La Matriz económica del Opus Dei - E.B.E
Imagen:
“The Money Lenders”, de Quentin Metsys
En Opuslibros se han tratado muchos aspectos del Opus
Dei en profundidad, como ser el jurídico y canónico, el espiritual, el ascético,
etc. Del aspecto económico, en cambio, se tiene menos información, se sabe
menos, porque claramente es un terreno más que delicado, donde la Prelatura se
esmera en extremo. Pero por más cuidado que pongan, los directores no pueden
controlar todas las pistas que llevan a dar con ciertas claves de la economía
de la organización.
Dualidad
Para entender el funcionamiento económico del Opus Dei se debe tener en
cuenta el doble concepto o doble estándar con el cual se maneja en todos los
ámbitos. Este doble estándar se puede definir de diversas maneras, como el
binomio «adentro/afuera», «institución/familia», «la
prelatura/la Obra», etc.
En lo económico, el Opus Dei se considera a sí mismo como
una familia y no como una institución. De esta manera, lo que
cualquier observador -desde afuera- calificaría la economía del Opus Dei como
una economía en negro, para el
Opus Dei es sencillamente lo que «se hace en cualquier familia», donde ninguno
de sus miembros cobra sueldo ni tampoco se da cuenta al Estado de ese manejo
interno (es una de las razones/excusas con la cual explicaba la ausencia de
aportes a la Seguridad Social o el blanqueo de los trabajos en la curia de la
Prelatura; esto se ha modificado en algunos casos, no voluntariamente sino
debido a razones de fuerza mayor, es decir, porque en algunos países el Estado
obligó al Opus Dei a «blanquear» el trabajo en negro del personal doméstico, es
decir, de las numerarias auxiliares, por ejemplo).
De esta manera el Opus Dei se piensa así mismo como una «gran
familia», sin fronteras, de alcance internacional, y que por lo tanto ningún
Estado tendría competencia para inmiscuirse en el circuito económico interno de
la prelatura.
Este doble estándar tiene que ver con un concepto fundamental: el de «la apariencia», bajo el cual el
Opus Dei se organiza, como su columna vertebral, como bisagra que divide sus
dos dimensiones: lo que muestra hacia afuera y lo que es hacia
adentro. El cuidado de esta apariencia le permite al Opus Dei vivir a su aire,
de puertas adentro.
Y lo que es importante: que desde afuera no se ve este doble estándar,
sino que se percibe una aparente unidad, apariencia en la cual el Opus Dei pone
todo su esfuerzo en construir y consolidar.
Esto es posible gracias a la discreción, un mandato explícito de
no hablar de «las cosas de la Obra» con «los extraños».
Para tranquilizar las conciencias de sus miembros, el Opus Dei argumenta
que esa apariencia no es una forma de engaño sino algo necesario -por el bien
de los demás, y también del Opus Dei- porque «los de afuera no nos entienden» y
se pueden «escandalizar» (es decir, hay que «protegerlos» mediante
explicaciones que no son la verdad sino una traducción adecuada (diluida) de algo que no
podrían ingerir en estado puro -pues en ese caso tendrían vocación, y ya
no serían «de afuera» sino «de Casa»-, traducción elaborada según el criterio
del mismo Opus Dei). De esta forma se justifica noblemente lo que para
cualquier observador exterior sería simplemente engañar o mentir. La fe en el
Opus Dei, que practican sus miembros, resignifica las palabras, les da un nuevo
significado (por eso no se puede decir que ellos mientan explícitamente, pues
media todo un proceso de adoctrinamiento).
En el caso del Opus Dei, explicar es una serpentina forma de
evitar la verdad.
Así es como el doble estándar resulta normal para cualquier
miembro del Opus Dei, especialmente para los más comprometidos y adoctrinados,
quienes viven en celibato.
Doble Engaño
Lo que no se dan cuenta los miembros del Opus Dei rasos, es que al actuar así, están
siendo utilizados, a su vez, por el mismo Opus Dei. Esto sería una traición y por lo tanto es algo que no pueden imaginar ni
aceptar.
Pues la apariencia construida hacia «afuera» se explica porque «los de afuera no nos entienden»; pero hacia dentro, ¿«no somos todos iguales»? y acaso, ¿no es todo
«transparente»?
Teniendo como destinatarios a «los de afuera», existe una teoría (pública) y una
práctica (oculta). De esta dualidad trata el presente escrito, particularmente
en lo que respecta a lo económico.
Pero para «los de adentro» también existe una dualidad, aunque
distinta: existe una teoría conocida por todos (a través de los medios de
formación) y una práctica de gobierno ignorada por la mayoría. Sólo quien
es víctima de esa forma de gobernar toma contacto directo con ese lado
desconocido del Opus Dei, lo cual generalmente sucede de manera solitaria. Este
descubrimiento es el que termina por derribar toda la confianza que se pueda
haber puesto en la prelatura.
Este grupo de gente -los miembros rasos de la prelatura- es el que forma una capa aislante perfecta, que le permite al Opus Dei manejarse con su doble estándar.
