Querida Morgana, creo que hoy (y más días después también) leeras ésta web, aunque sólo sea por ver si alguien te responde.

Te envío un saludo sincero porque estoy segura de tu buen fondo, pero quería decirte que me recuerdas a mí misma 8 meses antes de dejar la obra. Acababa de pasar dos meses en la 4ª planta de la Clinica Universitaria de Pamplona, y después me permitieron pasar 15 días en la playa con mis padres (era noviembre ¡no creáis!). Al volver al centro, les escribí una carta, al estilo de tus palabras del otro día en esta página. Punto por punto, fui contándoles, - y a quien se lo contaba era a mi misma para metermelo bien a fuego - las razones por las que estaba alli, en qué consistía mi vocación, mi entrega diaria, la razón de mis renuncias, el que todo mi dolor y mi llanto constante tenían sentido porque eran voluntad divinas ...

De verdad que te veo igual. Tu no lloras, o no nos lo dices, ni has pasado por una clínica psiquiátrica, pero no todos los casos tiene que ser calcados. Te ha venido de perlas que Josef K. te diga que existe la vocación y que la obra forma parte de la iglesia. Y como la iglesia es el cuerpo místico de Cristo.... ¡vas a poder dormir tranquila! ¡estás segura y bien pertrechada!

Tu, aprieta los puños fuerte, y como le dijeron a Estrella : ¡qué mas da que vivas sufriendo unos cuantos años en esta tierra, si luego te espera el cielo para toda la eternidad! Aguanta, pelea, que merece la pena!

Sinceramente, y me repito mas que el ajo, detrás de tu necesidad de reafirmación de la sobrenaturalidad de la obra y de tu vocación contra toda lógica, yo veo MIEDO!!! Es la historia que se repite hasta el infinito en todos y cada uno de los que nos hemos ido y de los que están dentro con la venda puesta. Hay un terror patológico a la vida y a la libertad. Y es una verdadera pena, porque la vida es maravillosa y así quiere Dios que la vivamos, pero ahora!!! y no luego. Si ahora vives agarrotada, luego seguirás agarrotada, porque no sabes vivir de otra forma. Si Dios no te llena de paz hoy, no esperes que tras tu muerte venga el abuelito eterno a darte palmaditas placenteras. La fe que se vive en la obra además de absurda e infantil es herejía de la buena.

Morgana, sinceramente creo que has hecho agua, y me alegro! Me alegro porque si eres valiente sabrás enfrentar la vida y tomar decisiones que te permitan ser tu misma y ser inmensamente feliz. También sinceramente creo que te engañas, pero ¡tu sabrás!

Con esto ni que decir tiene que animo a Cilicio a dejar el infierno y vivir  agusto en medio del mundo, del que nunca quiso salir.

Por último, un saludo a Julia, y decirle que me encantaria saber quién es ya que compartimos colegio mayor, yo ya de alumna del centro de estudios. Y fijate que no recuerdo al apuesto sacerdote!! Yo sólo recuerdo a D. Manuel García, que Dios tenga en su gloria, al que tenía un gran cariño porque tenía un corazón inmenso y nos proporcionaba una buena ración de risa en las meditaciones y en el confesionario también.

Carmen Charo