Queridísima Morgana:

tengo la impresión de que no estás tan segura de tu fidelidad y de tus motivos.  Lo que si se ve es que estás “orgullosa”, peligrosamente orgullosa de ella. Tu escrito trasluce una buena cuota de innecesaria autoafirmación. (Mire quien está en pie, no caiga).               

No tengo por qué contarte los mil motivos que me llevaron a dejar la obra.  Nunca he sido infiel a mi vocación, se quebró mi lazo con la obra por el mal trato por parte de los directores (no en todos lados igual, viví muchos años en un país distinto al mio). Permanezco fiel a ella también en este momento.  Estoy empeñada en seguir haciendo todo lo que Dios quiera contando siempre con su ayuda, si no no podría. Pero con la obra?: Gracias Dios mío que me fui!!, si tuviera que vivir contigo, Morgana, me darías nuevos motivos para irme.  

Mmz