Sin ánimo de polemizar porque, como ya he indicado otras veces, pienso que el tema de esta página es el Opus Dei:

La comparación entre Iglesia y Partido, o Revolución y Cristo que hace Salvador me parece, con todos los respetos y sin ánimo de ofender, como comparar la gimnasia con la magnesia.

Para los católicos la fe en Cristo es inseparable de la fe en la Iglesia. Sin la fe en la Iglesia, la fe en Cristo no se sustenta. La fe en la Iglesia hace "corpórea" la fe en Cristo. Igual que el que dice que ama a Dios y no ama a su hermano es un mentiroso, el que dice que tiene fe en Cristo pero no en su Iglesia no es católico.

En la Iglesia no desaparecen nuestros individualismos en la colectividad, como ocurre en el Partido que defiende Fidel Castro. Es más, se nos acepta a cada uno como somos. Sólo que no nos salvamos solos, sino en comunidad.

La Iglesia no es para los católicos como el Partido supremo perfecto que anula nuestras imperfecciones, como en la cita de Castro. La Iglesia es reconcida desde siempre como santa y pecadora, "sancta et meretrix" (santa y prostituta) decía San Agustín. Pero es Madre y es para los católicos presencia de Cristo. Es evidente que a Cristo se le encuentra donde Él se quiere manifestar, y no donde uno elija u ordene que se manifieste.

Pero, como digo, cada uno es libre de ser o no católico. Sólo es que me choca ver que se intenten interpretar realidades espirituales con parámetros políticos.

Que en el Opus Dei se viva y se enseñe una eclesiología peculiar y poco católica, no creo que autorice a contraponer la fe en la Iglesia (llamándola fe eclesiástica) con la fe en Cristo.

Ya no digo más. 

Un cordial saludo,
Melqui