Porque este grupo de gente, de cara al Opus Dei, le cree firmemente;
y, de cara a la sociedad, cree en las razones -que aduce el Opus Dei- por las
cuales no se le puede explicar abiertamente a ella qué es el Opus Dei, porque
«no lo entendería». De esta manera, el Opus Dei queda «aislado» de la sociedad y
puede actuar de manera invisible. De esta manera, el Opus Dei no queda expuesto.
El problema no es que la sociedad «no lo entendería» debido a una falta
de «visión sobrenatural» sino, en realidad, debido a que los argumentos de consumo interno en los que se funda el Opus Dei sólo se aceptan
(entenderse, nada) si se tiene una gran fe. Precisamente debido a esa fe en Escrivá y su Opus
Dei -fe que va contra la razón, a diferencia de la Fe- es que
se pueden aceptar todos los planteos contradictorios, intrínsecos a la vida
dentro del Opus Dei (empezando por la vocación laical/conventual/religiosa y
siguiendo por los fundamentos de su economía descritos aquí).
Es decir, como la sociedad no tiene una fe inconmensurable puesta toda
ella en la figura de Escrivá, entonces hay que «explicarle algo que sí pueda
entender», aunque no sea precisamente la verdad sino «algo equivalente». Lo importante es que la sociedad -«para su bien»- acepte al Opus Dei y
colabore con él, aunque no lo llegue a entender ni lo pueda conocer tal cual
es. Hay desde luego un marcado sentimiento de superioridad en esta visión.
El Opus Dei resulta insostenible tal cual es, por eso se necesita o de
una fe incondicional o de una «libre traducción» para aceptarlo. A los que no
tienen fe, se les explica el Opus Dei, y a los que sí tiene fe, es
suficiente con darles consignas, sin explicación alguna (dentro del Opus Dei,
pedir explicaciones es considerado como un acto de rebeldía, de falta de fe).
Claro, esto así, no lo puede aceptar nunca la sociedad y por eso se
recurre a «traducciones», las cuales son elaboradas por el Opus Dei y repetidas
por sus miembros, sin ningún tipo de análisis (capa aislante perfecta: la
sociedad acepta «la explicación» y los que tiene fe aceptan el mandato de dar
esa explicación mansamente, sin preguntar nada).
Es evidente que sin esa capa aislante, el Opus Dei quedaría expuesto, a
la intemperie.
Lo interesante es que la Iglesia, para vivir en sociedad, no necesita de
testaferros ni de esa dualidad a la que recurre el Opus Dei, y en cambio, es
tan característica de las sectas, pues son grupos que se aíslan de la sociedad
y, por lo tanto, para interactuar con ella recurren al simulacro (por el
rechazo mutuo que provoca dicha conducta).
Lo que sucede es que el Opus Dei necesita de la sociedad (vocaciones
y dólares), en cambio la sociedad no necesita realmente del Opus Dei.
Este es el principal problema que tiene el Opus Dei para que la sociedad
colabore con él. Hay que camuflar, entonces, ese interés del Opus Dei. Por eso necesita inventarse una explicación que la sociedad le
acepte (ver más adelante el ejemplo de la Austral), y sobre todo, crear un circuito económico debidamente encubierto para extraer esos recursos de la sociedad -necesarios al Opus Dei- aunque esta no lo quiera -y sin que se entere-, y que además pase
inadvertido al fisco. Para todo esto sirven las asociaciones civiles
testaferros.
Así como sucede con el circuito del dinero, lo mismo sucede con la producción de vocaciones: el Opus Dei necesita de los adolescentes, pero los adolecentes no necesitan de la vocación al Opus Dei. Por eso,
para que sea aceptada, la vocación debe ser presentada de manera engañosa[i].
Mientras ciudadanos, fundaciones no gubernamentales (ONG), organismos
internacionales y fiscos desconocen que detrás de las asociaciones civiles está
el Opus Dei controlándolas, su verdadero propietario, los miembros célibes del
Opus Dei desconocen que detrás de las formas de vida que practican -presentadas
como laicas- hay siglos de historia monacal o conventual, y poco o nada
de originalidad alguna en Escrivá.
Lo que se concluye es que, lejos de haber errores aislados, en el Opus
Dei hay una matriz de engaño generalizada –basada en el hábil manejo de la
ignorancia-, que abarca ampliamente su funcionamiento, hacia afuera y hacia
adentro del Opus Dei.
***
La gran pregunta es: si el Opus Dei blanqueara no solo su
economía sino también su modo de actuar dentro de la sociedad, ¿sería viable? ¿Habría voluntad por parte del Opus Dei para hacerlo?
Vale también preguntar lo siguiente: ¿su economía es negra por el modo
encubierto de actuar en sociedad, o este modo le es necesario para mantener en
negro su economía?
Como ya hemos visto, ese doble estándar lo utiliza también para recolectar
vocaciones, y no tiene que ver sólo con su economía monetaria. Lo utiliza para
todo, también para los colegios, las residencias y las universidades.
