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 Tus escritos: Encuentro de ex miembros del Opus Dei en Zaragoza.- Carmen Charo

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CarmeCharo :

Encuentro de ex miembros del Opus Dei en Zaragoza

Carmen Charo, 12 de octubre de 2007

 

¡Qué bien cuenta Flechita su impresión del encuentro! [Leer en Vuelalibre] Ahora, si queréis os cuento la mía.

La verdad es que sí que ha sido una buena movida llegar a hacer vida el encuentro. Siempre habíamos quedado para comer o estar unas horas, y esto era algo distinto: un fin de semana, o sea varios días, dormir allí, y en una casa de monjas con el yuyu que nos daba en la opus todo lo que oliera a clerical. Mi teoría es que todos salimos con un miedo terrorífico a todo, unos a unas cosas y otros a otras, pero en general, miedo a la VIDA!!!!!!! (en mi humilde opinión y 18 años de experiencia en estos asuntos). Por eso tanta pega, tanto pero, tanta indecisión.... y Flechita lo confirma. Ella, y yo doy fe, llegó con una cara y se fue con otra radicalmente distinta, suelta, alegre, feliz... ¡¡¡ella!!!.

Primero os cuento mis impresiones y conclusiones y luego hago el relato de los hechos:

Creo que ha sido concluyente el romper el estilo opus (de plástico) y empezar a funcionar como personas de carne y hueso, y para eso la ayuda de Ramón ha sido indispensable. El es Erasmo en el foro, y sabéis que es sacerdote, ya con bastantes años, que fue 22 años numerario hace un montón (ya está superado) y es psicólogo humanista. ¡Nadie como él nos podía entender mejor!...



Hemos hecho un poquito de trabajo psicológico con él. En una primera sesión nos pidió que dijéramos lo que nos gusta de nosotros mismos y que habláramos de algún proyecto que tuviéramos. Y en un segundo encuentro trabajamos con la fantasía, reviviendo hechos puntuales de nuestra vida pasada, presente y futura. El trabajo ha sido un esbozo mínimo que no pretendía, creo más que romper el hielo y ser un inicio de posteriores encuentros, si nos encontrábamos a gusto.

Yo he vivido como un milagro el vernos reunidos en círculo a todos, hombres y mujeres, abriendo con confianza y más o menos espontaneidad nuestros corazones. El pensar en positivo sobre nosotros mismos, cosa que nunca hicimos en la obra. Qué bueno el romper ese ambiente de tertulia opusina, en la que se está sentado convenientemente, con la sonrisa helada, y contando batallas vacías, mientras sangra el alma de todos y cada uno. ¡Un milagro inmenso!

Otra cosa positiva: la absoluta libertad para que cada uno estuviese donde quisiese, ya que todos no han hecho el trabajo con Ramón... y sin apuntar a nadie en listicas negras, ni mirar de reojín. Lo mismo pasó con una misa que quiso celebrar Ramón con los que quisieran. Estuvimos 11 contándole a él, o sea, la mitad. Y ahí se dio otro milagro. Las misa no fue precisamente heterodoxa. Fue en lo externo parecida a lo que hemos vivido: en una capilla con bancos y no todos en círculo alrededor del altar, sino en los bancos, el sacerdote revestido convenientemente..., pero el ambiente era distinto. Pudimos pedir en alto por lo que quisimos, y allí estuvisteis todos vosotros, y nos abrazamos todos con todos, en un lío inmenso. Pero nos pudimos dar un abrazo real, de oso como los de Colibrí, fuerte, sin miedos, pleno, Y unos cuantos lloraron a gusto y a moco tendido. Yo, jamás de los jamases había abrazado a un sacerdote revestido de casulla agarrándolo con fuerza y sintiendo lo mismo por su parte, y de una forma sana y sincera. ¡Otro milagro!

El hecho de que pudiéramos expresarnos de forma personal, creo yo, ha hecho que el ambiente se haya caldeado rápido llenándose de espontaneidad y confianza, y hemos sentido más que nunca, por lo menos yo, el inmenso cariño que nos tenemos por lo mucho que nos une. Ese ha sido el gran milagro y lo que creo que va  a hacer que a partir de ahora busquemos el estar juntos y enriquecernos entre nosotros.

