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 Tus escritos: La ley de punto final de la AOP (Apostolado de la Opinión Pública).- Armando

100. Aspectos sociológicos
Armando :

Inicio el curso agradeciendo a Agustina [ver nota al correo de Yul] la medida que ha tomado con respecto a los escritos cuyo contenido es minimizar lo vivido por muchos de los que acudimos acá, lo celebro porque aunque sé que la aparición de esos textos en este medio era por el respeto a la libertad de expresión, ésta debe tener unos cauces que están delimitados por la racionalidad, es decir, cuando lo que se afirma supone una acusación implícita de ignorancia o un ataque burdo a los lectores, es necesario decir un hasta aquí llegamos.

 

Acertadamente han sido colocados un buen número de autores de tales escritos en su lugar, es decir, como inspirados, redactados y enviados por la AOP [Apostolado de la Opinión Pública], lo cual obedece a una lógica y sin ánimo de desarrollar en esta oportunidad la teoría de la conspiración, pretendo eso si analizar un aspecto que subyace en las intenciones de los de dicha oficina al tomarse la molestia de escribir en esta página, en pocas palabras, me refiero al intento de implantar una especie de ley de punto final.

 

En todo régimen totalitario, la disidencia fue reprimida en forma drástica y para lo cual se  emplearon todos los medios disponibles sin escatimar esfuerzos aunque supusieran una violación a los Derechos Humanos; al concluir esas dictaduras y restaurarse las democracias en los respectivos países que pasaron por esa etapa, se determinaron procesos llamados de “transición” con el fin de facilitar la reconciliación de la sociedad y por ello se impusieron las famosas “Leyes de punto final”, con lo cual se buscó el evitar choques sangrientos entre los que detentaron el poder y los grupos opuestos a los mismos y propiciar así el eximir de las penas correspondientes a los perpetradores de delitos punibles de “lesa humanidad”. Estas medidas fueron aprobadas o sancionadas en los últimos momentos previos al cambio de sistema y contaron con el apoyo de los grupos de presión social que estaban conformes con el status quo creado, el cual les había sido muy favorable.

 

Desgraciadamente estos sistemas totalitarios en algunos países y por su contenido ideológico que los sustentaba,  fueron avalados por ciertos sectores de la Iglesia Católica que vieron en ellos el muro de contención al comunismo, entre estos sectores está el Opus Dei. Pero al producirse el cambio, los afectos a los regímenes totalitaristas militares aplaudieron la “ley de punto final” con el fin de acallar todo, ocultar lo ocurrido y por lo cual esta legislación cumplía con dos fines, el primero proteger bajo el manto de la impunidad a los perpetradores de delitos y segundo, garantizar que no se llevaran a cabo investigaciones que implicarían a muchos miembros destacados de la sociedad de clara tendencia militarista y católicos practicantes.

 

Pero con el paso de los años, las víctimas y los familiares de los desaparecidos alzaron más su voz reclamando justicia, no venganza, sino justicia, lo que motivó una serie de movimientos para la derogación de la “ley de punto final”. Los afines a la represión ridiculizaron tales demandas y les colocaron la etiqueta de resentidos, anclados en el pasado, trasnochados, alentadores del odio y la división. Esas mismas voces decían que no había que ver hacia atrás, que era ridículo vivir del pasado, por tanto se debía construir una sociedad incluyente -¿?-,  sin fisuras ni divisiones.

 

Y es precisamente ese el espíritu que subyace en las cartas y escritos que vienen a Opuslibros en ese sentido de defensa de la institución Opus Dei, reproducen por tanto el mismo esquema, tratan de ocultar la verdad a base de estereotipos, los escritos publicados se orientan a señalar que no todo fue malo cuando fuimos de la Obra, que hay cosas buenas rescatables, que se trata de algunas personas pero no de la institución. El paralelismo que quieren imponer entre la Iglesia fundada por Jesucristo y una institución fundada por un sacerdote es impresionante, con el fin de exculpar a esta última.

 

A base de argumentos espurios subrayan los elementos que para ellos hacen inválidos los testimonios que han sido publicados por otros participantes en Opuslibros, de esta manera se centran en señalar una serie de supuestos como el rencor, el resentimiento y el odio que se manifiestan en algunos escritos para deslegitimar los mismos, nos recomiendan no pensar en el pasado, no vivir en él y reconstruir nuestras vidas. Como bien lo apuntó Agustina, cada uno la tiene encauzada de nuevo pero esto no es impedimento a la denuncia que es la que se quiere acallar.

 

El pedir justicia no significa estar aún rumiando las heridas abiertas porque para muchos, las mismas están cerradas, curadas. El reclamar se haga justicia obedece al deseo de impedir que otros repitan la experiencia de ser aniquilados en nombre de un dios que no es el que predicó Nuestro Señor Jesucristo y que es un Dios de Amor, tal como lo señala Vadovia en su ponderado escrito del 8 de agosto del presente año. ¿Qué tanto es el miedo a decir la verdad?, ¿por qué el terror que se tiene en la AOP de que ésta se conozca y pueda ser debatida en un espacio como este?, ¿por qué no orientan su defensa oficiosa a argumentar con ideas y no con estereotipos?, ¿es tan real entonces el hecho que ya no quedan gentes pensantes en el Opus Dei y por tanto la aristocracia de la inteligencia ha sido aniquilada?.

 

“Ley de punto final”, eso es lo que quieren los de la AOP imponer acá, para lo cual emplean todos los medios a su alcance emulando a los regímenes totalitarios con sus correspondientes consecuencias. Pero tal como sucedió en esas sociedades que las padecieron y se libraron de ellas, la verdad se impone, la necesidad de justicia es el elixir vital que anima la participación de muchos y muchas en esta página y aunque pretendan acallar estas voces, el resultado que obtendrán será lo contrario.

 

No ha sido mi idea hablar de política, sino colocar en su justa dimensión el plan de la AOP que es tan fácil descifrar porque carece de una o unas mentes pensantes que estén a la altura de un verdadero debate de las ideas y de los hechos.

 

Buen inicio del curso a todos!

 

Armando




Publicado el Monday, 03 September 2007



 
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