No caben dudas que su economía en negro le permitió un crecimiento
extraordinario. La ignorancia religiosa de sus miembros célibes fue otro
elemento fundamental para la expansión en tan corto plazo (segunda década del
siglo XX). La clandestinidad aparece entonces como un elemento esencial
para el éxito histórico del Opus Dei, quien hacia 1982 emerge públicamente como
una prelatura personal, sin que ello signifique ningún blanqueo real sino la
consolidación de la apariencia (explicación oficial de qué es el Opus
Dei a modo de pantalla, pues hacia adentro sigue funcionando de modo completamente distinto, y
de ahí las contradicciones sobre contratos, jurisdicción
eclesial, etc., que aparecen en el catecismo del Opus Dei[ii]).
Esa clandestinidad se vio seriamente amenazada por el surgimiento de
Internet hacia mitad de la década de los '90 y, de modo particular,
desde el momento que surgió Opuslibros en 2002, sitio web en el cual comenzaron
a emerger diversos testimonios subterráneos y dio lugar a un
fructífero intercambio de experiencias desconocido hasta ese momento.
Seguramente, otra hubiera sido la historia si Internet y Opuslibros se hubieran
anticipado, al menos unos años, a la beatificación y canonización de Escrivá,
claros productos de un fino y eficaz trabajo hecho en la clandestinidad, por
parte del Opus Dei (más adelante volveré sobre este tema).
Cabria preguntarse, ¿pero qué es finalmente el Opus Dei? Un misterio,
que se esconde detrás de tantas pantallas. Tal vez lo que haya sea un gran
vacío, la nada o un sueño que desaparece al despertar. No es extraño si algunos
resisten a levantarse y prefieren seguir soñando.
Hay algo claro y es que desde el momento en que alguien actúa de manera
clandestina (salvo razones excepcionales), pierde toda veracidad y no es digno
de confianza. Al Opus Dei el tiempo le jugaba en contra y necesitaba -para no
ser descubierto- acelerar el paso y así llegar a la cima donde se encuentra
hoy, hasta ahora.
Para concluir, lo que está en juego es su viabilidad como
organización. Posiblemente si el Opus Dei se blanqueara perdería su fuerza, sus
influencias, su poder y la gracia que lo rodea. Perdería su atractivo, porque
éste reside en lo que aparenta, no en lo que es. Verdaderamente, el panorama a futuro
es penoso.
Testaferros
Son fundamentales dentro de la economía del Opus Dei. Pero no sólo se
dan a nivel económico sino también social.
a) Por un lado están las múltiples asociaciones civiles sin fines de
lucro que el mismo Opus Dei genera para retener la propiedad de lo que dice no
poseer. Mientras la declaración hacia afuera es que el Opus Dei es puramente
espiritual y no tiene nada, en los hechos mantiene control sobre la mayoría de
los inmuebles que dice sólo alquilar y que son propiedad de las asociaciones civiles.
Pero de la misma manera que los miembros célibes viven de manera
religioso-conventual y al mismo tiempo se les enseña a rechazar semejante
pensamiento (una suerte de esquizofrenia), igualmente el Opus Dei inculca a sus miembros que éste no posee
nada al mismo tiempo que promueve las necesarias acciones para obrar en sentido
contrario.
Mientras desde afuera todo este doble discurso no se ve, desde adentro se sabe y el único modo de salvar las
diferencias o contradicciones es disociando una cosa de la otra, lo que se dice
de lo que se hace. Es una de las primeras y fundamentales cosas que se aprende
en el Opus Dei: a disociar (un modo de forzar la realidad). Los miembros
del Opus Dei no se guían por la lógica racional sino por argumentos de
autoridad: repiten lo que sus directores les dicen, pero jamás lo someten a
crítica (eso va contra la fe en su fundador).
Asociaciones civiles con actas ficticias, donde figuran reuniones
inexistentes, alquileres y todo tipo de transacciones inexistentes, etc. Un
gran fraude organizado por razones de un Bien Mayor (cfr. Testimonio de un ex
numerario de Estados Unidos, cap. 3).
Los centros del Opus Dei, como «no pueden» ser del Opus Dei, se alquilan
a una de sus asociaciones civiles, a la que se le paga un alquiler -al menos, esa era una explicación que se daba-, pero esa asociación
civil -que es la dueña del inmueble- está compuesta y controlada por los
mismos directores del Opus Dei.
Sería entonces como el caso de un banco que se presta dinero a sí mismo.
Como un propietario que se alquila a sí mismo. Es decir, es alguien que no da
cuenta de nada a nadie, salvo a sí mismo. Se obtiene dinero
de afuera (donaciones libres, u obligatorias para el caso de los
miembros célibes) y este circula en un circuito cerrado y no tributa impuestos.
Hace recordar a los mecanismos del lavado de dinero.
Habría que tener en cuenta aquí, por ejemplo, el contrabando de
efectivo, por el envío de parte de ese dinero en negro hacia la sede central en
Roma.