Bueno, hoy lo dejo aquí y mañana sigo con el relato de los hechos. Me alegro infinito de haberos conocido en carne mortal a todos y me alegra a un más poder deciros que os quiero un montón!!!

Bueno pues os cuento.  Yo llegué a Zaragoza el jueves a mediodía, a casa de una ex super que no quiere ni oír de encuentros, y que aun sigue sin reaccionar tras su salida, inmersa en su desconcierto. Allí pasé la noche tras darle a la sinhueso sin compasión. El viernes, y mi cumple, menos mal que me levanté pronto porque me acosaron con llamaditas de teléfono, y tengo que decir que de las primeras fue la de una nax, que me quiere un montón, y es mutuo, y me dejó impresionada. A eso de las 11 había quedado con Rapelu en una cafetería, al lado de la residencia donde nos hospedaríamos. Hay que decir que está en plena Plaza del Pilar, puro centro de Zaragoza. Allí se encuentra la Basílica de la Virgen, Patrona de la Hispanidad, y centro de peregrinación de millones de personas del mundo mundial, y en días de sus fiestas patronales. ¡Menudo lío! Es emocionante encontrarse cuando no te has visto nunca y sólo te conoces de unos cuantos correos. Allí estaba él, en la puerta de la cafetería llamándome para ver quien podía ser yo. Nos sentamos en la terraza y nos pusimos a hablar. Él es un pozo sin fondo por los muchos años pasados en la obra y más cosas, y porque es un hombre listísimo y muy muy agradable. Me entregó una brújula para que no perdiera el norte, y se lo agradezco.

Pasado un rato, se nos unió Bastian, al que tampoco conocíamos ninguno, pero que ya me había informado la víspera de sus coordenadas: peso, altura, color de pelo, edad, y el gran detalle de un ojo morado, que fue clave para reconocerlo. ¡Majo, majísimo! ¡Qué maravilla! otra buena charlada.....: Cuántos años has estado, cuánto que saliste, a quien conoces, donde viviste... El no se podría unir al fin de semana como Rapelu, por trabajo, así que comeríamos juntos. Pasado otro ratillo, vemos a lo lejos a Ramón Rosal, inconfundible con su perilla y su media melena (espero no le moleste) muy blancas, y favorecedoras (todo hay que decirlo!). De nuevo besos, pasar inspección al nuevo, y él a cada unos de los nuevos desconocidos, y por otra parte con tanto en común. En estas ya pedimos una segunda consumición en la cafetería. El tema, una vez hechas las presentaciones y demás, era la obra, los proyectos a llevar a cabo... No recuerdo bien si antes o después que Ramón llegó A. también sacerdote, ex n, y que no está en este foro ni quiere darse a conocer.

El último en llegar para la comida fue Domingo que llegaba a todo correr tras terminar sus clases. Creo que en ese momento, era el más nervioso de todos, ya que nunca estuvo dentro de la casita de papel y para él somos especie rara, aunque ha querido ayudarnos hace unos años. En carne mortal, como él dice, sólo me conocía a mí, y creo que le sobrecogía pensar qué se podría encontrar. Todo se fue relajando por minutos y entramos dentro de la cafetería a comer, invitados generosamente por Domingo que ejercía de anfitrión de la ciudad. Fue una delicia de rato. Hice algunas fotos y creo que a todos nos costó arrancar de allí.

Despedimos a Rapelu y Bastian y nos dirigimos a la residencia, donde ya estaba Amandus, instalado y feliz en una habitación con vistas a la plaza ¡el muy jeta!. También es cierto que tuvo más ruido con los festejos nocturnos. ¡chinchaaaaaaaa!! Aquí me uno al comentario de Flechita. Yo lo imaginaba pijín, tipo numerata, serio y perfumado, un tipo muy culto y meditabundo. ¡Madre mía! ¡qué chaval tan majo y descomplicado! No le queda rastro, en su apariencia, de su paso por la opus. Allí estaba con su camisetilla negra, deportivas y sin afeitar ¡la mar de majo! De nuevo besos, esta vez con pincho (poco Amandus, no sufras, porque la barba creo que era de días y resulta cosquillosa y te hace muy interesantón!!) y el cuestionario de rigor.... Luego la de los besos y exclamaciones fue Tays, a la que imaginaba más flacucha y está guapísima y relajada. Y luego Ruta de Aragón y Julio, que tampoco está en el foro. Ruta fue otra sorpresa. A este lo imaginaba bajito y delgadín, y es una muralla de hombre relleno de plumas de cisne, ¡qué decir!... Julio se abrazó a gusto con Amandus tras reconocerse de sus tiempos de adscritos hace taitantos años, aunque los dos son jóvenes!!.

