Tiempo que no escribía. Varias cosas me dan vueltas en la cabeza. Por ahora dos:

Primera Campanada:

Decirles a los leen por aquí que el mensaje de Zartan del miércoles (Misiva a SFF para que transmita a los amigos de Vitrubio) me ha conmovido mucho. El ha tenido que sufrir la indiferencia del Opus Dei, la que le han “regalado” nuestros cariñosos “hermanos” con esa forma para la que están “programados” y que nosotros, en su momento, como cuales “programados”, también utilizamos con otros. Mea culpa. Y vaya bien el mensaje que envía Zartan a la oficina de opinión pública del Opus Dei, (Vitrubio aunque me da pena que ellos usen el nombre del grandioso arquitecto que fue), porque esto de que “nos perdonan” y rezan por nosotros es tan irritante: siempre ellos bien, y el resto, mal. Si es que son ¡incorregibles e invendibles! Le pido a orejas que le de mi correo a Zartan para ver si puedo serle de alguna ayuda, aunque sea meramente cibernética. Porque él (Zartan) tiene razón en preguntar, en su correo anterior, el correo de los perros verdes (¡soy mas raro que perro verde¡), si existe algún sistema  entre los ex de ayudarnos. Yo, en lo que pueda, ayudo. Poniendo hombro al que quiera llorar, oír, y hasta dispongo de una habitación en casa por unos meses para alguien que la necesite (comida también).

Segunda Campanada:

Y el espíritu del Opus Dei y de su fundador lo permea todo. Efectivamente todo. Leía –con tanto disgusto Dios mío- lo que publica Doserra sobre la sotana y el Opus Dei. Me importa un huevo si la sotana es obligatoria o no. Si sé que la historia de la Iglesia, como la de los comunes mortales muestra modas (los signos de los tiempos que tanto molestan al fundador José Escrivá, Conde de las campanadas) en la forma de vestir y hoy es evidente que andar de sotana, con excepción de unos curitas más viejos por ahí, es hacer el ridículo y es alejar cada día más la Iglesia de la gente de a pie. Si los del Opus Dei adentro de las casas o fuera de ellas, usan sotana, allá ellos con el que “porque me da la gana” del fundador, el mismo que viste y calza y que porque le daba la gana hizo tanta tontera y comunicó tanta neura junta. Es que la indignación que tengo es por el tonito altanero que exhibe la instrucción a que aludía Doserra en que precisamente lo que hace quien la escribe, siguiendo las tonteras del fundador, considera que los del clero que no se comportan como “ellos”, (o sea ellos, el Opus Dei, los lefebre y ex lefebre) dice el guión nº 9  de la serie de Guiones doctrinales de actualidad. son:

·        Sacerdotes que no están dispuestos a dar testimonio de tales.

·        Sacerdotes que se avergüenzan de serlo.

·        Sacerdotes que esconden su condición de tales.

·        Sacerdotes que andan disfrazados de otra cosa.

·        Sacerdotes que no están dispuestos a defender públicamente que el sacerdote es una persona sagrada.

·        Sacerdotes que hablan de “testimonio”, cuando debieran hablar de manifestación pública.

·        Sacerdotes que hacen comedia.

·        Sacerdotes que ocultan su condición.

·        Sacerdotes que han optado por andar vestidos ilícita e inválidamente

·        Sacerdotes que no respetan a la gente ignorante.

·        Sacerdotes que si no están de acuerdo con ellos (los del Opus Dei) y sus instrucciones acanónicas, entonces son irrespetuosos de la libertad ajena, de la conducta de los demás y otras linduras.

·        Sacerdotes que no quieren ser testimonio visible de Jesucristo.

Aparte dejo la frase final del instructivo doctrinal (que de doctrinal no tiene nada) cuando señala, con esa altanería insufrible de que llevando sotana los sacerdotes del Opus Dei “contribuirán a que otros sacerdotes mejoren la corrección en el vestir y en la conducta”. El que escribió esto es “magnifico”. Pareciera que no fue el fundador pero apuesto a que lo escribió –está mal redactado desde luego- el mismísimo prelado actual, el obispo Echevarria. Mis amigos de Opuslibros para tratar al clero de a pie así hay que ser muy patudos: pero sigamos bebiendo el coñac con que nos emborracharon. Y tiene la desfachatez de decir que no juzgan a nadie ni critican a nadie. Mentira. Critican como malos de la cabeza tal como lo hacía el fundador del Opus Dei como lo relató Miguel Fisac cuando decía que Monseñor Escriba no hablaba bien de nadie y es santo ¡sóplenme este ojito!, por favor.

Y bueno, me repliego a las instrucciones del curita que es ahora –desde hace años- mi director espiritual: no te cabrees tanto con esta gente. Tenles pena que sufren mucho, y reza porque esa institución cambie y sigue amando a los que amaste ahí dentro aunque nunca más te hayan ni llamado por teléfono.

Vadovia