O también la malversación de fondos que las asociaciones civiles reciben
para una cosa y la aplican para otra. Se presentan proyectos específicos,
generalmente con una alta carga de interés social, a ONGs u Organismos
Internacionales, y una vez obtenido el aporte, se destina la mayoría de las
veces, todo o parte de los fondos conseguidos a fines absolutamente distintos. La
prueba más concreta es que muchos organismos internacionales dejarían de hacer
esas donaciones si supieran que dichas asociaciones civiles desvían esos fondos
para fines que no fueron los originalmente planteados, y que además esas
asociaciones son testaferros, es decir, tienen una falsa identidad.
No es extraño pensar, además, que si algún organismo internacional
desconfía del Opus Dei, no es tanto por hostilidad hacia la Iglesia Católica
sino por los modos poco claros de proceder que caracterizan al Opus Dei. De más
está decir cómo todo esto perjudica a la imagen pública y al prestigio de la
Iglesia.
***
Este sistema es fundamental, entre otras cosas, para que los bienes del
Opus Dei «sin serlo lo sean» y lo sean sin ser bienes eclesiásticos. La razón
que se daba a esto era para custodiar la secularidad del Opus Dei, pero evidentemente no se puede ocultar
la autonomía económica que al Opus Dei le otorga esto. Es paradójico a su vez
que dé estas razones y al mismo tiempo establezca para sus miembros
célibes un modo de vida propio de los religiosos, pero como se señalaba
anteriormente, forma parte de ese doble engaño, hacia afuera y hacia adentro.
Esta dualidad del Opus Dei, en términos generales, habla también de unas contradicciones internas que el mismo Opus Dei no sabe resolver si no es
mediante el autoengaño y el engaño a los demás.
Dichas asociaciones civiles, además, le permiten recibir donaciones, que son producto
muchas veces de desgravaciones impositivas.
Frente al Estado, el Opus Dei no posee nada, pero frente a sí mismo, el
Opus Dei recibe donaciones y dineros que son otorgados en razón de los
aparentes fines para los cuales esas asociaciones se han establecido.
Pero también hay otras donaciones que el Opus Dei recibe directamente y
no a través de asociaciones, como es el caso de los aportes que dan
Cooperadores o Supernumerarios. También está el caso de las herencias que
recibe de sus miembros célibes, a quienes se les anima a testar a favor de
dichas asociaciones, como muestra de buen espíritu y conforme a la exigencia de
una «entrega total» al Opus Dei en nombre de Dios. De esto, generalmente
no hay recibos ni registros.
b) Pero también están las instituciones sociales sobre las que dice no
tener intervención alguna en su gobierno. Para estas situaciones también se
constituye de testaferros y no solo por cuestiones económicas.
Veamos el caso de la Universidad Austral en Argentina.
Ciertamente, la sociedad desconfía y no le cree al Opus Dei cuando dice
que «no es una universidad del Opus Dei». La explicación oficial es demasiado
complicada para creerla
(se la puede leer en su sitio web) y más simple es asignarle la propiedad de la
universidad directamente al Opus Dei.
Pero la sociedad tampoco sabe exactamente la verdad: la sospecha pero no
se la imagina tal cual es. Es decir, ¿qué quiere decir exactamente que la
universidad es del Opus Dei? ¿Cómo es la transformación que va de la negación
pública a la aceptación en la intimidad de dicha propiedad? El Opus Dei es
propietario de la universidad -o de cualquier otra «obra corporativa»- de
manera más profunda a como la sociedad se lo puede imaginar.
En apariencia, la propietaria es una asociación civil y el Opus Dei
simplemente prestaría servicios espirituales. Dice en su página web:
«La Universidad pertenece a una asociación civil.»
Lo cual es literalmente cierto. Y continúa:
«Es una iniciativa de carácter plenamente civil, promovida por ACES,
conforme con la libre iniciativa de un grupo de personas –algunas
pertenecientes a la Prelatura del Opus Dei-».
Esto ya no es completamente cierto. Existe el doble estándar, que la gente de afuera no lo sabe
o no lo percibe.
La universidad es promovida por ACES, pero ACES es creación del Opus Dei, como lo son las demás asociaciones civiles.
La iniciativa es del Opus Dei y por ello ni es libre ni es civil. Para
verlo más claro, reparemos en quienes forman el directorio, que entre otras
cosas nombra al rector de la universidad. En ACES, no son
sólo algunas las personas que pertenecen a la prelatura sino la mayoría.
·
Presidente
Enrique Malbrán (supernumerario)
·
Vicepresidente
Pablo Roviralta (numerario)
·
Secretario
Mario Alfredo Pérez (numerario)
·
Tesorero
Juan Pablo Magdaleno (numerario, miembro de la Comisión Regional de
Argentina)
·
Vocal Titular
primero
Lic. Juan C. Roberts (no se dispone de información)
·
Vocal Titular
segundo
Ángela O'Farrell (no se dispone de información)
·
Vocal Suplente
primero
Carlos Coto (no se dispone de información)
·
Vocal Suplente
segundo
Darío Casapiccola (numerario, miembro de la
Delegación Buenos Aires de Argentina)
·
Revisor de Cuentas
Matías Munárriz (supernumerario)
¿Y quién nombra a estas autoridades o quien convoca a estas personas?
