Me ha parecido muy clarificador el escrito de Salvador (12.09.07), en el que muestra la colaboración de los directores del Opus Dei con sectores conservadores de la Iglesia española y con políticos del Partido Popular y otros partidos políticos en el proyecto de engrandecer la diócesis aragonesa de Barbastro, aun a costa de empequeñecer la de Lleida.

Estas reflexiones de Salvador me han recordado un pasaje del libro de Isabel de Armas, La voz de los que disienten. Apuntes para san Josemaría, ed. Foca, Madrid 2005, en el que la autora escribe:

“Además, se sabe que Javier Echevarría intentó en vano a mediados de los años noventa del siglo XX que el sacerdote numerario Tomás Gutiérrez Calzada, entonces vicario regional del Opus Dei en España, fuera nombrado obispo de Barbastro-Monzón. Echevarría lo intentó astutamente, mediante visitas personales suyas a obispos españoles de su confianza, utilizando como argumento de conveniencia que el fundador de la Obra había nacido en la ciudad de Barbastro y que en el territorio de esa diócesis se ubica el santuario de Torreciudad; pero al final no se salió con la suya, o bien porque esos obispos no lo apoyaron a la hora de la verdad, o bien porque el entonces nuncio de Su Santidad en España, Lajos Kada, lo impidió” (págs. 169-170).

Los datos expuestos por Salvador y por Isabel de Armas son coincidentes. Así se aprecia el trasfondo de política eclesiástica que subyace al litigio por la propiedad de las obras de arte conservadas en el Museo Diocesano de Lleida.

Aprovecho este escrito para recordar lo que sugerí en mi último escrito del 12 de septiembre de 2007. Si algún lector de Opuslibros (por ejemplo, el mismo Salvador u otro) tuviera información precisa del procedimiento seguido por los directores del Opus Dei para adquirir a mediados del siglo XX la antigua pila bautismal de la Catedral de Barbastro, le agradecería que nos escribiera acerca de ello.