Cenamos los siete que estábamos bien apretadicos todos en una mesa de seis, sin doncellas, ¡bueno sí! la monjita Elena, a la que cautivamos tras el fin de semana y nos tomó gran cariño. Pasamos a la tertulia en una sala al lado, para nada tipo cuarto de estar opus: luz fluorescente, y sillas de formica de aula. Bueno, está claro que no era un cuarto de estar sino un aula. Allí estuvimos tan a gusto charlando de nuevo, proponiendo el plan para el día siguiente, cuando llegaron Colibri y Geminismar, con unos maletones inmensos porque llevaban de todo, por si hacía calor, o frío, o nevaba, o... (ya se sabe que en Sevilla siempre luce el sol!) y unas botellitas de vino dulce y dos cajas de yemas de San Leandro para celebrar mi cumpleaños ¡todo un detallazo!.

Terminada la tertulia, ya a las 11, 30 de la noche por lo menos, nos animamos a conocer la noche zaragozana en fiestas, y acercarnos al trabajo de Bastian, en pleno centro, para que nos hiciera fotocopias de documentos que había traído Ramón. El se había ofrecido y seguro le haría mucha ilusión conocer a los que estábamos. Así que allí nos fuimos, le dejamos los papelotes, con promesa de volver en una hora y nos fuimos a tomar unas copillas cerca. A la 1 de la madrugada estábamos de nuevo allí, para pasmo del guarda jurado, haciéndonos unas fotos en la calle todos juntos. La temperatura era deliciosa y allí estábamos, haciendo todo lo contrario que en nuestra vida pasada: reírnos todos juntos y revueltos a altas horas de la noche en medio de todos los peligros de un mundo perdido (uhhhhhhhhh!!)

Elena, la monja, nos había dejado una llave para entrar en la casa, y lo hicimos con el mayor sigilo que pudimos. A pesar de eso, la superiora ya me llamó al orden al día siguiente diciéndome que volviéramos más en silencio. Dormimos como los angelitos, y a las nueve estábamos de nuevo todos reunidos para desayunar y sin descanso, pasamos a trabajar con Ramón al aula.

Lo que conté ayer... la presentación de cada uno consistió en decir nombre y lo que más nos gusta de nosotros mismos. Gracias a Dios todos supimos decir unas cuantas cosas. Luego, hablamos sobre proyectos que tenemos cada uno, grandes o mínimos, pero que dijeran hacia dónde vamos. Ya nos íbamos soltando, aunque aun éramos pocos y ya había confianza, pero no se daba eso de los descansos entre clases de los cursos anuales, que consiste en hablar sin decir nada, soltar frases y preguntas hechas para que no llene el espacio un silencio incómodo. Igual vosotros no tenéis esa experiencia. Yo, sí. Un descansito tras el trabajo. Llega Domingo y nos lleva al bar de tapas más antiguo de Zaragoza. Vamos saliendo a la calle y al salir yo, oigo: Carmen Charooo!!!. Me vuelvo, y una despampanante señorita: La Flechiiiiiiiii. A ella también la imaginaba más bajita y ella dijo lo mismo de mi. Es guapísima, pero estaba un poco tensa y timidorra, la moceta. Se unió al paseo. A todo esto, no he contado lo mejor.... y es que Colibrí, que no está acostumbrada a los excesos, se había levantado con los pies llenos de ampollitas y no podía meterse los zapatos. Nos bajó al desayuno con sus zapatillicas celestes con una flor naranja aun lado. Como en los cursos anuales... Y como a la hora del paseo seguía sin poder meter los pies en los zapatos, se nos fue en zapatillas por pleno centro de Zaragoza, lleno de gente, a tomar el aperitivo, con el ánimo de comprar unas zapatillas más discretas para ir por la tarde a ver al obispo y pasar desapercibida (que sólo los demás se luzcan!!!)