¿Es por libre iniciativa? En absoluto. Ni más ni menos que el Opus Dei, pero
esto no aparece en ninguna acta de la asociación civil sino en todo caso en
expedientes internos del Opus Dei, que no son accesibles.
Algo semejante sucede en APDES, asociación civil que maneja los
colegios. O con la AFC, que es dueña de un gran número de
«residencias universitarias» que, en realidad, son en su mayoría Centros del
Opus Dei donde sólo viven numerarios y no están realmente abiertos para
albergar estudiantes universitarios (que no sean del Opus Dei, y además numerarios).
Aparentan ser lo que no son.
Alguno podría suponer que de esta manera el Opus Dei, por ejemplo, se asegura
el control sobre la propia universidad que dice no controlar. Pues bien, algo
de cierto hay en ambos sentidos, porque si bien ha nombrado en su momento como
rector a un miembro de la Comisión Regional de Argentina, los acontecimientos
derivaron de tal manera que no siempre el nombrar a alguien aparentemente de
tanta confianza evita sorpresas hasta para el mismo Opus Dei. Hay que
reconocerlo: quien vive del engaño y la simulación no debería
sorprenderse si a su vez cae víctima de sus propios métodos.
En todos esos casos, (ACES, APDES, AFC, etc.) la pertenencia o no al
Opus Dei del directorio no es un asunto privado -como alguno podría
alegar-, porque es definitivo para saber si esas asociaciones civiles son o no
realmente independientes del Opus Dei, característica con la cual se presentan
a la sociedad (y la engañan).
Por otra parte nombrando a miembros del Opus Dei, éste se asegura que
toda decisión tomada por las autoridades de la prelatura sea fielmente cumplida
(salvo excepciones, como el caso mencionado más arriba), y al mismo tiempo se
asegura el poder de removerlos libremente, cuando mejor le convenga, sin tener
que dar explicaciones a nadie.
¿Por qué en el Opus Dei se le tiene verdadero pánico al
periodismo y a la opinión pública? (de hecho, existe la Oficina de Información
o también AOP donde se responden todas las preguntas del periodismo, pues a
ningún miembro del Opus Dei se le permite hablar con los medios directamente,
entre otros motivos porque «hay que saber explicar las cosas» y eso es todo un
arte).
Existe un miedo razonable a los medios, por el poder que tienen de
influir y editar imágenes y discursos; pero el del Opus Dei es un miedo culpable, relacionado a su plena conciencia del doble estándar en el que vive y se
mantiene.
***
Hacia afuera, el Opus Dei da una imagen de que «no tiene nada que ver»
con ese asunto en cuestión, pero de puertas adentro se sabe que tiene -o quiere
tener- el control más absoluto. Lo mismo sucede con las residencias
universitarias: ejemplo «La Ciudadela es una residencia universitaria que
pertenece a la Asociación para el Fomento de la Cultura (AFC) quienes han
confiado la orientación doctrinal y la atención espiritual a la Prelatura del
Opus Dei». No solo es falso, sino que es completamente al revés: es una
residencia del Opus Dei, quien le ha confiado a la AFC la propiedad como
testaferro.
Asociaciones Civiles
Vale la pena hacer una digresión y detenerse por unos momentos sobre el
concepto de «asociaciones civiles sin fines de lucro». Alguien podría
argumentar que la forma jurídica de la prelatura fue creada pensando en el Opus
Dei. Pero, si hay algo que está claro, es que las asociaciones civiles no. Y el
Opus Dei recurre a ellas como si fueran formas jurídicas naturalmente adecuadas
a sus necesidades (de evasión).
Esas asociaciones civiles sin fines de lucro, precisamente por serlo
están en la legislación de todos los países exentas de impuestos: no es que no
pagan impuestos evadiéndolos, sino
que se acogen a una forma que les permite no pagarlos. Ahora bien, esas
sociedades están pensadas en la ley en función de los fines de utilidad pública
que persiguen (mientras que el Opus Dei las pensó para sus necesidades privadas, para su propia supervivencia).
No están pensadas para hacer viable
el Opus Dei dentro de la sociedad civil: ese uso es una desviación y un abuso
(el desvío de fondos es connatural a la concepción que el Opus Dei tiene de las
asociaciones civiles y no es ninguna sorpresa que así lo haga: está en su
naturaleza). Habría que pensar serenamente si todo esto no constituye una
asociación ilícita (entre las asociaciones civiles y el Opus Dei).
La Iglesia tiene exenciones impositivas dadas por la ley. El Opus Dei no
quiere que sus bienes sean eclesiásticos, pero tampoco que paguen impuestos
como cualquier ciudadano. Al parecer, usa las asociaciones civiles como un modo
de evadir impuestos y a su vez como un modo de ejercer la posesión de bienes
mediante testaferros (evadir a la Iglesia). Se asila doblemente, respecto de la
Iglesia y respecto del fisco.
