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 Tus escritos: Centro de estudios. (Cap.4 de 'Lo que el Opus...).- Gustavo

010. Testimonios
Gustavo :

Centro de estudios
Cap.4 de 'Lo que el Opus se llevó'
Enviado por Gustavo el 26-2-2004

Y por fin llegó el día... Me mudaba a mi antiguo centro, a hacer un mes de curso anual y luego a quedarme allí para hacer el Centro de Estudios.

Estaba realmente ilusionado con hacer eso dos años de "preparación intensiva" en los cuales -pensaba-"crecería enormemente en vida sobrenatural y en conocimiento de lo que era la Obra"...

El Centro de Estudios es una etapa crucial en la vida de cualquier numerario/a. Es una especie de "mili sobrenatural", donde a uno le van a exigir vivir el pan de vida, las costumbres de la Obra, la obediencia y demás a full.

Además, para dicha formación, se brindaran clases los días Domingos, en donde se leerán -en realidad te leerán, por que no te dejan ni tocarlos- documentos "secretísimos" de la Obra. Las Instrucciones de San Rafael, de San Miguel y de San Gabriel, las "campanadas" y demás.

Es gracioso como muchos de esos documentos exigen explicación, ya que -como bien nos dijeron allí- se pueden mal entender "ya que fueron escritos en otra época y en otra situación". Obviamente son criticas muy fuertes -a veces hasta a la misma Iglesia-. Recuerdo, por ejemplo, haber escuchado de boca del director del Centro de Estudios que "a un Centro del Opus Dei no entran Jesuitas ya que Nuestro Padre así lo ha previsto". No sé de qué documento sale esto, pero posiblemente haya algunos lectores que puedan aclarar este punto.

Como contaba, así fue que totalmente decidido a ser un numerario completo, encaré esa etapa de mi vida.

Tengo que confesar que en mi caso el Centro de Estudios fue algo parecido a Auschwitz. Todo era controlado: correo, visitas, horarios, libros, televisión, hora de comida, hora de levantarse, desayuno temprano (no olvidar anotarse que sino...), cena tarde, horario para hacer la oración (a la mañana y a la tarde), tertulias con los de casa, encargo material (es decir de que te ibas a ocupar "materialmente" en la casa), encargo apostólico.

Recuerdo que a uno le habían dado de encargo apostólico limpiar las canaletas del Centro -el Centro era un edificio de ocho pisos- por lo que salía una vez por semana a caminar por la cornisa, limpiando canaletas. Como se imaginarán una irresponsabilidad de aquellas, ya que una vez casi se cae y termina todo en escándalo. Este encargo material se suspendió después de esto.

Como les decía: Auschwitz . A todo esto hay que sumarle la "marca a presión" que los directores ejercían sobre su dirigidos preguntando constantemente: "¿A quien has llamado hoy? ¿Has invitado a Mernabo al curso de retiro?. No te olvides, esta semana hay retiro mensual, ¿cuántos amigos vas a traer?. No dejar de olvidarse de la meditación del viernes y del sábado. Y tu, ¿cuándo arrancas con tu propio círculo?." Esto varias veces por día. Así fue que un día le dije a mi director: "Hombre, que esto ya me lo has repetido tres veces, ¿crees que soy tonto o sordo?"

Sigamos agregando cosas -no olvidemos que uno ya tenía lo propio, es decir su estudio o su trabajo-. La cuenta de gastos que uno debe rendir a fin de mes (una idea "muy opus" de anotar hasta el más mínimo detalle de gasto de dinero para demostrar que "semos pobres"), las correcciones fraternas (que tema este!!), los días de guardia, las guardias en portería, etc, etc, etc. Y todo esto con los "carceleros" (léase directores) que te persiguen y te controlan. Me olvidaba de algo: Te revisan el ropero para ver que ropas tienes y si tienes mucho, la "secuestran". Ah, y no te avisan, sino que lo descubres tu mismo. Increible!

Ayyy!!!, que ambiente envidiable. Frente a esta tromba de obligaciones, deberes y demás rápidamente añoré volver a la Residencia.

Mi vida en dicho lugar tenía -sin embargo- algunas cosas buenas. Muchos de los que compartían esas experiencias tenían ese sentimiento en común, lo que nos hacía más unidos.

