Al leer la propaganda insertada en la Web oficial del Opus Dei sobre las recientes ordenaciones de presbíteros de la Obra, me han venido a la cabeza los dos escritos de Doserra (1  - 2) sobre el sacerdocio en la Prelatura: por lo que subrayan en el currículo de los dos sacerdotes que enseñan, no parece que lo importante sea su preparación para el sacerdocio, sino otras circunstancias más propia de la prensa rosa: en el primer caso, que si le encanta la música heavy y es cinturón marrón de kárate, que si llevó cresta y camisetas negras, que si no cuajó como monaguillo en las monjas, que si se peleó con los sacerdotes que impartían la asignatura de religión. En el otro, que si es físico e hijo del Jefe de la Inspección de Buques de Cartagena.

Desde luego, es todo lo contrario de lo que, recordando al Fundador, Mons. Echevarría aconsejó a los neosacerdotes en la homilía de la ordenación: «Los sacerdotes sólo debemos hablar de Dios. No hablaremos de política, ni de sociología, ni de asuntos que sean ajenos a la tarea sacerdotal. Y haremos así amar a la Santa Iglesia y al Romano Pontífice». Una vez más se cumple el principio de Marcus Tank, de que hacen lo contrario de lo que predican.

            En fin, muy poco seria esta propaganda, que se queda principalmente en lo folklórico. Y muy ilustrativa la respuesta de uno de ellos cuando el periodista le pregunta por sus sueños de servicio pastoral: «Tal vez sea demasiado castellano para perderme en sueños; pero sí, sin duda afronto el futuro con toda la esperanza. Ahora tal vez sueño más con los detalles de mi tesis doctoral en Teología Dogmática sobre las Analogías Trinitarias en San Ambrosio de Milán; pero por supuesto que sueño también con mi trabajo como sacerdote donde haga falta...». O sea, que ni siquiera ha alimentado ilusiones concretas para su ministerio, puesto que en esta Prelatura de lo que se trata es de estar disponible para lo que sus Directores puedan necesitar de él en cada momento.

            No me extraña, que -careciendo de pasión por el sacerdocio mismo- cuando fracasan en la institución, muchos no le encuentren sentido a seguir como sacerdotes, como explica Doserra en los mencionados artículos, y abandonen el ministerio.

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