho anteriormente, cometí muchos errores, sé que Dios me ha perdonado porque si esto no fuera así, no lograría entender entonces el por qué ahora puedo experimentar tanta dicha, tanta felicidad y tanto bien que me rodea y que disfruto en cada segundo de mi vida".
 
Esa es a mi modo de ver una bonita forma de pedir perdón a las personas a las que hemos hecho daño. A veces la vida nos da la oportunidad de pedirles perdón directamente, pero la mayoría de las veces no. Yo hasta la fecha solo tuve la ocasión de pedirle perdón a mi madre, y la verdad es algo por lo que le estoy infinitamente agradecida a Dios.
 
¿Cómo se perdona uno a sí mismo?. Pues yo diría que de la misma forma que perdona uno a los demás: mirándose con cariño; reconociendo las debilidades y miserias propias; confiando en el Amor infinito de Dios. ¿Cómo perdonas tú a las personas que más quieres?; ¿porqué lo haces?. Pues igual y por los mismos motivos (en primer lugar, diría yo) te tienes que perdonar a tí mismo. Pienso.
 
Respecto a lo del último párrafo, lamento que mi ignorancia jurídica haya llevado a los más puestos en el tema a confusiones varias. Yo lo que pretendo exponer es que si culpamos de todo a la institución, parece que la institución es un ente constituído por no sabemos qué ni quién, que toma decisiones y las ejecuta. Todo esto lo hace al margen de los miembros del Opus Dei, que son inocentes de todas las tropelías de la organización. A mi modesto modo de ver esto no es así. La insitución del Opus Dei tiene una jerarquía muy bien establecida y esa jerarquía ejecuta órdenes que vienen de arriba generalmente. Pero no todas: hay cosas que decide un consejo local, otras que decide una delegación, otras que la comisión o asesoría, etc. Incluso los encargados de grupo y las personas que llevan charlas fraternas sin pertenecer a un consejo local tienen un cierto margen de maniobra en algunos temas. Independientemente del punto del que emane la decisión X, esa decisión X ha sido tomada por una persona. Así tendriamos que la institución Opus Dei "toma cuerpo", se "materializa", en una serie de personas (muchas personas) que constituyen esa jerarquía. No sé si las decisiones equivocadas que toman las toman como persona jurídica o como persona cuerpo humano, pero sé que las toma esa persona concreta, y esa persona concreta tiene una responsabilidad sobre las consecuencias de sus decisiones (con atenuantes o agravantes algunos de los cuales solo ella y Dios conocen). Como el resto de los mortales. Como además ya he explicado más arriba que lo de la obediencia debida general y exculpatoria de todos no me sirve, entiendo que no tiene sentido culpar a la institución y eximir de culpa a las personas. Y con esto repito que no pretendo crear complejos de culpabilidad en nadie. La culpabilidad viene cuando nos aferramos al pasado y no pasamos página, y para pasar la página bien pasada es necesario el perdón a uno mismo y a los demás. Es mi opinión solamente, por supuesto.
 
Para Heraldo un saludo cariñoso y mi agradecimiento y admiración por ser capaz de leer las críticas con una mente tan abierta y tan honesta. De mayor me gustaría ser como tú, en serio.
 
Un abrazo para cada uno,
Isabel Nath


Publicado el Monday, 14 January 2008



 
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