En mi primer año allí compartí la habitación con otros dos. Uno "nuevo", como yo, y otro que estaba haciendo su segundo año. Ninguno de los dos sigue en la Obra (debo haber sido yo la mala influencia). Como sea nos reíamos mucho, ya que nuestra habitación estaba sobre la del Director de la Casa, que era un pobre hombre, que creía que ser el Director del Centro de Estudios era como ser Alejandro Magno "hijo de Zeus, Dios de la verdad". Cincuentón, filósofo, se creía que sabía de la vida más que nadie y que todos los que no coincidían con su forma de pensar no captaban "la sintonía opus" o tenían mal espíritu.

Es más, una vez me insultó, frente a todo el mundo, en una tertulia. Yo me quedé sorprendido de tal manera que sólo atiné a preguntar al que estaba al lado mío: "¿dijo lo que entendí que dijo o no?", a lo que este contestó "Si, pero tómalo con calma que luego lo hablaré con él". -Dios mío, bendice a todos y ayúdame cada día a ser más bueno, rezaba como jaculatoria...

Tal era su influencia sobre los más chicos (había algunos de 18 años que también cursaban el centro de estudios) que muchos de ellos cambiaron sus carreras universitarias - digamos, licenciatura en economía, ingeniería- por (adivinen) Filosofía!!. Estos formaban su séquito, eran los que se reían con él, y eran sus compinches. ¿No era que en la Obra no había amigos personales?.

¡¡Que buen ejemplo nos daba de cómo íbamos a ser en el futuro!!.

Yo me seguía levantando antes de hora -por mi trabajo- lo que hizo que el Director se quejara "ya que lo despertaba con mis ruidos a la mañana". También le molestaban los ruidos que producía otros de los ocupantes de dicha habitación ya que este, siempre se acostaba más tarde. El que se acostaba puntual, por diversión nos tenía trampas para hacer mas ruidos: por ejemplo ataba un cenicero de bronce a una piola, cosa que cuando uno pasara de noche o de madrugada, se enredara con la piola haciendo caer el cenicero que hacía un estrépito de aquellos. Al principio nos preocupábamos, pero luego comenzó a divertirnos el asunto, y tirábamos cosas al piso a propósito, con la consiguiente bronca del Director que trato varias veces de separarnos y cambiarnos de habitación, cosa que finalmente ocurrió

Como se podrán imaginar mi primer año allí fue terrible. Me planteé seriamente irme de allí, pero llegó un nuevo curso anual -como para tirar un tiempo mas-. Ese fin de año estuve muy enfermo, por una seria operación a la que fui sometido, por lo cual tuve que hacer reposo por un tiempo largo.

Comprobé todo lo que se dice en cuanto al cuidado de los enfermos es irreal. Te cuidan un poco y sólo al principio. Luego eres una carga, de la que nadie se acuerda. Por ejemplo, no recuerdo que el director del Centro de Estudios se tomara el trabajo de visitarme, más que 15 minutos cuando estuve internado. Seguramente estaría muy ocupado...

Llegó el fatídico 19 de marzo, fecha en la que debía renovar mi contrato con el Opus. Yo no quería hacerlo, quería irme. A pesar de ello, la presión para no irse, el miedo de ser un "traidor", de no poder cumplir con la vocación "única" que Dios me había dado, de estar condenado a ser un infeliz de por vida por esta "falta" me hizo seguir adelante.

Y no fue tan malo, ya que mi segundo año allí fue bastante mejor. Dejé de plantearme mis ideas de fuga, comencé a tener "encargos apostólicos" más interesantes, me pitaron algunos críos -obvio, no amigos-, ya que comencé a encargarme de una nueva labor fuera de la ciudad, en la cual tenía amplía libertad para hacer y deshacer. Lo más gracioso de esto es que nadie había pensado que "algo bueno podía salir de ese lugar" pero cuando comenzó a pitar gente y vieron quién estaba a cargo -es decir yo- se preocuparon un poco, ya que el lugar se volvió "apetecible" para los directores. Había que sumar puntos frente a la Delegación, por lo tanto cada pitaje era importante.

Fue gracioso ver como hubo una "lucha de poderes" por ese lugar. A veces es notable ver como se mezclan las ambiciones personales de los directores en temas apostólicos. Muchos querían hacerse cargo de dicho lugar e inclusive había cierta "competencia" por parte de otros centros. Todos querían anotarse el punto, a pesar de que fuera uno el que fuera a trabajar a dicho lugar. Se creo un consejo local del cual era miembro, pero como Director del mismo colocaron a un numerario muy especial.