Las asociaciones civiles sin fines de lucro no son sociedades
comerciales ni capitalistas (el Opus Dei basa gran parte de su economía y su
acumulación monetaria en ellas), sus rentas deben invertirse necesariamente en
fines de utilidad social y no producir ninguna ganancia para ellas. Pero en el
caso del Opus Dei, estas asociaciones civiles cumplen una función de
recaudación, y es muy difícil, entonces, compaginar el «sin fines de lucro» con
la función acumulativa que desarrollan para el Opus Dei.
Estas asociaciones civiles son como unas benefactoras espontáneas
de la prelatura: le alquilan sus casas a precios muy bajos, construyen casas de
retiros, etc. y desvían fondos a la Sede Central. Nuevamente habría que
preguntarse aquí por las formas de lavado de dinero, ya que la prelatura
constituye esas asociaciones y se presta a sí misma sus servicios. Es una gran
simulación.
El Opus Dei siempre encuentra la forma «legal» de evadir la ley, si ésta
se presenta como un obstáculo. Es la pillería que tanto elogiaba su fundador.
Pero ello es posible mientras no se unan los cabos sueltos, mientras no
se relaciones entre sí las piezas sueltas del rompecabezas. Pues una vez
expuesto al público, el Opus Dei ya no podrá recurrir a los mismos trucos y
mecanismos: las personas, los organismos y los fiscos estarán advertidos y no
se dejarán engañar.
***
Respecto de los testamentos, vale
hacer una aclaración sumamente interesante, donde nuevamente se ve cómo el Opus
Dei logra evadir las reglas. El código Civil argentino dice en su artículo
3.739:
«Son incapaces de suceder y de recibir
legados: los confesores del testador en su última enfermedad; los parientes de
ellos dentro del cuarto grado, si no fuesen parientes del testador; las
iglesias en que estuviesen empleados, con excepción de la iglesia parroquial
del testador, y las comunidades a que ellos perteneciesen.»
Aquí no se prohíbe que, si fuese religioso,
el testador dejara su herencia a la Orden religiosa a la que perteneció. El
Opus Dei podría recibir las herencias de sus miembros o de las personas que
reciben atención espiritual, pero no si el testamento es hecho en los últimos
momentos de vida del testador.
El asunto de fondo, además, es cómo el Opus
Dei administra sus propiedades y al hacerlo no quiere tener nada a su nombre.
Es decir, hay un doble problema a resolver
para el Opus Dei: los últimos momentos y el no aparecer en los papeles.
La idea de la ley es evitar que el confesor
se aproveche del moribundo en sus últimas horas. ¿Pero cómo evitar esto en el
caso del Opus Dei si el confesor, o el numerario que atiende espiritualmente al
moribundo se aprovecharan de esos momentos para lograr la donación, pero le
dijera al moribundo que el testamento lo hiciera a favor de la asociación
civil? No hay forma. Haciéndolo a través de una asociación civil, se saltan la
ley y se quedan con la herencia (cfr. el extraño caso de
Salta).
Distinto es el caso de los agregados y
numerarios que hacen su testamento en vida, fuera del caso de enfermedad
terminal. Pero, nuevamente, el Opus Dei no quiere aparece en ningún papel. Y a
su vez quiere adelantarse a los tiempos, de manera que el testamento sea hecho
en vida y no cercano a la muerte, donde podrían existir razones de nulidad
antes mencionadas.
En la mayoría de las órdenes religiosas se
establece que antes de profesar, el religioso haga libremente su testamento e
incluso disponga de sus bienes patrimoniales, de modo que el voto de pobreza
sea real. Los miembros agregados y numerarios del Opus Dei, pese a ser
considerados como laicos, están obligados a hacer -antes de su incorporación
perpetua llamada Fidelidad- su testamento y ceder a terceros la
administración de los bienes patrimoniales que poseyeran con anterioridad, al
igual que si se tratara de una Orden o Congregación religiosa. Hasta en estos
detalles el fundador del Opus Dei copió a los religiosos.
Razones para actuar así
Fundamentalmente este modo de conducta permite conocer las razones públicas
pero no las ocultas. Estas nunca quedan en claro ni se manifiestan
abiertamente. Lo cual genera una gran desconfianza cuando se descubre tal
mecanismo.
No es extraño que muchos que abandonan el Opus Dei se van sin saber qué
es en realidad el Opus Dei y cuál su fin verdadero.
Es lógico, entonces, que muchos teman manifestar sus críticas sobre el
Opus Dei, por las represalias que puedan sufrir. Porque, así como el Opus Dei
no actúa directamente en muchos ámbitos, tampoco lo hace así en este.
Ser Anzuelo
La construcción de la apariencia le permite al Opus Dei traducir libremente su identidad.
Hacia abajo, esa imagen aparente está diseñada en función del
proselitismo, conseguir vocaciones y de esta manera presenta la vida de los agregados
y numerarios (miembros célibes) como completamente secular, lo cual no es
cierto. O también presentar cursos de métodos de estudios, cuyo fin no es el
estudio sino el conseguir vocaciones. Una cosa es pantalla de otra.
Toda la dirección espiritual está orientada a las vocaciones y no a la santidad
de las personas (salvo excepciones).
