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 Tus escritos: Templado en el fuego del sufrimiento.- Armando

010. Testimonios
Armando :

Hola amigas y amigos!

 Este escrito tiene en si varias finalidades las cuales espero poder desarrollar adecuadamente. La primera es celebrar con vosotros el primer año de haber encontrado OpusLibros en la web, el segundo es porque unas semanas después, tuve la oportunidad de coincidir con muchos de vosotros en el chat. Y la tercera para compartir unas reflexiones generadas por los últimos acontecimientos de mi vida, lo cual justifica el título que he puesto como introducción. Junto con cada “motivo”, iré concatenando los escritos que se han publicado recientemente y que son objeto de mi atención...



Empezaré con el tercer aspecto. Una serie de acontecimientos me han ido forjando últimamente en el fuego ya antes descrito, me ha tocado hacer frente a una serie de decisiones a raíz de una enfermedad grave de mi padre. Si hace un año mi dolor se centraba en ese sentimiento de culpa que te deja el irte de la Obra, ahora me encontráis con otra clase de preocupaciones de las cuales he aprendido mucho. Por motivos de espacio y tiempo, no detallaré la dolencia de mi padre, que aún continúa y de la cual se requiere de muchísima paciencia para sacarlo adelante. Pero estos días que han sido terribles, los he podido afrontar gracias a la ayuda de Dios que ha estado presente en cada instante, de no ser así, no podría explicar de dónde pude tener tanta paciencia en estos momentos, así como la fortaleza requerida para tomar la decisión que aunque dura, había que hacer frente.

 

Y son estos hechos los que me hacen recordar circunstancias similares cuando estaba dentro. La primera vez que tuve que afrontar una emergencia familiar fue a los pocos días de haber nacido mi hermano pequeño, en aquel entonces, me tocó llevarlo a la emergencia del hospital pediátrico, el problema era serio, se temía una meningitis. Al enterarme de esto, decidí llamar al director del centro al que estaba adscrito para comentarle la noticia. Obviamente ante el impacto del primer parte médico, le hablé con la voz quebrada, la respuesta fue lacónica, me dijo que ofreciera aquello y que al otro día don fulanito oficiaría la Misa por esa intención también. Cuando pasó todo y mi hermanito estuvo fuera de peligro, me presenté en el centro y lo único que recibí fue una reprimenda, por mi falta de confianza en Dios –no tener visión sobrenatural- al haber dado signos de querer llorar.

 

El otro hecho similar fue por una enfermedad prolongada de mi madre estando yo muy lejos. Jamás recibí comunicación alguna por parte de los de mi centro en el cual manifestaran haber ido a visitar a mi madre e interesarse por su salud, cuando preguntaba por mail, la respuesta era que lo ofreciera, que encomendara y que no descuidara las normas ni la labor. En el centro de la ciudad donde vivía, si pude apreciar alguna preocupación, pero siempre era la misma socorrida frase “encomienda, ofrécelo y no descuides las normas ni la labor”. Por supuesto que el consejo era bueno, pero al escucharlo una y otra vez, tal estribillo empieza a carecer de importancia y contenido.

 

Ahora, que nuevamente me ha tocado afrontar algo similar aunque de mayor magnitud, doy infinitas gracias a Dios de no tener que escuchar tales “apoyos”, por lo cual, no ha sido la espiritualidad estereotipada del Opus Dei la que me ha dado fortaleza y eso que la he vivido durante 19 años de mi vida, sino la vida misma y los consejos de amigas y amigos “ex” que han sabido comprender lo que estaba viviendo. Esas frases, esos argumentos, esas expresiones de acompañamiento de mis amigos ex han sido más auténticas y verídicas. Nada de citar tal punto de Camino, menos aún que rece miles de estampas, por lo cual, aunque respeto muchísimo el planteamiento de Rocío, no es el momento ni el lugar para venir con esos argumentos cuando sabemos de qué se trata aquello.

 

A mi me ha servido otro tipo de espiritualidad, la que enseña a dar gracias a Dios por todo y estos días he tenido suficientes motivos para dárselas. A medida que las cosas parecían más y más difíciles, el agradecimiento a Dios brotó de mi corazón a granel. Nada de esquemas rígidos y carentes de objetividad, sino la vida misma te enseña que ahí está Dios con nosotros. Porque como he dicho, las mejores muestras de apoyo las he encontrado en los “ex” que he conocido aquí y en el chat, no menciono nombres para no dejar a nadie fuera, pero si aprovecho para agradecer a todos, a todas y a cada uno ese apoyo moral, espiritual y físico aunque sea por el ciberespacio, que me han dispensado. Los miles de detalles que han tenido para conmigo, son cosas que no olvidaré en la vida.

 

Como acertadamente me decía una amiga ex también en un mail, Dios hace las cosas o permite que sucedan en el momento justo. De seguir dentro de la Obra, no habría podido atender a mi padre como se debe, ni tener la fortaleza para afrontarlo, menos aún el dinero necesario que requiere esta clase de dolencias para su curación, porque en la vida no todo es encomendar, sino que hay que pagar por las medicinas, la hospitalización, etc.

