Personalmente quiero agradecer a la dirección de su web la publicación de los escritos y reglamentos del Opus, pues gracias a ello estoy descubriendo el modo de hacer que tienen sus dirigentes.

Percibo buenas intenciones y prudencia en los escritos que hasta ahora he leído, aunque hay algunas cosas que no entiendo. Por ello ya me he puesto en contacto con la oficina de información del Opus en Madrid. La persona que me recibió se mostró muy amable y dispuesta a facilitarme toda la información que yo le pedí y hemos tenido varios contactos.

Puedo decirle que estoy quedando asombrado de que haya tan buenas personas por el mundo. No entiendo muy bien cuales fueron las causas por las que ustedes dejaron el Opus, pero debo decirles que ellos siguen rezando por ustedes, no hablan mal y les perdonan y disculpan. Son buenas personas, y eso se ve facilmente en la cara. Gracias por la información que están ustedes publicando. Pienso que a otros muchos como yo nos ayudará a abrir los ojos.

SFF

Nota de Agustina.- Querido SFF, no sé si con lo de "buenas personas" te refieres a los de la oficina de información del Opus en Madrid o a los miles de testimonios de esta web. En cualquier caso, si te van a facilitar toda la información que quieras, que te den la tercera "campanada" de Escrivá en contra del Vaticano II y si puedes, nos la envías -que aún no la tenemos-. Respecto a que nos perdonan y disculpan, pregúntales quién debe perdonar a quién. Juan Pablo II pidió perdón por los errores cometidos por la Iglesia... No se sabe de ningún prelado -presidente general de la Obra- que haya pedido perdón a quien el opusdei engañó, mintió y manipuló siendo menor de edad y a espaldas de sus padres,  o a los que "se equivocaron" y le echaron sin más explicaciones después de asegurarles que "tenían una vocación como un castillo", o a los que les difamaron o a los que les condenaron a la muerte civil, o a los que enviaron a psiquiátricos por no poder seguir dentro.  Tampoco ningún prelado ha pedido perdón a "sus hijos" e "hijas" que siguen dentro por tenerlos empastillados, amargados y anulados, tristes y resignados. Y menos aún ningún prelado ha pedido perdón a la Iglesia por haber sido causa directa de la pérdida de fe de muchos cristianos que se acercaron a la obra y salieron horrorizados con la visión de Dios que se les trató de inculcar.  No están en condiciones de perdonarnos, al contrario: están en situación permanente de pedir perdón. Un abrazo, con cariño, Agustina.