De camino a la tasca, pasamos por la iglesia que dirige la obra  y echamos un Acordaos. Lo mismo hicimos la noche anterior al volver a casa y pasar por ahí. Nos dio yuyu entrar o asomar la nariz. Bueno, creo que alguien si que asomó la nariz y comprobó, como ponía en la puerta que hay sacerdotes confesando mientras las misas o al revés, no recuerdo. El caso es que pasaba lo que decía el aviso. De vuelta para la comida, encontramos a Flash, Mariki (otro bellezón de ojos impresionantes y preciosa sonrisa), MMM (guapísima!!!) y Habilidosa (guapa y encantadora y no es un decir!!!). La comida ya estuvo más animada. A primera hora de la tarde, los recién llegados trabajaron lo mismo que nosotros por la mañana. Flechi que entró encogida y dubitativa salió que no cabía por la puerta, relajada, feliz, y radiante.  A las 5 de la tarde, había quedado Domingo con Elias Yanes, obispo emérito de Zaragoza y antiguo presidente de la Conferencia Episcopal durante 6 años para tomar un café con él. Se unieron a la expedición episcopal, A, Flechi, Colibrí y Géminis. Tengo que decir, que Colibrí, por un milagro de... se pudo meter en los zapatos, ya que no encontró zapatillas y allá que se fue. Los demás nos “turistizamos! por Zaragoza y terminamos de tertulia en la cafetería de al lado, ¡tan agradable!

Para entonces, a primera hora de la tarde llegaron Ainoa y Suerte desde Barcelona, que se unieron a la tertulia, y Jss que llegó en tren después de pasar unos días de playa por levante. Fue fácil reconocerla en la estación inmensa que han hecho recientemente en Zaragoza porque llegaba toda de rojo, hasta la maleta!!! Fuimos a buscarla Tays y yo, y nos dimos un grandísimo abrazo. Una cara nueva, tras varios correos y conversaciones telefónicas. A las 7 de la tarde, de nuevo trabajo con Ramón, en un ejercicio de crecimiento personal. Hicimos varios trabajando con la fantasía. Uno de ellos consistió en visualizar la subida a una montaña y el encuentro con un sabio o sabia, al que haríamos una pregunta. El nos respondería y nos haría un regalo. Luego compartimos todo eso entre todos y fue muy bonito. El segundo ejercicio consistió en recordar o imaginar distintos años de nuestra vida pasada o futura y revivir las sensaciones del momento. Todo fue muy rápido, pero creo que logramos coger gusto al asunto, y pienso que nos apetecerá volver a reunirnos para trabajar un fin de semana entero esta forma de psicoterapia. Aquí aprovecho para agradecer a Ramón su disponibilidad y entrega en estos días, que han sido definitivos para el buen gusto del encuentro.

Los de la visita al obispo ya nos tenían preocupados porque dieron la sensación de que estarían un ratito corto y ya habían pasado más de dos horas y seguían sin aparecer. De vuelta nos contaron lo bien que habían estado y cómo se habían explayado contando cada quien su experiencia en la obra. Hubo sus frutos, pero es mejor ser discreta por si acaso. El tiempo nos lo dirá.