 

De más está decir que ahora aún con el dolor que todo esto ha supuesto, pude estar con los míos sin restricción alguna. Pude dar rienda suelta a mis sentimientos sin que luego alguien me apostrofara que eso era signo manifiesto de mi carencia de visión sobrenatural, en síntesis, no tuve que soportar los “consuelos” tan acéticos que proporciona el Opus Dei en estas circunstancias. Así que de dar gracias a Dios por haberla conocido ni hablar para mi, sino todo lo contrario, agradezco a Dios que lo que estoy viviendo ahora ha sucedido estando yo ya fuera y muy lejos del Opus.

 

Como os decía en la introducción de este escrito, también me motiva escribirlo por el hecho que hace un año conocí OpusLibros  que me ha ayudado muchísimo. Cada una y cada uno de los que escriben, así como cada una y cada uno de los que solo lo leen y se han comunicado conmigo en forma directa, me han ayudado y apoyado a salir adelante, podría decir que prácticamente el haber sido del Opus Dei lo coloco en su justa dimensión, en el pasado. Fue parte de mi vida, aprendí mucho ahí claro que si, pero sobre todo, me permitió distinguir claramente lo que es un laico en medio del mundo como soy ahora y un laico asimilado a religioso como estaba dentro.

 

He tenido la oportunidad de conocer a muchos en persona y tomarnos unas cañas, unos vinos y en fin, lo pasamos bien. Con otros he tenido la posibilidad de conocerlos, de “visualizarlos” por la cam, pasando momentos entrañables en conversaciones riquísimas, auténticas veladas entre amigos.

 

Asimismo en el chat pasé ratos inolvidables, ahora me he alejado por una serie de circunstancias que no viene al caso mencionar, pero echo muchísimo de menos esas tardes – noches en conversación fluida, sincera, franca y amena  en el chat. Fueron tiempos en que no entraba ningún “in”, solo “ex” estaban ahí y eso permitía un ambiente delicioso y distendido para la conversación.

 

Ahora me entero que han entrado algunos “in” y se ve que su intervención ha causado cierta preocupación, la cual es comprensible. Ante esto, suscribo lo manifestado por Nachof y Marazul porque utilizando la lógica cartesiana, me hace dudar su presencia en un lugar el cual tienen vedado. Esto por dos motivos: el primero es que si entran, esto puede ser una estrategia de la AOP para reventar el chat, lo cual es factible, no digo que tenga la certeza que esto es así, pero tampoco descarto tal posibilidad. Y el segundo es porque si entran “in” a un sitio que está terminantemente prohibido, entonces es indicio que la Obra está haciendo aguas por todos lados. Las consecuencias de ambos motivos pueden ser las siguientes: si es por el primero, entonces su empeño puede tener éxito ante la buena fe de muchos del chat que me consta que son más buenos que el pan, si es por lo segundo, no sé hasta qué punto el chat debe afrontar o atender a los náufragos de tal hundimiento.

 

No es vedar el acceso porque tal medida no se puede aplicar dadas las características del ciberespacio, pero si estar sobre aviso ante cualquier eventualidad. Por supuesto que si alguien va con una clara intención de buscar ayuda, la misma no se le debe negar, pero si el chat se está convirtiendo en un espacio virtual para continuar con las loas hacia el Opus Dei, entonces se ha perdido el rumbo. No obstante, las medidas ya se han tomado y por lo cual felicito a Sonsoles por las respuestas sobre el chat que nos ha compartido.

 

Sé que puede argumentarse con justa razón que no tengo el más mínimo derecho a opinar al respecto, porque hace tiempo que no entro, pero el cariño que tengo hacia el chat y a cada uno y a cada una de los que lo hacen posible, me lleva a no quedarme callado y manifestar mis apreciaciones al respecto, aunque sé de entrada que puedo estar muy equivocado.

 

Para concluir, deseo manifestar mi agradecimiento a todos y a cada uno, si ya lo he dicho antes, entonces reiterarlo a Agustina y a los que escriben en OpusLibros por el gran bien que han supuesto en mi vida sus escritos, a los del chat a quienes considero amigos les digo gracias por todo. Pero a la vez, quiero pedirles perdón a las y a los que he ofendido en algún momento, los acontecimientos que he comentado al inicio de este escrito, me han enseñado a que aquellas cosas que uno cree grandes ofensas, no son tales y que ante todo hay que aprender a reconocer los errores y pedir perdón en el momento adecuado y del modo preciso.

 

Un fortísimo abrazo a cada una y a cada uno

 

Armando

 

P.D. Muchísimas gracias Gervasio por tus escritos tan excelentes, nos explicas cosas profundas pero con una gracia y maestría digna de admiración. Asimismo a ti Satur mil gracias, no sabes el gran bien que me has hecho con tus escritos últimamente, porque al leerlos, me has arrancado las risas que era necesario sucedieran en ese momento.




Publicado el Friday, 15 June 2007



 
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