Dice Maria G. "Si tienes vocación y eres fiel a ella eres realmente feliz, si no, NO. No hay argumentos que puedan contra esto, aunque mis queridos ex-hermanos que dejaron la vocación por voluntad propia lo aseguren". Y te puedo asegurar María G., que eso de la vocación es un puro invento de aquellos que manejan las voluntades a su antojo. Y lo digo con tanta certeza porque yo fui una de sus víctimas. A mi me dijo mi directora (que lo seguirá diciendo con desparpajo) que por el hecho de pitar, Dios "que no se deja ganar en generosidad" me concedería la vocación, así no la tuviera.

¿Y qué pasó? Yo que era feliz- resignada (como la pobre casi femme fatale de Morgana) a que esa era mi vocación y a que moriría envuelta en una sábana blanca me empecé a morir por dentro cada vez que apreciaba contradicciones, rodeada por mujeres mayores amagadas y enfermas de todo, sin ilusiones ni alegrías (y me desvivía por alegrarles y me dejaba la piel  por sacar adelante mi "vocación"), me empecé a enfermar del alma... y una vez enferma, esa misma directora "vio" que finalmente no tenía vocación. ¿Dios se dejó ganar en generosidad??? ¿no sería más bien que esa supuesta vocación no existe y mi premio por ser generosa fue perder poco tiempo de mi vida en el Opus?

Oye y no soy solo yo, te pido (y le pido a todos) que relean el escrito de Normandía y refresquemos la memoria: no sólo los que creíamos tener vocación sentimos esa decepción que a unos nos enfermó y a otros los convenció de irse. No nos creamos ese cuentito de traidores, que aquí sólo es traidor aquel que se irroga facultades divinas y usa el nombre de Dios para hacer lo que le da la gana. Es traidor a Dios (cuyo nombre usa) y a las almas de aquellas personas que confían en él.

Saludos

Emevé