Tengo que reconocer que ese numerario nunca me cayó bien -lo conocía desde que pité-, no sólo a mí, sino que mucha gente no lo quería. Algunos decían que era un genio. Yo en cambio pensaba que estaba loco, cosa que el tiempo demostró. Tenía como una doble cara, por un lado era el chico ejemplar, por el otro era el numerario "pícaro" que hacía cosas raras pero siempre las justificaba. Dos botones de muestra sobran: para la beatificación de Escrivá de Balaguer en Roma, ingresó a un hotel -de esos cinco estrellas- en la Via Venetto, pidió un desayuno, lo consumió y luego, se fue sin pagarlo. A él le pareció bien y justo y lo que es peor lo mismo le pareció a muchos otros directores. También en la beatificación consiguió -vaya a saber cómo- entradas para la ceremonia que Don Alvaro iba a celebrar en San Eugenio. Obviamente no se sentó en su lugar, sino mucho más adelante, notando a los pocos minutos que a su alrededor se iba llenado de sacerdotes y que él era el único laico. Uno de los sacerdotes se le acercó y le dijo: "Hombre, o eres alguien muy importante y no te conocemos o te has colao. Por favor, vuelve a tu sitio" .

Podría contar mil anécdotas de él, pero todas se perdona al saber que estaba
muy enfermo psíquicamente, cosa que hasta allí sólo yo había notado, según parece.

Este Director (uno de los subdirectores del C.de E.) me hacía correcciones fraternas todos los martes a las 17.00 horas. El sabía que a ese horario yo debía dar un círculo, pero se las ingeniaba para hacerme ubicar por teléfono dentro del Centro y hacerme empezar siempre el círculo tarde. Cansado de esta situación hablé con el director del centro a quien le plantee este problema, agregando que "si este chaval vuelve a hacerme otra corrección fraterna, le parto la cabeza". Hombre, que funcionó. Nunca más corrección fraterna por ese lado.

Sin perjuicio de todo esto, me concentré en estar más ocupado y en pensar menos -hoy me parece increíble dicho planteo "ocuparme más y pensar menos"-. Esa es quizás es una de las maneras de funcionar en el Opus. Sé que muchos actúan así, ya que evitan pensar para no deprimirse. El problema es cuando se piensa....

Llevaba muchos chavales a la meditación del sábado y mi labor apostólica se media en resultados concretos. Una vez tuve un pequeño incidente. Un muy buen amigo mío se mudaba un sábado a la noche y me pidió ayuda en la mudanza. Le dije que sí, que no había problema. Sin embargo, lo hubo, ya que cuando un secretario del C. de E. se enteró de este plan -por que yo se lo conté- me prohibió ir por que "primero esta la meditación del sábado y yo debería atender a mis amigos". Le explique que ya había hecho la oración y me había encargado de que alguien recibiera a mis amigos. Además pensaba volver al Centro antes de que terminara la meditación, asi que estaría de vuelta para "darle duro" a mis amigos. Igual me prohibió ir. Yo, pensando en mi amigo, me fui igual. Creí, y lo sigo pensando, que la amistad era más importante, pero en la Opus no se piensa así. Recibí una buena reprimenda por mi comportamiento "poco obediente".

Llegó el fin del Centro de Estudios y a volar a un nuevo Centro. Todos los días se veía al Vocal de San Miguel venir a hablar con algún numerario que inmediatamente se iba a algún otro centro, ya sea del país o de la ciudad.

Yo esperaba y nada. Nadie me decía nada, ¿se habrían olvidado?. Fue así que pasé a vivir unos días y provisoriamente a otro centro de San Rafael. Pocos días después, un oficial de la delegación me dijo -dentro de un auto- que esa iba a ser mi nueva casa y que seguiría por un tiempo atendiendo la labor iniciada en las afueras de la ciudad. Tengo que confesar que esto me desilusionó un poco. Yo quería irme a Katmandú a conquistar el mundo para Jesús, el Papa y la Opus y sólo me mandaban a unas pocas cuadras de donde
estaba.... Ut Iumentum!!


Publicado el Thursday, 26 February 2004



 
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