Hacia arriba, el Opus Dei busca obtener favores y beneficios de
la misma Iglesia, particularmente de su jerarquía. Sabe construir la puesta en
escena adecuada al obispo o cardenal del cual quiera obtener algún beneficio.
Tomemos el caso de preparación de los testimonios escritos para la
canonización.
Después de la muerte del fundador, el Opus Dei organizó muy eficazmente
la elaboración de masivos testimonios, ordenando a sus miembros que escribieran
lo que habían visto y oído. Para ello organizó muchas convivencias y reuniones
de fin de semana. Algunos directores llegaban a dispensar de la media hora de
oración mental a cambio de escribir el testimonio.
Como sucede en otros ámbitos, como ser la redacción del diario del
centro, todo lo negativo se oculta y lo positivo se exalta, hasta el grado de
abandonar el terreno de lo verdadero. La enorme cantidad de testimonios
elaborados por miembros del Opus Dei no fueron espontáneos ni tampoco son
fiables debido al modo en que la obediencia disciplinar interfirió en la libre
iniciativa de cada miembro. Simultáneamente se organizó una oficina de revisión,
para que ninguno de esos testimonios contuviera algo que pudiera actuar en
desmedro de la causa: en muchísimos casos se le hizo reescribir al autor su
testimonio y en otros muchos el testimonio fue reconstruido por los revisores. Exagerar no estaba mal, al contrario «era de buen espíritu». El resultado, un cúmulo de falsos testimonios.
La idea era darle a la Iglesia una imagen altamente positiva pero
completamente artificial. Lo fundamental era que la Iglesia no se diera cuenta
de ello.
Algo parecido sucede con las cartas de dispensa: aprovechándose del
poder que le da la obediencia, el Opus Dei ordena que dichas cartas tengan un
tono positivo y de agradecimiento, de lo contrario las rechaza y ordena una
nueva redacción.
Por último, ordena un silenciamiento en quienes abandonan la institución,
porque criticar al Opus Dei es criticar a la Iglesia y ofender a Dios,
argumenta.
En síntesis, de lo que se trata es de construir una gran ficción -a
partir de elementos reales- y presentársela a la Iglesia. Así obtener la
Prelatura, así obtener la canonización, etc. y tantos otros beneficios.
La base económica del Opus Dei -vocaciones y dólares es lo que
necesitará el Opus Dei siempre, decía un antiguo Consiliario de Argentina-
es la defraudación a gran escala de la buena fe de las personas, fundaciones,
organismos internacionales y de la Iglesia misma.
En el Opus Dei nada es hecho sin un sentido práctico, y por lo tanto
nada es desinteresado. El principio que guía toda acción es la eficacia. Y todo
lo demás, es aparente.
Dios y Audacia
Los escándalos financieros (Rumasa en España, BIR y BCP en Argentina,
Velox en Uruguay) son muy importantes dentro del estudio del Opus Dei. Pero aún
así, han de ser tratados de manera precisa, lo cual no es fácil. Sin embargo,
no puede dejar de señalarse, que muchos de esos escándalos estuvieron
cimentados en los fines sobrenaturales con que se animaba a los empresarios a
arrojarse a empresas que excedían los límites de lo permitido.
Al igual que se hace con los jóvenes para que entreguen su vida al Opus
Dei en nombre de Dios, la prelatura utiliza el recurso al halago para
obtener que otros entreguen su dinero o realicen inversiones arriesgadas. A unos les pide la vida, a otros el dinero.
Y esto es hecho presentando un panorama maravilloso, de cristianización
de la sociedad. Los anima a ser audaces, poniendo a Dios como garante
(el Opus Dei vincula el concepto de éxito al de santidad, el mundo de los
negocios con el de la religión)[iii].
El Opus Dei no acepta un no por respuesta. En
lo que quiere y persigue, el Opus Dei es muy eficaz (ej. la beatificación de
Escrivá y luego su canonización).
No acepta que alguien, frente a una «empresa divina» como el Opus Dei,
se eche atrás por «temores humanos». Al contrario, se le alienta a cometer locuras
por Amor a Dios, que en general todas consisten en darle algo al Opus Dei
(darse uno mismo -vocación- o darle dinero -dólares-).
Curiosamente, el Opus Dei nunca arriesga nada, arriesgan los otros.
Nunca pierde, pierden los otros. Es llamativamente racional a la hora de
arriesgarse él mismo. Las locuras están a cargo de los otros.
Mediante otro falso silogismo, les da a entender que, si la audacia es
santa, no puede haber riesgos ni tampoco Dios les va a soltar la mano. Pero ¿y
el Opus Dei tampoco se las soltará? Seguramente si algún banquero va a la
cárcel, a lo sumo lo visitará y le dirá que Dios lo recompensará en el Cielo y
que tenga paciencia. Pero nadie de las altas autoridades del Opus Dei
compartirá ese mismo destino, porque saben ponerse a distancia y evitar los
riesgos.
En el trayecto, el Opus Dei se beneficia -vocaciones y dólares- al mismo
tiempo que causa la ruina de muchas personas.