Aun faltaba gente, y a la hora de la cena casi, aparecieron Rosa y Tolana, que trabajaban pero se habían acercado por lo menos para salir con nosotros por la noche tras la cena. ¡Qué guapas, qué buena cara de felicidad! Yo ya no las vi más porque me quedé por la noche haciendo apostolado con la monjita y explicándole de nuestra experiencia. En la cena, ella, que sabía nuestra procedencia, dejó caer como que ya que nos habíamos alejado de nuestra vocación, ahora no nos perdiéramos del todo. Le aclaré las ideas y ella aprovechó para decirme que ella nos simpatizaba nada con la obra. Creo que me entendió bien y a partir de ahí le cogimos el corazón y nos trató como a cristianos fervorosos y comprometidos, y no paró hasta que el domingo en la comida bendijéramos la mesa en alto. Se conformó con una oración. En un principio quiso que cantáramos. Amandus antes había propuesto la de “Tu me has mordido la oreja....” (no sé si soy una irrespetuosa...), pero no salió nada. Así que tras la cena... ¡todos a la calle! Que ya estaba movidita, en sábado y en plenas fiestas patronales. Hubo un espectáculo precioso en la plaza, y concierto de la Cadena 100. Esta vez la gente fue llegando a casa escalonadamente, dependiendo de las fuerzas de cada quien. El domingo, la misma rutina, ¡vaya rutina!, del desayuno con tertulia.... Domingo, afónico perdido por los excesos de la noche anterior, (¡que ya no tenemos edad!!!...) apareció para llevarnos de visita turística por los lugares emblemáticos: La Basílica de la Virgen, La Seo, la Lonja...

Antes de eso, Ramón celebró misa para quienes quisieran, en la capilla de las monjas. Este fue otro momento fuerte del fin de semana. Externamente, todo era parecido a lo que habíamos vivido. Yo, por lo menos he asistido a misas más informales, todos rodeando al sacerdote... Nosotros no, estábamos formalmente en los bancos de la capilla. Ruta leyó las lecturas. Se me quedó de la homilía, que fue un comentario del Padrenuestro, que no le podemos pedir a Dios que nos dé el pan nuestro de cada día, si no hacemos lo posible para que todas las personas del mundo entero lo tengan, y no sólo el pan material, sin la posibilidad de una vida digna. Se me quedó bien grabado!! Tuvimos oportunidad de hacer peticiones en voz alta sin pasar por la censura previa (¡loado sea Dios!), aunque estuvimos tímidos.

Al comenzar la misa, Ramón nos explicó que seguro que habría quien estaba en la misa pero se consideraba agnóstico, o fuera de la iglesia.... véase la muestra! Nos respetaba si nos acercábamos a comulgar, pero nos aconsejaba acercarnos por delante de quienes comulgarían con el pan, para hacer una comunión espiritual. Así que, así lo hicimos y él nos impuso las manos en la cabeza y pidió la luz del Espíritu para nosotros con palabras diferentes y preciosas para cada uno. El momento de darnos la paz fue lo más heterodoxo para nuestras costumbres cuadriculadas de antaño, que como ya dije en el al principio, consistió en fundirnos en ardorosos abrazos de todos con todos en una emoción maravillosa y sincera. Y así terminó la misa. Ramón ya se tuvo que ir y le despedimos con pena de que ya fuéramos desapareciendo poco a poco. El resto nos fuimos de turismo con Domingo a los lugares que antes dije.

Al entrar en la basílica del Pilar, que sobrecoge, por la cantidad de gente que hay siempre, se ven colas de gente por distintos sitios. Hicimos lo propio: ver y besar al Cristo, luego la roca donde la Virgen se apareció, a la que es imposible llegar con la boca, de tantos besos a lo largo de los años... Antes de eso, Amandus tuvo una iluminación, y fue a comprar para todos unas cintas de colores bendecidas con la medida (pequeñita) de la Virgen y que es costumbre llevar en el coche para que nos proteja. Compró cintas de todos los colores y las pasó por la roca de la virgen, así que nos vinimos todos bien bendecidos y protegidos. De vuelta en la casa, a comer y a salir “pitando” (uyyyyyyyyyy!!!!) Si, eso fue lo que fuimos haciendo. Los barceloneses, que eran mayoría y habían llegado en coche casi todos, fueron saliendo, y nos quedamos sosteniendo la tienda Colibrí, Ruta, Julio, Julia y yo, pero solo un ratillo más, hasta que desaparecimos todos, tras achucharnos bien todos y marchar con un montón de emociones dentro, de sensaciones... esperando que pasaran unos días y todo se reposara un poco.

¡Hasta el próximo encuentro!

Y acabo de hablar con Colibrí y hemos pensado que podemos “institucionalizar” la costumbre y fijar cuatro al año, uno por trimestre y en las distintas zonas españolas para facilitar a todos. Lo de los encuentros internacionales, es aparte.

Carmen Charo


Publicado el Friday, 12 October 2007



 
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