Llevaba una temporada sin escribir en la web. El escrito de SFF y una magnífica noche de verano han roto esta racha. Me parece que el escrito de SFF tiene varias capas, como las cebollas; aparentemente breve y sencillo tiene su miga.
En sí es una magnífica "anérdota", materia prima indispensable para este largo verano de cursos anuales que comienza ahora y precisa alimentar sus tertulias. "Pues que Dios escribe recto con renglones torcidos y eso y, a pesar de la torcida intención de los de opuslibros, una persona se acerca al calor de nuestra Obra al leerlos a ellos... y tal Pascual". Bonito.
Después está el asunto de los perdones. Que yo sepa el perdón, o la compasión o el agradecimiento sólo se reservan para las relaciones interpersonales; entre individuos concretos. No entre instituciones o colectivos.
No sé qué es lo que ese probo trabajador de la oficina de Vitrubio, cuya bondad se le ve en la cara, tiene que perdonarme a mí. O a otros que escriben en esta web; pero por lo de relaciones interpersonales dejadme que me centre en mí. ¿Tal vez tiene que perdonarme haberme dejado más de 25 años de vida luchando por sacar adelante el Opus Dei? ¿O los miles -sin exageración- de círculos, charlas, cursos de retiro, confidencias realizadas? ¿Haber cedido mi prestigio profesional para que brillara más alguna labor apostólica? ¿Puede ser que deban perdonarme por haber estado disponible para atender profesionalmente hablando, sin mirar día ni hora a muchas personas de la Obra que ahora te miran conmiserativamente? Quizás el perdón se refiera a haber obrado según conciencia cuando Dios y yo hemos visto las cosas de una manera concreta o el tener la osadía de participar en esta web para contribuir a curar las heridas de otros.
Me parece que SFF debería pedir más información en esa oficina y dedicar tiempo a leer las Glosas, Vademecum, Praxis, Instrucciones... que han nacido con la naturalidad que el agua brota de una fuente. Allí podría aprender que tan de Dios es la caridad como el hecho de que nuestros sacerdotes van con sotana en nuestros centros o las llaves de los coches se dejan en dirección, después de saludar en dirección la imagen del ángel custodio del centro.
De todo este fuego de artificio, lo que a mi más me llama la atención y creo que debería hacerlo también a SFF es en el terreno que se mueve la obra en las ¿relaciones? con sus ex-miembros. ¿Os perdonamos? Me parece que encaja mejor algo parecido al agradecimiento y el cariño. Uno de esos eslóganes que se te quedan de oido y echas de menos de vivido: yo no he necesitado aprender a perdonar porque Dios me ha enseñado a querer... Güay.
Agustina hablaba en su comentario a pie de página de la actitud de Juan Pablo II en lo referente a los errores de los cristianos a lo largo de la historia. Quiero contribuir al tema con el comentario del entonces Card. Ratzinger a ese mismo tema. Me parece que esa "partecica" de la Iglesia que es la obra, no se ha aplicado el cuento:
"Si una confesión, digámoslo así, si reconocer las propias culpas es propio de la naturaleza del cristiano, porque sólo de ese modo puede ser justo y sincero consigo mismo, lógicamente, también es propio de la naturaleza de la personalidad colectiva de la Iglesia realizar esa puesta al día, ese reconocimiento de los propios errores. Así que, efectivamente, la Iglesia necesita ese «salmo penitencial» para poder presentarse lealmente ante Dios y ante los hombres" (La sal de la tierra. Madrid 1997, p. 241).
Rafinosa