Tal vez la situación más conocida sea la de todos aquellos que han
entregado su vida al Opus Dei como miembros célibes -invirtiendo a sí mismos como capital- y han terminado seriamente dañados, con
grandes pérdidas (espirituales, psicológicas, económicas, etc.). El Opus Dei,
ninguna pérdida. Esto es lo injusto y lo inexcusable.
Si todos pierden menos el Opus Dei, es debido a que existen mecanismos
injustos de los que se vale para mantenerse en ventaja, situaciones
privilegiadas y una relación desigual basada en la manipulación de las
conciencias.
Creo que en la historia económica del Opus Dei, lo esencial no son los
escándalos puntuales sino la matriz de engaño con la cual funciona y sin la
cual difícilmente hubiera alcanzado el crecimiento que ha tenido (en
vocaciones, en bienes, etc.) y que hoy lucha por mantener.
Conclusiones
A la hora de hacer un análisis fundamentado, como en todo tipo de
estudio, es esencial no rellenar los huecos de información con generalidades o
suposiciones imaginadas.
En lo que hace a la cuestión económica del Opus Dei, falta mucha
información. Pero si se quiere ser riguroso, es necesario afirmar sólo aquello
que pueda ser demostrado. Hay muchos análisis que pierden consistencia cuando
no siguen estos supuestos mínimos. Abundan los textos en los que se dice que el
Opus Dei posee x cantidad de empresas, medios de comunicación, etc. y no tienen
sustento. El que un supernumerario sea dueño de una empresa no significa que el
Opus Dei lo sea, aunque el Opus Dei puede ejercer su influencia a través de ese
supernumerario. Es fundamental tener en claro esta diferencia.
De lo contrario, eso no hace sino contribuir a una imagen del Opus Dei
fantasmagórica, irreal y forzada.
Muchos estudios, en el pasado, se han basado en información inexacta, lo
cual le ha permitido al Opus Dei seguir avanzando sin ser afectado por las
críticas, pues las acusaciones que se le hacían terminaban siendo técnicamente
falsas. Hay que reconocer el activo rol del Opus Dei para ocultar o no dar
información, el cual ha sido esencial para que muchas denuncias fracasaran.
Gracias a muchos escritos que se han publicado en Opuslibros, hoy
sabemos con precisión que muchos aspectos denominados «sectarios» en realidad
tienen origen en tradiciones y costumbres religioso-conventuales (obediencia
ciega, entrega de la libertad, mortificación corporal). En cambio, otros no
(manipulación de las conciencias, coacción, engaños, etc.). Y esta diferencia
es fundamental para la validez de todo estudio crítico. Lo mismo se puede
aplicar al aspecto económico del Opus Dei.
--§--
Lecturas
complementarias (cito algunos escritos nomás,
se puede consultar el resto en el apartado temas económicos de Opuslibros):
Una voluntad
quebrada - Brian
(Una familia reclama una finca que el Opus Dei usa
para retiros)
Una voluntad
quebrada 2.- Rapelu
Dejad todo bien
atado en temas económicos al iros del Opus Dei.- Voliyo
Por si no quedó
claro.- Yolovi
(el ICU y la Comunidad Económica Europea)
La Universidad y su
Escuela de Negocios, en México, deben impuestos.- Al Chile
Manejos Económicos
- el 10% de las donaciones va al Consejo General.- xenpak
Dossier ONGs Opus
Dei.- Hermes
NOTAS
[i] Se manipula la realidad hacia adentro, no solo con la
cuestión de una secularidad prometida y nunca cumplida, sino también con la
noción de pertenecer a «una verdadera familia» con lazos más fuertes que «los
de la sangre», idea que se desvanece cuando -por ejemplo- alguien necesita
dinero para una operación quirúrgica y el Opus Dei responde diciendo que el
dinero se le pida a la «familia de sangre» ¿Y entonces qué tipo de familia es
la del Opus Dei? Los límites de lo que es «la familia» del Opus Dei se pueden
palpar en los momentos críticos, donde se descubre el vacío de tal concepto.
Mientras no cueste dinero, el concepto de familia es gratuito y puramente
decorativo.
Un tema central de ese engaño es la vocación laical a la cual son
convocados y que no se cumple nunca. La clave para que esto funcione así es,
entre otras cosas, mantenerlos en la ignorancia acerca del origen e historia de
las prácticas religioso-conventuales y luego rechazar toda idea contraria al
discurso oficial del Opus Dei. Paradójicamente, los miembros agregados y
numerarios son unos completos ignorantes de la historia religiosa y sin
embargo, en muchos aspectos, viven de dicha forma sin saberlo. Es el secreto
del éxito (del Opus Dei).
[ii] Cfr. Sobre contratos y
vínculos, Haenobarbo; Sobre la cuestión del vínculo que genera el mismo Opus Dei: Alvaro del
Portillo: Suspenso en Catecismo.- Ottokar y El contrato con el
Opus Dei ¿Es o no es?.-
Australopitecus.
[iii] Cfr. Llamados al Éxito, E.b.e