JB no es aquí el nombre de un güisqui sino el nombre de un numerario súper, que no es lo mismo que un super numerario, pues hay numerarios super, normal y sin plomo, y gwebs como la de un colega dedicada a tapas, no de aperitivo sino de alcantarilla, sobrenaturalizadas, y no tienen nada que ver con las cloacas institucionales, que es una metáfora. Lo institucional lo dejo para otro día.

         JB era un numerario fidelísimo del club Llambria, centro del Opus Dei situado detrás de la basílica de la Milagrosa (paúles), donde Escrivá vio la Obra mientras oía las campanas de Cuatro Caminos, que eran tres y sólo queda una (de las tres que había se rompieron dos) en Turriscivitatis que vuelve a sonar cada vez que se celebra la Santa Misa en la explanada con vistas a los peces que beben y beben y vuelven a beber...

         Han pasado muchos años. Llambria creo que sigue allí, es un lugar histórico; JB se ordenó, lo último que sé es que estaba de Vicario Secretario en una Delegación en el sur de la Península, saludos Javi, no sé si lees esto, con el paso del tiempo veo que han cambiado muchas y las personas cambian, así que no es  imposible que puedas estar leyéndolo...

         JB era un sobresaliente matemático y exacto numerario que trabajaba en la Comisión. Siendo yo un imberbe adolescente, inocente criatura, chiquillo mozalbete, pequeño chaval y muchachote moldeable como la plastilina de colores, me ponía colorado entre tanto numerario super cuando JB contaba la historia del elefante.

–        A Javi se le ha caído un elefante encima

–        Ja ja ja ja,... ¿qué es, un chiste?

–        No, no es un chiste, es verdad: de pequeño, visitando el zoo de Madrid se le cayó encima el elefante.

–        Que sí, hombre que sí, mira tengo aquí los recortes de los periódicos en los que salió la noticia…

Y para demostrar que era verdad sacaba de su agenda las hojas de los periódicos en los que se contaba el mastodóntico suceso, no recuerdo bien si incluyendo fotos del institucional paquidermo estrujando con su paquidernis al futuro numerario a modo de claro anticipo vocacional (es broma; él puede dar más detalles, quizá conserva la gracia de entonces) quedándonos los sanrafaelines anonadados con la verdadera historia documentalmente demostrada de Javi y la institución paquidérmica.

         Al día siguiente ya estábamos en el colegio invitando a los compis al centro para que conocieran al héroe superviviente de la aventura zoológica, y una vez allí quedaban enganchados preventivamente en el club de biología que teníamos de apeadero a unos minutos, y que compartíamos con un grupo de supernumerarios que acudían allí a su círculo, entre ellos José María Ruiz Mateos antes del expolio, y con quien volví a coincidir años después en otra jaula menos dorada.

         Siendo dire PS, arquitecto entrañable de eterna juventud hasta hoy, disfrutábamos a tope en las excursiones con el todoterreno: espeleología por las cuevas del Reguerillo, Soria y Burgos, campos de trabajo en el monasterio de Arlanza y la colegiata de Covarrubias… con los años llegaría a conocer la caverna de Platón y otras cuevas más reales. Con otro dire posterior, también P, biólogo entusiasta, los campamentos de biología eran célebres… ahora debe ser un santo párroco.

         La siguiente anécdota va de lobos. Cerca del Colegio El Prado, donde ahora está el Centro Universitario Villanueva, apareció una gran pintada: OPUS NO. Desde el Centro de Estudios Santillana en sus mejores tiempos, hoy Colegio Mayor, salió un comando para desfacer el entuerto. Razonemos lógicamente, que para eso estudiamos los silogismos. La Obra es muy divina y muy humana. Hoy que hacer todo lo humanamente posible. Hay que quitar la pintada de esta urbanización con más opusdeis por m². Si tapamos la pintada con pintura, al día siguiente los antis la vuelven a repintar encima. Solución maquillaje, se modifican las letras: LOBOS NO. Y la gente que pasaba por allí comentaba: ¿Qué significará esta pintada? Alguien debió pensar que se refería a los perros, y tachó el NO y puso SÍ. Y así quedó la cosa.

         Parece que cuando vamos creciendo nos acordamos más del principio… ¡Como pasa el tiempo, qué tiempos aquellos, ¿qué nos ha pasado? ¿Todo ha sido un sueño?!

         La vida es sueño, pero lo que nos sucedió es tan real como la vida misma. Hace poco alguien pretendía gastarme una broma: Escivá no murió, fue un doble, y así pudo ver su canonización desde una ventana que da a la Plaza de San Pedro, y por la tele. Se dice de algunos personajes míticos que se sirvieron de un doble para diversas circunstancias. Todo es posible, ayer coincidí con un sacerdote numerario, Don JJ, que sigue físicamente igual que hace 20 años, incluso parece rejuvenecido y oye mucho mejor.

         Estas anécdotas son una excusa para considerar el fondo de lo que plantea Epi.

         Se ha planteado si las cosas son de una manera o de otra, si se exagera o no, etc. De muchas cosas tenemos certeza o seguridad, aunque sabemos también que no es imposible lo contrario. Muchas veces nos sorprendemos diciendo y pensando que algo es realmente así, como nosotros decimos y pensamos, y no de otra manera, y que de ello estamos ciertos y seguros. Pero ha ocurrido también con cierta frecuencia que, posteriormente, hemos descubierto que estamos en un error. Según esto, cabría estar a la vez en un estado de certeza y en un estado de error.

         Esto nos da a entender que andan por medio dos tipos de certeza que cabe distinguir y es necesario hacerlo. Y se los distingue apellidando o adjetivando el sustantivo certeza. Los dos tipos son:

1.  certeza no fundada en la realidad,
2.  certeza fundada en la realidad.

Nos encontramos en estado de certeza no fundada en la realidad cuando el hecho de estar ciertos de algo obedece a motivos extraños a esa realidad. Es decir obedece a motivos que proceden del sujeto, en concreto puede proceder de:

•        Precipitación o inconsideración (no haber analizado el asunto suficientemente, o no darnos cuenta de los posibles motivos de duda).
•         Apasionamiento, tan fácil después de las situaciones sufridas.
•         Prejuicios o ideas erróneas preconcebidas que ya tenemos sobre la realidad y que deciden cuando emitimos juicios sobre ella.

Nos encontramos en estado de certeza fundada en la realidad cuando el hecho de estar ciertos de algo obedece a motivos que hemos encontrado en la realidad misma.

          Y aquí viene el problema de fondo al que me refiero: cuando decimos y pensamos que las cosas son realmente así como decimos y pensamos, o sea, cuando estamos ciertos de que conocemos algo como realmente es, y decimos y pensamos de esa realidad que no es algo ilusorio, imaginario ni ideal, sino que es algo real, la certeza en que estamos ¿está fundada en nuestra mera inconsideración, apasionamiento, prejuicios (o sea, no está objetivamente fundada)?

Esta es, en consecuencia, la formulación del problema en sus dos momentos:

1.  Nuestro conocimiento de los hechos aquí narrados ¿nos presenta algo real (no ilusorio, imaginario, ni ideal) con certeza fundada?
2.  ¿Qué condiciones ha de tener nuestro conocimiento de lo aquí visto para que lo que nos presenta sea verdaderamente real sin lugar a dudas?

La respuesta a estas preguntas habría que irla dando en cada caso concreto, pero no parece necesario. Prefiero quedarme con las líneas de fondo que van quedando a lo largo de todos los escritos. Una de ellas es la relación entre lo institucional y los derechos las personas. Pero lo dejo para otro día.

Javier C.