Hola Alberto José,

            Ante todo un afectuoso saludo deseándole un feliz 2008. El tema de las canonizaciones ha salido con frecuencia en estas páginas.

Lo de la elevación a los altares de Escrivá no tiene mayor trascendencia. Yo participé en los preparativos de la canonización y le puedo asegurar que con influencias se pueden lograr muchas cosas. No voy a dar detalles por respeto a una confianza que se depositó en mí y a la que no quiero traicionar. Tan solo le digo que la Iglesia no va a tirar piedras contra quien le ayuda tan generosamente y le dora la píldora.

Juan Pablo II elevó a mucha gente a los altares pero también le recuerdo que a los pocos años de celebrarse el último Concilio se “bajaron” a otros del santoral de la Iglesia como San Jorge, Santa Bibiana, Santa Úrsula o Santa Catalina de Alejandría, porque algunos ni siquiera existieron. Fueron fruto de la “imaginación” del pueblo; así que ¿dónde está/estaba la infalibilidad de la Iglesia? La declaración de santidad no es – en absoluto – DOGMA de fe. Los dogmas son otra cosa. En la canonización de Escrivá ha habido mucha “imaginación”.

Un saludo a todos en este nuevo año de

Edu.

PD: Y un abrazo al genial Satur que, en su escrito de “autodefensa”, tiene más razón – aquí sí – que un santo. La diatriba de Moncada no venía a cuento y, conociendo a Satur, era totalmente injusta.