En primer lugar, deseo agradecer la respuesta de Marietta (28 de mayo de 2007) a mi anterior escrito (25 de mayo de 2007). Sus palabras son muy sensatas, y me quedo tranquila sabiendo que en la Cosa se están poniendo los medios, aunque sólo sea para lavarse la imagen, con el fin de no obrar con tanta torpeza y falta de caridad en futuras situaciones semejantes. Si así fuera, el sacrificio de don Antonio Petit dará buenos frutos.

Además, en mi anterior escrito elogié el artículo de Oráculo “El integrismo teológico del Opus Dei” (14 de mayo de 2007), en el que se muestra el alto nivel de integrismo que subyace en la eclesiología del Opus. Ahora desearía recomendar a los usuarios de Opuslibros la lectura del artículo de Josef Knecht “Teología del laicado y naturaleza jurídica de las prelaturas personales” (25 de abril de 2007). Este último escrito, basándose en el libro del especialista Salvador Pié-Ninot titulado “Eclesiología”, evidencia que la teología del Opus no sólo es integrista, sino también y sobre todo partidista.

A los directores, teólogos y canonistas del Opus Dei no les interesa la verdad de las realidades teológicas, sino servirse del instrumentario teológico y canonístico para dar apoyatura a los intereses jurídicos y de política eclesiástica de su institución. Es lo contrario de lo que la tradición filosófica atribuye –tal vez legendariamente– a Aristóteles, discípulo de Platón, cuando dijo: Amicus Plato, sed magis amica veritas (esto es, “mi amigo es Platón, pero es más amiga la verdad”).

Jamás antepondrán los directores del Opus la verdad a sus intereses. Y así olvidan no sólo las enseñanzas de la tradición filosófica, sino también las de Jesucristo mismo, que dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14,6). En cambio, fue el amor a la verdad lo que, desinteresadamente, puso a don Antonio Petit en el camino al encuentro de la vida, Jesucristo. Que en paz descanse o, como se dice en catalán, “que al cel sigui”.