Hoy (por el martes) he vuelto a entrar en esta página como llevo haciendo las últimas tres semanas desde que - oh misterios de los buscadores - la encontré. Pura casualidad, desde que dejé la cosa el 19 de marzo de 1990 no he querido saber nada de nada de la Opus Dei, salvo mis familiares nadie sabe nada, ni tan siquiera mi esposa sabe los detalles, sólo que una vez anduve por allí, eso antes de conocerla a ella, así que no es La Piedra. Pues eso, que leyendo los escritos he revivido experiencias pasadas, mi caso es como el de muchos chavales "captados" con 14 años y medio, empecé a ir a un Club de Bachilleres con 12 años y pité cuando empezaba 1º de bup.

Leyendo el último artículo de Satur sonreía porque yo escribí la carta en el despacho del director del centro que atendía el club al que iba, y ese no era otro que Vicente M. P. Me llevaron a Valencia un domingo por la tarde, yo vivo en una población cercana, y después de pasar la tarde en el centro me presentaron al Director Vicente, con el que tuve la que sería mi conversación puntilla para que escribiera la carta. Recuerdo que durante la conversación le dije que sí, que muy bien, pero que prefería decírselo a mi familia antes de dar el paso, pero ahí estuvo al quite  Vicente para decirme que no, que eso era una cosa entre Dios y yo, y claro quien soy yo para entrometer a más gente. Total que apenas diez minutos más tarde estaba sólo escribiendo la carta pidiendo la admisión (alguien que me explique por qué con pluma, creo que de cada tres trazos dos no se marcaban así que no sé por qué me admitieron).

Es curioso, éste que tanto despotrica de Educación para la Ciudadanía (yo también lo hago), que la educación es cosa de los padres y que son ellos los que deben decidir qué valores enseñar a sus hijos, resulta que para "ingresar" en la Opus Dei no hace falta. Despité (esa palabra creo que la he aprendido en este foro) un 19 de marzo porque me negué en rotundo a renovar mi compromiso, votos, botines, botones o como quiera que se llame (nunca lo entendí y sigo sin entenderlo). Pues ahí es nada, un 19 de marzo en plenas fallas, había como era habitual retiro mensual, y yo que no acudo (me habían explicado que si no renovaba no seguía siendo del OD y dije -ésta es la mía-) y se presenta en mi casa mi director espiritual con una cara de cordero sacrificado, y es que para el pobre chaval (eso lo pienso ahora porque entonces lo tenía enfilao) era la primera "alma" a la que guiaba y la primera que se le descarriaba, por lo visto. Tocó a la puerta con tan mala fortuna que abrí yo, así que el truco ese de "si preguntan por mi... no estoy" no sirvió de mucho. Me pidió que fuese con él al centro, que estaban esperándome, que pensase lo que estaba haciendo, en fin, intentando tocar la fibra pero yo nada de nada, firme, a éste le tenía tomada la medida, era de los que si nace en verano nace botijo (Satus dixit y pixit). Así que pidió refuerzos y a la hora, el que tocaba a mi puerta era Vicente M., algo que no me esperaba y que me dejo temblando. Al murciano lo conocía desde hacía mucho más tiempo y siempre queda algo, así que no pude negarme y me fuí a dar una vuelta con él, bueno, vuelta apenas porque por entonces se había roto la pierna y andaba con muletas, cosas del futbol.

La charla con él apenas la recuerdo, sólo que oía más los cohetes que por esas fechas en Valencia no cesan que el soniquete ese de "dar la espalda a Dios", rezaremos por tí, Dios te está poniendo a prueba... lo curioso de todo, es que era mi segundo intento de irme del Opus Dei y no estaba dispuesto a dejarme doblegar como la primera vez, que sólo era cuestión de permanecer firme (o borde que a fin de cuentas servía para lo mismo) y esperar a que pasasen las 12 de la noche. La charla acabó, no sin antes recordarme que podía ir a la iglesia y renovar, que le llamara si lo hacía, la verdad es que no descansé hasta que el reloj pasaba de la media noche, visto ahora hasta suena a tontería, pero entonces estaba realmente agobiado. Por aquel entonces Vicente M. no era del PP, ni por supuesto era diputado, si mal no recuerdo se dedicaba a la administración de fincas y era algo, no sé muy bien qué, en la cámara de comercio de Valencia. Parecía un tipo simpático, aunque esa manía de pellizcarte que tenía con la parte de las falanges que conservaba, era de todo menos agradable. (Él contaba que perdió esos dedos jugando con cohetes de salida).

Como bien dice Satur, numerario y excursiones en plan Indiana Jones van unidos de la mano, en el tiempo que lo fuí en más de una estuvimos a un tris de ir de entierro, como entonces la mili era obligatoria, pues los numerarios que estaban en ello organizaban algunas con los de san rafael en plan acorralado, eso de bajar un rio con un neumático sin salvavida (para eso estaba el custodio) era de lo más normal. Lo pasé bien a ratos y mal muy mal la mayor parte del tiempo. Llevaba una doble vida que lo hacía más duro todo y los remordimientos ahogaban el buen humor que siempre he tenido. Cuando lo dejé apenas me costó reintegrarme a la "vida" era joven y si bien mis amigos estaban de mí hasta el moño por ser tan pesado, cuando me liberé me recibieron como si nada hubiera pasado, sin mencionar nada, sin preguntas. No perdí la fé, pero sí que jamás volví a pisar una iglesia si no fuese para la boda de un familiar o la mía propia (por mucho que se lo rogué no hubo manera), jamás volví a cumplir ninguna norma, ni confesarme, ni nada de nada, siempre he tenido a Dios presente o en el bolsillo como he llegado a leer por aquí, y si me acerqué a las mujeres y a algunas tuve antes de conocer a mi esposa jamás me sentí con culpa.

No me quedo con nada de mi paso, ni siquiera amigos, me cartee durante unos meses con uno que me llevaba la charla que se fue a Roma, le perdí la pista, seguramente viste sotana o quien sabe. En éstas tres semanas he leído creo que casi todo lo que hay en los archivos de este sitio web, me he reído muchísimo con los escritos de Satur con otros más serios he cambiado el rictus, no persigo ningún objetivo, no guardo rencor, participo aquí porque llevaba mucho tiempo guardándome algo, tampoco es que me molestara llevarlo dentro, pero he encontrado un sitio donde soltarlo y así lo hago.

Tonico