Hola Amigos!!! Hace mucho tiempo que no visitaba esta pagina. Sin embargo, siempre tengo presente la gran ayuda que me brindaron en el momento que me plantee la decision de irme de la obra y las tantas experiencias aqui narradas, las cuales sirven, entre otras cosas, para confirmar que no hemos estado equivocados al marcharnos.

Tengo casi tres anos que me fui, despues de 10 como supernumeraria, pero a pesar de que las exigencias para los supernumerarios son muy diferentes en comparacion con las que vivieron ustedes amigos ex numerarios y  ex agregados (a quienes considero profundamente), no deja de salirme a flote todos los dias "recuerdos" por no llamarlos traumas de muchas cosas que vivi durante todo ese tiempo. Una de ellas la forma de vestirnos, de comportarnos y hasta de gesticular. Si reconozco que la obra me brindo orientaciones muy validas para una persona como yo que aunque ya era profesional al momento de pitar, no tenia muchas nociones de arreglo personal o de etiqueta para comer, etc. pero tambien por otro lado me creo una serie de tabues y complejos que hoy todavia me pesan.

Para mis directoras y demas miembros de la obra  el cuerpo humano era templo de Dios pero a la vez fuente de constante tentacion. Por eso se nos hablaba de usar faldas larguisimas, vaqueros anchos, zapatos cerrados (mucho mas si estabamos frente al sacerdote en una meditacion), las blusas con mangas, ya que exponer los hombros era motivo de tentacion al sexo masculino. Nada le pasaba desapercibido a las numerarias de mi centro (mis uñas recien pintadas, algun tinte o corte de cabello, etc) algo me decian siempre con un tono burlesco. Una vez recuerdo en mi convivencia anual, como una "super" de esas de las adictas, se me acerco para hacerme una correccion en cuanto a lo ceñido de mis pantalones. Hoy haciendo un analisis objetivo acerca de lo ceñido o no de esos pantalones, llego a la conclusion que se parecian mas bien a los que hoy en dia usa mi abuelita, lo que sucedia es que eran de un tipo que para ese momento estaban de moda. Que le moveria a esta persona a hacerme esa correccion, sinceridad o tal vez otro sentimiento? Otro tema era el uso de los bañadores,  tenian que ser enteros y preferiblemente como los usados por Vivian Leigh en alguna pelicula de Charles Chaplin a principio de los 20 del siglo pasado. Yo tengo principios morales que rigen mi conciencia desde que fui una niña, y ni siquiera cuando no era de la obra me vesti o utilice algun atuendo que me mostrara como una persona inmoral, pero de ahi a presentarme ante los ojos de mi esposo, del mundo  y de mi misma como un disfraz hay mucho trecho. Recuerdo esta sensacion de "disfraz" cada vez que me veia al espejo antes de salir a la calle. Hoy cuando me visto de otra manera (para nada inmoral), es decir, de acuerdo a mi edad y mis caracteristicas fisicas, tengo que reconcocer que a veces me cuestiono por cosas tontas que vienen a mi mente de esa etapa de mi vida.

Que les puedo decir de los gestos, preferia no caminar cerca de algun caballero y mucho menos cerca de un sacerdote por no sentir que les estaba incitando a malos pensamientos. Dar la mano? Mirar a los ojos? cruzar las piernas al sentarme? Me costaba mucho no sentirme avergonzada o escurridiza al hacerlo; estoy todavia tratando de reentrenarme para lograr hacer estas cosas con naturalidad. Por eso compadezco mucho a los ex numerarios (as) y ex agregados (as) porque se que la exigencia en esta materia para ustedes fue mucho mas fuerte. Seria interesante que alguno contara sus experiencias en cuanto a este tema.

En fin, era tan solo unas cuantas lineas para desahogar estas cosillas que aunque parecieran tontas o superfluas pueden llegar a limitar nuestra relacion con el mundo exterior y que a mi modo de ver hoy a tres años de mi afortunada huida, considero que son producto de mentes fanaticas y desubicadas.

Saludos,

Newy